El miedo es peor q el castigo, porque éste es algo determinado y, por severo q sea, no se puede comparar con el temor q despierta en nosotros lo incierto, una tensión espantosa, q no conoce límite
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El miedo es peor q el castigo, porque éste es algo determinado y, por severo q sea, no se puede comparar con el temor q despierta en nosotros lo incierto, una tensión espantosa, q no conoce límite
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Observó con un ligero estremecimiento que , en ocasiones, su marido se acercaba a ella y parecía ofrecerle una salida, ponía en sus manos las palabras que podía liberarla, trataba de facilitarle y hacerle atractiva la confesión, el reconocimiento de la culpa.
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"Los últimos minutos que pasaban juntos ya estaban envenenados por la creciente inquietud ante lo que se le venía encima; al marcharse le temblaban las manos por los nervios y las prisas, escuchaba distraída las palabras de él y rechazaba bruscamente las muestras de pasión que había reservado para estos instantes finales; lo único que quería era salir de allí, huir de aquella casa, la de su amante, dejar aquella aventura y regresar al mundo tranquilo, burgués en el que vivía." (Pág.6).
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El miedo es peor que el castigo, porque éste es algo determinado y, por severo que sea, no se puede comparar con el temor que despierta en nosotros lo incierto, una tensión espantosa, que no conoce límite.
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se había sentido tentada por lo prohibido y había acabado perdiendo todo lo que tenía.
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El miedo había actuado sobre su vida como un ácido corrosivo, descomponiéndola, disgregando sus elementos.
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Era de esa clase de mujeres que podemos considerar coquetas, incluso frívolas, aunque con un carácter burgués tan marcado que necesitan atenerse a un orden incluso en el adulterio y, si se entregan al libertinaje, deben darle un aspecto doméstico, por decirlo de algún modo; hasta el sentimiento más inconfesable debe disfrazarse pacientemente con la máscara de la cotidianidad
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¿Por qué había caído en sus brazos, qué terrible locura la había arrastrado a una aventura que su propio corazón ya no entendía y repugnaba a su razón? No comprendía nada, todo lo que había sucedido le resultaba extraño, incluso ella parecía extraña a sí misma. […] El miedo había actuado sobre su vida como un ácido corrosivo, descomponiéndola, disgregando sus elementos
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises