Vivimos en una época en la cual las cosas innecesarias son nuestra única necesidad.
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Vivimos en una época en la cual las cosas innecesarias son nuestra única necesidad.
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Existe el lujo de reprocharse a uno mismo. Cuando nos culpamos sentimos que nadie más tiene el derecho a hacerlo. Es la confesión, no el sacerdote, lo que nos da la absolución.
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La razón por la que no expondré este cuadro es que temo haber mostrado en él el secreto de mi propia alma.
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Es estúpido por vuestra parte, pues solo hay una cosa peor en el mundo que el que hablen de nosotros, y es que no hablen.
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¿Qué era la juventud en el mejor de los casos? Una época de inexperiencia, de inmadurez, un tiempo de estados de ánimo pasajeros y de pensamientos morbosos.
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Los libros que el mundo llama inmorales son libros que muestran al mundo su propia vergüenza. Eso es todo.
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-Cualquier cosa se convierte en placer si se hace con suficiente frecuencia
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La vida real era caótica, pero la imaginación seguía una lógica terrible.
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-¿Y dónde dejas el arte? -preguntó ella. -Es una enfermedad. -¿El amor? -Una ilusión. -¿La religión? -El sucedáneo elegante de la fe. -Eres un escéptico. -¡Jamás! El escepticismo es el comienzo de la fe. -¿Qué eres entonces? -Definir es limitar. |
La fealdad que en otro tiempo le había parecido odiosa porque hacía las cosas reales, le resultaba ahora amable por esa misma razón. La fealdad era la única realidad.
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El nombre completo de Oscar Wilde es: