Botchan

La trama se centra en Botchan, un joven de 23 años, el cual llega desde Tokio a una aldeita pequeña, olvidada y aislada para trabajar como profesor en la isla de Shikoku. Una trama que a simple vista es sencilla pero que estará llena de multitud de avatares. Sus alumnos nuevos le van a poner pronto en el punto de mira para las burlas y sus compañeros de profesión estarán llenos de hipocresía y falsedad.

El protagonista es, obviamente, Botchan, el cual está lleno de complejos, es bastante impulsivo y desconfiado. Tampoco es demasiado inteligente, todo hay que decirlo. Además tiene un código de honor bastante estricto, profundo y marcado. Un joven que parece no encajar con la sociedad. Es un personaje que se hace entrañable y al que se le acaba cogiendo un cierto cariño.

Esta obra tiene una fortísima carga de crítica social, todo con una ambientación humorística que en alguna ocasión nos sacará una sonrisa. Una historia bastante divertida. Pero tras esta crítica social y esta diversión, también se esconde una profunda reflexión sobre la hipocresía y la envidia.

La escritura se nos presenta en primera persona por el propio protagonista. Por lo tanto, vamos a ver el mundo desde su perspectiva. Además, por esa primera persona, vamos a encontrar diálogos, sí, pero sobre todo veremos pensamientos, reflexiones y ese monólogo interior del protagonista. Esto puede parecer denso en algunas partes, pero os aseguro que es una lectura bastante rápida (también el libro es bastante corto). Botchan es una novela fácil y rápida de leer y combina el dialecto de Tokio con el de la isla de Shikoku.

En conclusión, una novela considerada como la principal obra de la literatura moderna japonesa. Una historia rápida de leer, divertida pero con una fortísima crítica social y que nos hace reflexionar sobre la hipocresía en el mundo. Un personaje al que, si bien tiene muchos defectos, se le acaba cogiendo cariño. Una obra imprescindible para los amantes de la literatura asiática.
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Botchan es la historia de un joven de Tokio al que destinan como profesor a la isla de Shikoku. Durante su estancia en la escuela rural conocerá a diferentes profesores y compañeros a los que poco a poco irá poniendo nombres, como por ejemplo, "Calabaza" "Camisarroja" "Bufón" ... Desde el inicio de su nueva aventura se dará cuenta de lo complicado que es adaptarse a un nuevo lugar y una nueva situación, y también aprenderá que no debe fiarse de todo lo que le dicen, no debiendo juzgar a las personas sin conocerlas. Su relación con los alumnos cada vez irá de mal en peor, metiéndose en situaciones cada vez más enrevesadas y que no terminarán muy bien para el pobre Botchan.
Debo decir que cada vez me gusta más la pluma se Soseki. El año pasado leí Soy un gato y me encantó, aunque esta vez la historia me ha parecido mucho más fácil de entender y con menos tecnicismos y palabras complejas. Quizá, una persona que no tiene mucha idea de cultura japonesa como yo, debería haber empezado por este libro en lugar de por el anterior. Me ha parecido una historia amena y divertida en muchos momentos. No deja de ser una historia de personajes, donde los hechos no se salen de lo común, sin embargo, el autor consigue construir personajes con unas fuertes personalidades. Me ha encantado el carácter rebelde pero a la vez ingenuo del protagonista. Las situaciones y problemas en los que se mete sin querer han sido hilarantes en muchos momentos. Por otra parte, me ha encantado la relación entre Botchan y su niñera de la infancia. Los sentimientos maternales de ella hacía él y el amor y preocupación que se profesan.
Muy buena historia y muy recomendable si queréis comenzar a leer al autor.

La historia de Botsan, un joven que decide dar sus próximos pasos fuera de Tokio para desempeñarse como profesor de matemáticas en una ciudad rural de Japón, allí nacen disparatadas aventuras de las que solo Botsan puede ser parte, desde alumnos rebeldes a todo su grupo de pares a quienes apoda de manera graciosa. Hay en cada aventura un dejo de inocencia y humoradas que permiten revivir esas narraciones y también conocer un poco más de la infancia retratada de Soseki.

Botchan es un joven tokiota de 23 años que es destinado en la remota región de Shikoku para enfrentarse a su primer empleo como profesor de instituto.

Ya en un principio, la predisposición de Botchan no es buena, pues está acostumbrado a la gran cuidad y a los cuidados y atenciones de Kiyo, la vieja sirvienta de su familia.

Al tiempo, se confirman los augurios de Botchan: no está a gusto en el pequeño pueblo rural donde tiene que vivir y trabajar. Además, en el instituto es víctima de numerosas gamberradas por parte de sus alumnos, sin encontrar el suficiente respaldo desde la dirección del centro ni la generalidad de los compañeros de profesión.

OPINION PERSONAL

"Botchan" se trata de una novela ágil, sencilla y fácil de entender. Además, es encantadora, muy divertida y con un protagonista que se hace querer, pues a pesar de sus múltiples defectos de personalidad, es alguien con un alto sentido de la justicia, muy honrado y leal.

Sõseki, con esta novela, explora la variedad de caracteres de las personas, las relaciones humanas y los sentimientos que se pueden desprender de las mismas: rivalidad, desconfianza, amistad...

"Botchan" es una de mis mejores lecturas del año.

En mi club de lectura son muy eclécticos, y al comenzar el año, decidieron leer Reina Roja, de todos los lectores conocida novela de Gómez-Jurado, pero la segunda, BOTCHAN, está en las antípodas, es una de las novelas de la literatura clásica japonesa. Söseki es un autor japonés 1867/1916 considerado como uno de los mejores autores clásico de la literatura moderna japonesa, y se dice de esta novela, que su protagonista es su alter ego y algo autobiográfica.
La introducción de Andrés Ibáñez es muy reveladora, y una gran reseña de la novela, casi diría yo, que después de esta introducción, ya la has leído, lo que por sí mismo, ya le quita méritos tanto a una, como a la otra. “Desdichas de un niño mimado” titula Andrés su introducción, y ese es el argumento.
Un joven nacido en Tokio en una familia que no le profesa mucha simpatía, salvo su niñera, Kiyo, que decide estudiar matemáticas y hacerse profesor. A los 23 años su primer trabajo le lleva a una escuela de provincias, y comienzan sus desventuras y su acercamiento al mundo real de entonces, muy parecido al que podríamos encontrarnos ahora, si estuviésemos en sus circunstancias, porque a pesar del casi siglo y medio que ha pasado desde su publicación, los seres humanos no hemos cambiado mucho. Este joven profesor, es bastante tonto, y también su entorno, muy influenciable, cambia de opinión, no reflexiona, es impulsivo y tiene un sentido muy cuadriculado de la justicia. Él mismo podría estar en el lado de los estudiantes gamberros. Pero el resto de los personajes se mueven en un universo muy parecido, todas las desventuras que nos cuentan en la novela son producto de esa manera de conducirse y de vivir una vida muy simple.
El traductor también tiene unas páginas para dar su opinión al principio de la novela y para mí muy acertadamente llama a los personajes antihéroes perdedores y que en el fondo son víctimas de sus acciones. Añade también que Soseki quiere criticar “una suerte de fingimiento intelectual que seguramente va aparejado a querer ser lo que en el fondo no se es”
Cuando Botchan quiere huir de sus problemas, piensa en Kiyo, que es la única que lo ha querido, pero cuando quiere escribirle una carta no lo consigue por su enorme pereza, y falta de ingenio. Se dedica a poner motes a sus compañeros profesores y se comporta de forma irresponsable en su primera guardia en la escuela. Sin embargo, defiende sus ideas con tenacidad y cuando se hace amigo de Puercoespín no le abandona en ninguna pelea.
A pesar de ser considerada una novela cómica, yo no he conseguido verle el lado humorístico, será porque no he sabido ser una lectora japonesa, más bien he sentido lástima por la especie humana, como dice el señor Ibáñez en la introducción: “La pregunta debería ser si la vida humana es realmente así tan ridícula, tan absurda, tan miserable, tan irrisoria”

Botchan de Natsume Sōseki
¿Cómo llegué a este libro? Fue una de las recomendaciones de @esquinas_dobladas en Instagram “Es perfecta para aprender la cultura nipona acompañada de una sonrisilla continua”.

No había leído nada de Natsume Soseki (que se llama Kinnosuke, Soseki es seudónimo), un clásico japonés (1867-1916), y había leído en la contraportada que era hilarante.

Me llamó la atención que este libro es tan famoso en la literatura japonesa como puede serlo Tom Sawyer en la norteamericana.

Basado en la experiencia que tuvo el autor como profesor.

Opinión personal: Me ha gustado, pero hilarante no me ha parecido. Te sonríes en algunos momentos. Imagino que para la cultura japonesa, el personaje es muy estrafalario.
Botchan me produce ternura aunque parece no enterarse de nada y se ríen de él, tanto profesores como los alumnos, nos hace reflexionar aunque parezca que está un poco loco

Reseña completa en mi web:

Mi primer libro de Soseki fue Kokoro y, aunque fue una historia que me gustó, sentí que no conecté del todo con este autor. En este caso, Botchan es una historia completamente distinta y puedo decir con certeza que la he disfrutado mucho más que la anterior.

Botchan es un personaje muy singular que acepta un puesto como profesor en una zona rural lejos de la gran ciudad de Tokio. Como os podéis imaginar, los contrastes entre la gran ciudad y esta pequeña localidad son abismales y Botchan se encarga de recalcarlos. Lo que más me llamó la atención de este libro es lo que me toca más de lleno: el ámbito de la enseñanza. Y es que, amigos míos, hay comportamientos y situaciones que son universales en esta profesión. Desde luego, leer cómo Botchan se desenvuelve en un nuevo centro lleno de adolescentes rebeldes y cómo se relaciona con el resto de profesorado me ha dado la vida.

Definitivamente ha sido un libro entretenido que me ha hecho reír y pasar un buen rato. El toque humorístico de Natsume Soseki sumado a la actitud ante la vida de su personaje han hecho de este clásico nipón una lectura muy grata.
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Siempre en clave de humor, Sōseki nos muestra su mundo tal y como es: un Japón de hace un siglo, que por una parte tiene su lado tradicional, con sus rickshaws, sake, bailes, comida, haikus… y por otro tiene su lado moderno, ya que se empezaba a abrir al mundo occidental. Quizá algo tenga que ver con que el autor vivió y estudió dos años en Inglaterra, y no lo pasó lo que se dice demasiado bien allí, pues le parecía todo muy diferente y poco respetuoso.

Se trata de una novela corta muy divertida, en la que el protagonista no es amable ni respetuoso, por lo que tampoco se le puede coger demasiado cariño. No obstante, vive episodios en los que el lector estará totalmente de acuerdo con él y su forma tokiana (como dice el propio autor) de actuar.

Esta novela fue en su momento difundida a fascículos, igual que otras obras del mismo autor, y eso se nota en la continuidad de sus capítulos, pero también en que en cada uno hay algo nuevo siempre. Conviene destacar también el trabajo del traductor, muchas veces obviado, que en este libro brilla ya que hay muchos juegos de palabras y humor en él.

Al ser corta y entretenida, es muy recomendable para cualquiera que se quiera acercar al autor o a la literatura japonesa.

Botchan es una persona especial: inmaduro, impulsivo y bastante nihilista. Como de algo tiene que vivir, decide estudiar Física y, una vez acabados los estudios, le ofrecen una plaza de profesor en un pueblo perdido alejado de Tokyo, su ciudad natal. Allí alumnos y compañeros de la escuela le toman continuamente el pelo, pero él irá saliendo adelante y hasta les irá devolviendo las malas pasadas.

Pienso que con este libro el autor, que también fue profesor en un pueblo de provincias, quiso hacer una crítica de la educación japonesa del momento e incluso de la sociedad en general. Y lo hizo a través de un antihéroe como Botchan, quien tiene que luchar contra un entorno que le es hostil y que, a pesar de ser extraño y bastante insoportable, tiene unos principios y un sentido de la justicia muy claros.

Tengo que decir que me esperaba más de esta novela y que el final no me ha parecido muy bien llevado; pero, aun así, es un libro muy divertido, ideal para pasar un buen rato.

Botchan significa en japonés niño mimado. En ningún momento, los lectores conoceremos el nombre real del protagonista, simplemente se le llama con este apelativo por parte de Kiyo, la sirvienta de la casa. Esta mujer es la única que profesa cariño y cercanía hacía Botchan. Las travesuras y el carácter impulsivo de Botchan lo distancian de sus padres y su hermano. Esta forma de ser lo acompañará toda su vida, así como sus recuerdos de la infancia junto a Kiyo y su trato de favor.

A la edad de veinticuatro años y una vez muertos sus padres, recibe una cantidad de dinero de su hermano para que monte un negocio o lo invierta en formación. Botchan decide que lo más acorde es invertirlo en sí mismo. Por ello, se matrícula en ciencias, logrando graduarse. Más tarde, aceptará un trabajo de profesor en provincias no muy bien remunerado, pero que parece un buen comienzo como otro cualquiera. A Botchan le apena no cumplir con las altas expectativas que Kiyo proyectaba para él. No obstante, él nunca albergó propósitos ambiciosos en su carrera vital.

La trama se desarrolla en el pueblo donde impartirá clases. Allí conocerá a personajes variopintos tales como sus compañeros de trabajo, los otros profesores y el alumnado. Dado el carácter noble de Botchan que no pasará desapercibido por los alumnos, le harán gamberradas y todo tipo de estratagemas para sacarle de quicio. Botchan se dará cuenta que la gente más allá del Tokio que él había conocido, puede ser hipócrita, tener maldad y una escasa valoración de lo que significa el honor y las promesas. Botchan peca de inmadurez en algunos momentos debido a su edad y quizás de ingenuo, pero ¿Acaso no reside aquí un punto interesante de la novela? El enfrentamiento de Botchan y el mundo exterior. A partes cómica, y a veces triste en el sentido de que no todos ven las cosas con los ojos inocentes de Botchan.
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