Ardiente secreto

Cuando empecé el libro esperaba ser testigo del affair entre el barón y la madre pero no esperaba que sería testigo a través de los ojos del niño de 12 años. Esta introspección en la mente de un pre-adolescente qué a su vez es un niño que busca la madurez fue interesante aunque sin duda de los 3 libros que he leído de Zweig este ha sido el que menos me ha gustado.

El viernes pasado me encantó una propuesta de libros cortos que nos hacía Abril, en instagram, entrelibros_abril y los apunté con la intención de leerlos. Y el primero ha sido este. Estoy segura que cualquiera podría haber sido el primero, pero ya conocía a este autor y ayer por pura casualidad me topé con esta novelita en la librería, ahí justo delante mía como levantando la mano y diciéndome, empieza por mi, yo, yo, aquí ☺
En Ardiente secreto, Zweig nos cuenta ese lío de hacerse mayores que todos tenemos que superar. Nos cuenta por supuesto mucho más en aquella semana por 1900 en que Edgar de 12 años se va unos dias de vacaciones con su madre, qué tension, qué intrigas.Te zampas la historia de un bocao, pero sobre todo describe magistralmente el terremoto al que asistimos de adolescentes cuando empiezan a decirnos aquello de "que ya no eres un crío" 😉 ¡Cómo escribía Stefan! Me lo voy a leer todo de él.

Otra historia de Zweig bien contada y atractiva.

Se le daba genial construir la psicología de sus personajes. En este, nos mete en la cabeza de un niño, más bien de un trío: el niño, su madre y un Barón, que coinciden en un mismo hotel.

Aquí se destapa un historia común, de la que puede suceder en cualquier parte, pero Zweig nos la relata desde la perspectiva de cada quien. Y... Oh sorpresa!!! Agárrense del pasamanos que toma mucha velocidad.

En pequeña dosis: el Barón se hace amigo del niño. Su intención? Conquistar a la madre (mujer casada). A la madre no le disgusta la atracción que siente el hombre por ella y se "relaja" en sus flirteos con él. El niño, que creyó que había encontrado un amigo, se siente traicionado porque era algo solo "suyo" . Él estaba halagado de que un adulto le hubiese prestado atención.
Y hasta aquí para no hacer spoiler.

Lo que sigue, ya se sabe. El Austríaco haciendo otra vez gala de su elegancia, del conocimiento exquisito de la conducta humana. Ambientando cada párrafo que me sentí allí, expiando yo también, ora celando, ora esquivando, ora cediendo.
De la conducta del Barón tras su presa, te pasa a la de la madre en su contradicción: deseo versus deber.
Y lo más drástico de la historia es la pérdida de la inocencia, la confrontación de ésta con el conocimiento de lo que "estaba pasando" y el niño no entendía. El paso o la ruptura hacia una madurez obligada, la impotencia infantil de querer comprender que "algo está pasando" pero "no entender que", pero saber que debe detenerse. Ufffff...... mal intencionado este Zweig!

Otro rato agradable con mi autor preferido (se nota) y su estilo impecable.

Curioso cuanto ha escrito Zweig sobre la infidelidad y en la forma tan dura en la que lo ha hecho, quizás con la esperanza de expiar su culpa por las muchas veces que él la cometió, a veces de forma consentida, a veces no.

En fin, por lo que se refiere a la novela y dejando aparte toda la moralina final que me ha parecido cargante y empalagosa, la elegancia con la que escribe Zweig y su profundo conocimiento de los resortes que mueven a la mente y al comportamiento humano se exponen aquí tan brillantemente como siempre. Su inteligencia a la hora de rodear a la trama de la atmósfera idónea es más que notable y no es una excepción la que envuelve a este triángulo sobre el que se sostiene la novela y que tiene como vértices a un aburrido señorito en busca de la mejor manera de ocupar su tiempo, a una mujer al borde de la temida zona de invisibilidad que se alcanzaba a cierta edad, y al hijo de esta, a punto de cruzar el puente que le conducirá de una forma brusca a la edad adulta.

“Se encontraba en esa edad decisiva en la que una mujer empieza a lamentar el hecho de haberse mantenido fiel a un marido al que al fin y al cabo nunca ha querido, y en la que el purpúreo crepúsculo de su belleza le concede una última y apremiante elección entre lo maternal y lo femenino. La vida, a la que hace tiempo parece que se le han dado ya todas las respuestas, se convierte una vez más en pregunta, por última vez tiembla la mágica aguja del deseo, oscilando entre la esperanza de una experiencia erótica y la resignación definitiva.”

El hijo será el vértice sobre el que Zweig sitúe el foco, y así sentiremos tanto la angustia del niño por lo que intuye y no acaba de entender como el rechazo y la incomodidad que sufre la pareja adúltera ante la vigilancia a la que se ven expuestos por este. Zweig logra atrapar al lector entre la falta de escrúpulos y el apetito sexual del cazador, la disyuntiva de la presa entre el deber maternal y el deseo, y las ansias del niño por proteger a la una del otro sin saber muy bien de qué la está protegiendo y por qué esta no se deja proteger.

“Ocultan algo. Entre ellos existe algún secreto que no quieren revelarme. Un secreto que debo averiguar a toda costa. Ya lo sé, tiene que ser el mismo que siempre me ocultan cerrando las puertas con llave, ese secreto del que se habla en los libros y en la ópera, cuando hombres y mujeres cantan los unos frente a los otros con los brazos abiertos, se abrazan y se apartan de un empujón. de alguna forma tiene que ser lo mismo que aquello que ocurrió con mi profesora de francés, que se llevó mal con papá y a la que después despidieron”

No se puede decir que esté entre lo mejor del autor, pero aun así sigue siendo una delicia.

Otro lindo libro del maestro austríaco. En este caso desarrollando con su pluma las sensaciones y vivencias de un niño en esa edad en donde ya empieza a hacerse mayor y se encuentra en una situación híbrida que no termina de entender ciertas cosas que pasan a su alrededor.
También me gustó como maneja y cuenta los hechos desde el lado del conquistador (o cazador) y de la "presa", una mujer que en una época dificil de su vida, está entre animarse o no a una aventura.

Tengo mis más y mis menos con Stefan Zweig, y es que me parece que es muy intenso. Reconozco que escribe maravillosamente y que me gusta la intensidad, pero eso sí, cuando procede y bien dosificada. En esta novela me ha parecido demasssié.

Edgar es un chaval de doce años que acompaña a su madre de viaje. Cuando llegan al alojamiento, un joven barón hace migas con él con la única intención de lograr los favores de su madre. Ella, en edad tardía, se deja seducir por él, lo que va a provocar un torbellino de emociones y sentimientos en el muchacho, que no entiende lo que está pasando entre ellos, y sobre todo, no comprende el lugar que ahora ocupa.

Esta novela es una muestra de cómo un niño abandona la niñez y la inocencia, dando un paso hacia la adultez. El autor nos cuenta en tercera persona todo lo que le va pasando por la cabeza a Edgar, a razón de este triángulo entre su madre, el barón y él. Su confusión, los sentimientos encontrados, la traición, el odio y los desencuentros son una muestra de todo lo que experimenta a través de este suceso.

Es una novela corta y significativa, que sacude, como viene siendo habitual en el autor, muy rica en vocabulario y bellamente escrita. Lo que ocurre es que aparte de se muy agobiante, bajo mi punto de vista, describe unas reflexiones y conclusiones de un niño de doce años bastante inverosímiles. Me parece que no es posible que pueda digerir ciertas cosas con tanto acierto, ni que mucho menos sepa ponerle nombre a cada cosa con tanto tino.

Enlace: https://linktr.ee/Srta.Bethsua

Tenía muchas ganas de adentrarme en la narrativa de este escritor, no oía más que maravillas de él. Debo confesar que iba con un poco de reticencia, no sé por qué razón creía que iba a ser denso, pero para nada. Esta es una novela muy cortita que se lee en una tarde.
Con solo tres personajes Zweig consigue engancharte a la trama de una manera magistral. Un barón cuyo objetivo en esta trama es conquistar a una mujer, una mujer que se encuentra en un momento en el que no le importa ser cortejada p

Primer contacto con Stefan Zweig. Lo sé, voy tremendamente tarde. Pero no sabéis la emoción que me causa saber que este es solo el principio de una relación lectora que auguro muy satisfactoria.

Zweig escribe tremendamente bien. de nuevo, lo sé, no digo nada nuevo. Es imposible a estas alturas. Pero permitidme que os diga que no esperaba ese estilo. Palabras tan bien escogidas para transmitir, exactamente, el mensaje que quiere transmitir, de forma tan sutil y elegante que cada línea es una delicia.

Me ha gustado especialmente cómo ha retratado la pulsión interna de la madre, que en su cotidiano rol de cuidadora abnegada de repente encuentra una fisura, una oportunidad para recuperar su identidad de mujer como entidad propia, no ligada a la existencia del hijo. Y Edgar, cuya inocencia resulta enternecedora al inicio, termina despertando de su inocencia a golpe de shock y de "traición".

Definitivamente, una lectura ágil y más profunda de lo que parece. No creo que tarde mucho en volver a aventurarme con alguna novela de Zweig.

¿Sabéis cuando se dice eso de que nunca se lee el mismo libro de la misma forma? Pues es exactamente lo que me ha pasado con este libro. Decidí hacer una relectura porque quería hacer una buena reseña y había bastantes cosas que se me habían olvidado.

La primera vez que lo leí me encantó y de hecho lo puntué con 5 estrellas, pero ahora no sé si realmente llegaría a 4. Os cuento porqué.

La historia es muy corta y es bastante fácil de leer. Está escrito en tercera persona y solo tenemos a 3 personajes.

En la primera lectura me quedé con la inocencia del niño, cómo va buscando información, cómo espía a la madre y al barón, se enfada porque no consigue comprender el secreto y la madre descarga sobre él el enfado que tiene en ella misma porque sabe que lo que está haciendo está mal.

Pero en la relectura, me fijé más en cómo describe el barón el juego que es para él “conquistar” a una dama, aunque más bien sería “cazar”. Se lo toma como un juego. Toma a la mujer como una presa, como un objeto a ganar y la forma en la que lo describe no me gustó en absoluto. Que sí, que está escrito en otra época y que las cosas eran así entonces, pero eso no significa que me parezca bien.

Por otra parte, el niño también ve a la madre como un objeto de su propiedad. El barón intenta hacerse amigo del niño para poder acercarse a la madre, pero cuando están juntos el niño le echa la culpa en parte a la madre y parte al barón porque piensa que se la está llevando.

No vemos el punto de vista de la mujer, de cómo lo está pasando, de qué es lo que le hace ser infiel a su marido. de hecho, lo único que conocemos de ella es eso, que está casada y tiene un hijo y que se han ido a un hotel para que él se recupere, pero nada más, en ningún momento hace referencia a sus sentimientos, solo cuando se enfada y cuando llora, pero no se ven los pensamientos como sí se ven los del barón o el niño.

El niño se llama Edgar, es bastante mimado y está acostumbrado a salirse con la suya, pero poco a poco se va envenenando por dentro de rabia y frustración porque no consigue conocer el secreto de los adultos. No entiende porque se van solos la madre y el barón y le dejan de lado.

El barón se las sabe todas y como se ha notado antes, no me cayó nada bien. Lo único que quería era tener una aventura con alguna mujer mientras se hospedaba en el hotel, le daba igual quien, solo para divertirse y pasar el rato.

El final me dejó tal cual. Es cerrado, pero sin más. No creo que sea un libro que después de dos veces vuelva a leer, y si pudiera volver atrás, me quedaría con la buena sensación que me dejó la primera lectura, pero creo que era necesario ver también esta parte.

Ardiente Secreto publicado en 1911 y que es un imprescindible en los recopilatorios de este autor tiene sus méritos propios para este motivo. A pesar de su brevedad, Zweig explora brillantemente una vez más la psique de sus personajes. La obra cuenta con tres personajes. Un hotel será el lugar de encuentro y encrucijada en la vida de éstos. Un barón que se encuentra de vacaciones y está ansioso por tener una aventura de índole sexual con alguna mujer y, por otro lado, Mathilde, una mujer casada que junto a su hijo Edgar han decidido pasar unos días en el lugar por la frágil salud del niño.

El barón se sentirá atraído hacía la madre irremediablemente y utilizará la artimaña de forjar amistad con Edgar con el fin de acercarse a la madre. Edgar es un muchacho inocente que ve en el barón un hombre distinguido que le habla como si de un adulto se tratara. Este hecho pone febril y ansioso a Edgar que en su deseo de dejar su mundo infantil hará lo imposible por no defraudar y estar a la altura de la amistad de su nuevo camarada adulto. El problema derivará cuando su madre y el barón empiecen a acortar distancias y dejarlo de lado. Un misterio y un secreto que Edgar no verá con buenos ojos e intentará destapar el velo que le impide ver con su mirada infantil y falta de información.

Zweig fue atrevido en su argumento en la sociedad del momento, narrando como un hombre intenta conquistar a una mujer casada y usando a un niño pequeño para tal fin. La inmoralidad del barón contrasta con la ingenuidad de Edgar que en el sentimiento de soledad que experimenta como niño, en un primer momento, tiene la mente obnubilada y llena de admiración por el barón. La madre presa de sentimientos contradictorios de permanecer fiel a sus deberes como esposa y la tentación de dejarse llevar en una emocionante aventura amorosa pasajera marcarán la relación con su hijo. de modo fascinante, Zweig nos adentra en esta historia de dilemas y disyuntivas en los que el amor, el odio, los celos y las inseguridades pueblan el relato. Desde la sensibilidad y la exquisitez que nos tiene acostumbrados en otras obras, una vez más Zweig expone a sus personajes ante lo irremediable de los hechos, sus consecuencias y sobre todo, el paso del mundo infantil de Edgar y su introducción al adulto. En él descubrirá que su óptica hasta el momento ha quedado obsoleta y que los adultos no juegan limpio. Madurar también responde a hacer sacrificios y no escapar ante las adversidades.

Otra obra del maestro Zweig que no se deben perder.
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