Liberar a nuestros hermanos del yugo que les oprime es una causa digna de la muerte y de la vida. Que Dios le conceda éxito en las cosas del mundo y paz en las del alma.
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Liberar a nuestros hermanos del yugo que les oprime es una causa digna de la muerte y de la vida. Que Dios le conceda éxito en las cosas del mundo y paz en las del alma.
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¿Por qué no apagar la vela cuando ya no hay nada que ver, cuando a uno le repugna todo lo que ve?
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«¿En qué estaba pensando? En la posibilidad de encontrar una situación en que la vida no sea un tormento, en que todos hemos sido creados para atormentarnos, en que todos lo sabemos y buscamos medios para engañarnos. Pero ¿qué puede hacer uno cuando ve la verdad?».
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No puedo hacer nada, no puedo emprender nada, no puedo cambiar nada. Procuro dominarme, espero, me invento entretenimientos: la familia inglesa, el libro que estoy escribiendo, la lectura, pero todo eso no son más que engaños, no muy diferentes de la morfina.
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(...) dedicaba mucho tiempo a la lectura, tanto de novelas como de los libros más serios que estaban de moda. Encargaba todos los libros que merecían elogios en los periódicos y revistas que recibía, y los leía con esa concentración que sólo se adquiere en soledad.
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—No, si reconocieras que esa situación es injusta, no podrías disfrutar de esos beneficios, al menos yo no sería capaz. Para mí, lo esencial es sentir que no soy culpable.
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Se advertía en ella esa rapidez de juicio que se apodera de los hombres antes de la batalla, en el ardor de la lucha, en una situación de peligro y en los momentos decisivos de la vida, cuando un hombre demuestra su valía de una vez para siempre y deja claro que su pasado no ha transcurrido en balde, que ha sido una suerte de preparación para esos momentos.
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Pero, por más sincero que fuera su deseo de sufrir, lo cierto es que no sufría. Tampoco la abrumaba la vergüenza.
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«¿Libertad? ¿Y para qué la quiero? La felicidad consiste en amar, en desear lo que ella desea y pensar lo que ella piensa, es decir, en no tener libertad ninguna. ¡Eso es la felicidad!».
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—Mire —dijo Levin, y escribió las siguientes iniciales: «c, m, r: e, i, q, d, n, o, s, e», que significaban: «Cuando me respondió: es imposible, ¿quería decir nunca o sólo entonces?».
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises