Me resisto mucho a hacer preguntas; participa bastante del estilo del día del Juicio Final. Plantear una pregunta es como lanzar una piedra.
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Me resisto mucho a hacer preguntas; participa bastante del estilo del día del Juicio Final. Plantear una pregunta es como lanzar una piedra.
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Pero a pesar de mi profunda dualidad, no era en sentido alguno hipócrita, pues mis dos caras eran igualmente sinceras.
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—No critico la herejía de Caín —solía decir con agudeza—. Yo siempre dejo que el prójimo se destruya del modo que mejor le parezca.
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He aprendido a mi costa que el sino y la carga de nuestra vida lo llevamos atado para siempre a los hombros, y que cuando intentamos sacudirlo vuelve a nosotros con más extraña y espantable pesadumbre.
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Es señal del hombre modesto el aceptar de manos de la casualidad el círculo de sus amistades.
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Y así como el bien brilla en el semblante del uno, el mal estaba escrito en gruesos e inconfundibles caracteres en el rostro del otro. Además, el mal (del curso prendió todavía que es el lado letal del hombre) había dejado en aquel cuerpo marcas de deformidad y degeneración.
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Si cada uno de ellos, me decía, pudiera ser alojado en identidades separadas, la vida se vería aliviada de todo lo que es insoportable; el injusto podría seguir su camino, librado de las aspiraciones y los remordimientos de su más elevado hermano gemelo; y el justo podría caminar con firmeza y seguridad siguiendo su encumbrado camino, haciendo las cosas buenas en las que fundaba su placer y no expuesto ya a la vergüenza y a la penitencia en manos de ese malvado ajeno
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He atraído sobre mí un castigo y un peligro que no puedo nombrar. Si soy el mayor de los pecadores, soy también el mayor de los afligidos.
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A veces pienso que si lo supiéramos todo, nos gustaría más morirnos.
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vi que dos naturalezas pugnaban en el campo de mi conciencia, y que me reconocía legítimamente en cualquiera de ellas porque yo era radicalmente ambas
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¿En qué país nació Stevenson?