El candelabro enterrado de Stefan Zweig
Quizá nuestro verdadero camino es estar siempre en camino, mirando hacia atrás con tristeza y hacia delante con impaciencia, siempre anhelando descanso y siempre sin reposo; pues siempre es un camino santo aquel cuya meta se desconoce y que, sin embargo, se sigue con perseverancia, tal como ahora nosotros caminamos esta noche hacia la oscuridad y el peligro, sin conocer el fin del camino.
|