Atrajo suavemente hacía sí la mano del niño, que, como una mariposa, descansó temblorosa y ligera en la fría palma del anciano.
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Atrajo suavemente hacía sí la mano del niño, que, como una mariposa, descansó temblorosa y ligera en la fría palma del anciano.
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Peor es para los hombres no saber que preguntar. Sólo aquel que ha preguntado mucho puede comprender mucho. Y sólo aquel que mucho comprende hace justicia.
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El mal nace de la riqueza y lo valioso tienta a los ladrones.
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El óvalo escalonado permanecía marmoleo, mudo y vacío bajo el sol de verano. Tan sólo, en la arena, quedaba el olvidado león - los gladiadores habían huido hacia rato junto con los demás -, que, agitando la melena, desafiada al repentino vacío con sus rugidos.
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Ebrias de pompa y a la vez enardecidas de su propio entusiasmo, gritaban, alborotaban, silbaban y aclamaban en cien lenguas estos miles de voces hasta hacer temblar con su eco los muros de piedra: era toda una ciudad, un mundo entero, que recibía vibrante al hijo de campesinos de Macedonia y a la bella mujer que en otro tiempo -los viejos todavía se acordaban- había exhibido su cuerpo desnudo en ese mismo lugar como bailarina y de noche lo vendía a cualquiera. Pero también esto se había olvidado, igual que se olvida toda ignominia después de la victoria y todo desafuero después del triunfo.
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Un grito de horror, uno solo, desgarró el pecho de los ancianos al ver cómo el símbolo que Moisés había visto, que Aarón había bendecido y que había estado sobre la mesa del Señor en la casa de Salomón, se revolcaba lastimosamente en los excrementos de los caballos, ultrajado con el polvo y la suciedad.
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- Pregunta, hijo. Pregunta con valentía todo cuanto desees. Yo te responderé. Peor es para los hombres no saber que preguntar. Sólo aquel que ha preguntado mucho puede comprender mucho. Y sólo aquel que mucho comprende hace justicia.
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Quizá nuestro verdadero camino es estar siempre en camino, mirando hacia atrás con tristeza y hacia delante con impaciencia, siempre anhelando descanso y siempre sin reposo; pues siempre es un camino santo aquel cuya meta se desconoce y que, sin embargo, se sigue con perseverancia, tal como ahora nosotros caminamos esta noche hacia la oscuridad y el peligro, sin conocer el fin del camino.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises