Dime, ¿qué vida llevan todos los que se jactan de ser los guardianes de la moralidad? Mi querido amigo, olvidas que vivimos en la tierra de los hipócritas.
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Dime, ¿qué vida llevan todos los que se jactan de ser los guardianes de la moralidad? Mi querido amigo, olvidas que vivimos en la tierra de los hipócritas.
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No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero usarlas, disfrutarlas, dominarlas.
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-Todos los caminos llevan al mismo punto, mi querida Gladys. -¿Cuál es? -La desilusión. |
-¿Estás enamorada de él? -preguntó. Ella tardó un tiempo en contestar, pero contempló el paisaje, inmóvil. -Me gustaría saberlo -dijo al fin. Él sacudió la cabeza. -Saberlo sería fatal. La incertidumbre es lo que nos encanta. |
Había llamado a la memoria para rehacerlo. Envió su alma a buscarlo, y esta volvió con él. Su beso quemaba de nuevo su boca. Sus párpados estaban tibios de su aliento.
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Quiero decir todo lo que he dicho. Desprecio profundamente el optimismo.
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Aunque seas mi alegría, no me alegra nuestro acuerdo de esta noche: demasiado brusco, imprudente, repentino, igual que el relámpago, que cesa antes de poder nombrarlo. Amor, buenas noches. Con el aliento del verano, este brote amoroso pueda dar bella flor cuando volvamos a vernos. |
Solía estar enamorada de alguien y, como su pasión nunca es correspondida, había conservado todas sus ilusiones.
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Vivimos en una época en la que los hombres tratan el arte como una forma de autobiografía. Hemos perdido el sentido abstracto de la belleza.
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Degeneramos hasta ser marionetas, acosados por el recuerdo de las pasiones que tanto nos asustaban, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de abandonarnos.
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El nombre completo de Oscar Wilde es: