Los ingratos

Un bellísimo, tierno, duro y nostálgico relato sobre la España rural de los años 70.
Una ambientación logradísima y unos protagonistas tan reales y cercanos que parecen invitarte a vivir esa experiencia con ellos son capaces de crear una burbuja segura donde perderse y aprender durante unas cuantas horas.
¡Ay, Emérita, cuántas sonrisas y lágrimas gracias a ti! Uno de esos personajes que perduran en el corazoncito por mucho tirmpo.
Desde luego, es innegable el talento literario de Pedro Simón.

Una historia sencilla, narrada desde los ojos de un niño que llega a un pequeño pueblo porque su madre es maestra allí. Y allí descubrirá el mundo, su dureza, que el amor puede compartirse y también que la memoria a veces prefiere olvidar y que cuando quieres recordar tal vez es tarde.

Un libro sublime, que te hace zambullirte en las calles, olores y costumbres del pueblo. Me ha encantado el lenguaje que utiliza, los personajes, los diálogos son encantadores y las historias me hacen recordar a las que me contaban mis abuelos,mis vecinos. En definitiva, me ha trasladado a mí niñez

Año 1975. La nueva maestra llega con sus hijos a un pueblo de aquella España que empieza a vaciarse.

El más pequeño es David. La vida del niño consiste en ir a la era, desollarse las rodillas, asomarse a un pozo sin brocal y viajar cerrando los ojos en el ultramarinos. Hasta que llega una cuidadora a casa y sus vidas cambian para siempre. de Emérita, David aprenderá todo lo que hay que saber sobre las cicatrices del cuerpo y las heridas del alma.

🤔 Es una crónica familiar muy tierna y sentimental, donde las emociones afloran sin querer, simplemente con la narración de lo cotidiano. Con el recuerdo de aquella generación que viajaba sin cinturón, que soñaba con estudiar para ser alguien y que no tiraba la comida porque no hacía tanto que se había pasado hambre.

�s un homenaje a todas las personas que nos acompañaron sin pedir nada a cambio.

🔸Habla de lo que supone crecer. de cada una de las etapas de la vida. del amor y del arrepentimiento. de lo caprichosa que es la vida y de cómo parece que se ceba en las desgracias de algunas personas.

🔸Para todos los que, como yo, hemos tenido pueblo, este libro es también un viaje de vuelta a esos momentos recorriendo cada rincón en bicicleta, los partidos de fútbol en el campo, los secretos, las primeras experiencias, la libertad que ofrece la seguridad de un lugar pequeño, la falta de control, los cotilleos entre vecinos, los juicios, los estigmas.

�reo que querer a Eme es inevitable. He llegado a comprenderla, a empatizar, a sentir un terrible sentimiento de impotencia ante las injusticias, ante la ingratitud. Pero a la vez también he comprendido a David. Aunque no pude evitar llorar con el final.

🔸Quiero hacer también una mención a la forma especial que tiene Pedro Simón de escribir. Original y diferente. Se hace muy amena la lectura.

Leí esta pequeña joya hace un par de años y aún sigue resonando en mi corazón. En mi larga vida de lectora en muy pocas ocasiones he sentido que las palabras me traspasaban una y otra vez sin descanso. Me sumergí en la melancolía de los veranos en el pueblo, que Pedro Simón recrea con una intensidad y una delicadeza mágica; y todo ello a través de unos personajes memorables. Gracias por esta novela.

Un libro que se queda conmigo para siempre. Desde que lo acabe hace unos meses no he dejado de pensar en su historia. Para mi un 10, un libro que recomendaré siempre, muy cotidiano y con un final duro, que te hace reflexionar en el tiempo que tenemos y que pensamos que será eterno.

Esta historia está narrada por David ( currete) nuestro pequeño gran protagonista que se muda a un pueblo. Esta acostumbrado a cambiar de amigos, de casa, de pueblo en pueblo donde su madre es trasladada como maestra. Pero en este pueblo es donde David va a encontrar su historia.

Irá con sus amigos a la era, montará en bici, traspasará fronteras, conocerá las historia de los vecinos y vivirá ratos inolvidables.

Con una madre que se convertirá en la señorita Mercedes y un padre que estará a ratos para luego desaparecer un tiempo, llegará ella, la Eme!!

La Eme es vieja, sorda y se habla de ella en el pueblo, pero llegará en el mejor momento, aprenderá a escribir, a escuchar sin oir pero además cocina muy rico, prepara los mejores bocadillos del mundo, cuida y da la vida por su "currete" ( David) y es una mujer que se te mete dentro.

En esta novela vas a encontrar dolor, muerte, vida, sentimientos, amor e ingratitud. Una novela que se mete dentro porque sí, yo viví muchas cosas de las que se cuentan en mi pueblo, con mis primos, mis abuelos, mis tios. Todos tenemos una Eme que no hemos sabido agradecer todo lo que hizo por nosotros.

Una novela que no podéis dejar de leer que os hará reír y disfrutar de la niñez y que os hará soltar alguna lagrimilla. Me ha encantado.

Los ingratos es un amor de libro que retrata el fin de la inocencia de la niñez del protagonista, David, « el hijo de la maestra ». Un libro nostálgico entre ternura y culpabilidad.

Leí por ahí algo muy exacto, leí que era el retrato muy justo de un país tornado hacia el futuro que había olvidado de agradecer a la generación que lo hizo posible.

La familia de David lleva una vida itinerante, de pueblo en pueblo, en función de los destinos de la madre que es maestra, lo que nos permite una visión de la España rural allá por el año 1975 del siglo pasado. Una España rural que comienza a vaciarse, que fluye hacia las grandes urbes en pos del espejismo de una mejor vida. (Cf el libro excelente del periodista Sergio del Molino La España vacía).

Los padres, Mercedes y Natalio, eran originarios de Salamanca, la madre será « la » maestra en pueblos sucesivos y el padre trabaja para la Chrysler, una figura casi siempre ausente en el relato. Los hijos eran 3 : la mayor Verónica, la segunda Isa y el tercero, David, nuestro protagonista. Sin olvidar al perro Fliqui.

La vida en el pueblo, está magistralmente descrita, con sus detalles rurales, su gente, sus costumbres, su colorido local y ese resabio universal inconfundible de « pueblo chico-infierno grande ». Allí seguiremos las aventuras de David, sus travesuras, sus amistades, sus angustias a medida que avanza hacia la adolescencia. En contra partida, tenemos el retrato de las hermanas, de la vida familiar y de la vida en el pueblo, del entorno, de las costumbres en el seno de una familia, etc.

Hasta que el padre desaparece un buen día y se limita a mandarles tarjetas postales. La maestra, tan ocupada con sus labores, y tan moderna porque fuma, conduce su propio coche, viste de vaqueros y trabaja su huerta, contratará puertas adentro a la señora Emérita, alias Eme, lo que cambiará radicalmente la vida de la familia, especialmente a David.

Eme es sorda como tapia y lee en los labios. Es una mujer qua ha sufrido y que proyecta en David ese amor que no pudo dar al hijo difunto. Y David, acostumbrado a la distancia que le tiene su madre, demasiado ocupada con sus labores, poco a poco se irá aclimatando con Eme y queriéndola de un amor exclusivo y fuerte que él no conocía.

La primera impresión de la señora Emérita en David es ésta…No era lo que me esperaba. Era una montaña de alta y de robusta más que gorda. Su busto era enorme, como si estuviese dando de mamar al pueblo entero. Por el cuello le asomaba el cordón de un escapulario de la Virgen del Carmen. Tenía el pelo corto, gris y a trasquilones. Olía a naftalina y a chimenea. Llevaba un vestido estampado de una pieza, medias gruesas a pesar de que era verano y unas zapatillas de felpa de andar por casa. Traía una bolsa grande. Sonreía por casi todo sin abrir la boca. Caminaba arrastrando un poco los pies. Hablaba levantando mucho la voz y, apenas sabía leer ni escribir. Pinchaba un poco y sus manos tenían el tacto de un serón (en España, cesta grande de esparta).

Con Eme en casa, la vida cambió de sentido para David : ella le abrió con amor y dedicación las compuertas del afecto con sus manifestaciones. Y lo educó para afrontar la vida.

Y cuando llega un nuevo traslado para la maestra, David siente incapaz de separarse de su hada protectora y no quiere marcharse, como no quiere dejar atrás la niñez, esa última etapa despreocupada y casi siempre feliz.

Pero las cosas son como son y una vez la familia instalada en una gran urbe como Madrid, poco a poco olvidarán a Eme y dejarán de visitarla. Los años pasan y cuando David se resuelve a visitarla, es demasiado tarde, y podrá constatar cómo Eme estaba preparada para una eventual aparición de su querido Currete que era el nombre que ella le había dado, un nombre que le recordaba al hijo muerto.

Una preciosidad de relato, que hace reír y que emociona al mismo tiempo trayendo recuerdos de la niñez.

Por momentos me recordaba la película La guerra de los botones de Yves Robert, una peli de 1962 en blanco y negro, cómica y tierna a la vez en un medio rural francés.


Enlace: https://pasiondelalectura.wo..

¿Somos ingratos al dejar atrás esas personas que forman parte de tu vida?¿Que te han enseñado, te han apoyado e incluso sobreprotegido?
Si, somos ingratos, pero la vida va pasando demasiado deprisa, aunque por muchos años que pasen esas personas siempre estarán ahí esperándote.
Este libro para mí tiene un personaje que me deja huella , Emérita, creo que con ella sobra lo demás. Estaba deseando que llegara el momento de leer lo que escribía en su diario y en sus cartas cargadas de reflexiones y frases a subrayar. Es un personaje maravilloso, ¡¡Quiero una Eme en mi vida!!!
Las vivencias de David y su familia en el pueblo no me han llamado la atención, muchos tópicos. En esta parte de la lectura la trama es un poco pobre y bastante repetitiva.
No le puedo poner 5 estrellas, me ha recordado a " Las gratitudes" de Delphine de Vigan y creo que ese ha sido el problema, ...no puedes comparar estas dos lecturas porque Pedro Simón sale perdiendo.

[Veníamos del silencio.
Íbamos hacia el ruido más absoluto.
Éramos ese viaje de sordos.
Nosotros.
Desmemoriados. Olvidadizos. Amnésicos. Desagradecidos.
Los que nunca te dijimos siempre.
Los que siempre te dijimos nunca].

Y aquí me rompí. Aquí fue cuando este libro se me metió en las entrañas, haciendo que los personajes de David y Emérita siguieran resonando en mi cabeza semanas después de su lectura. Me emocioné muchísimo leyendo Los ingratos, cuando lo terminé tenía el corazón encogido. ¿Por qué a veces nos cuesta tanto decir «gracias» o preguntar un simple «¿cómo estás?» o decir «te quiero»?

Leer Los ingratos es volver atrás en el tiempo, a una época que asocio a mis padres de jóvenes. Unos años donde no había tecnologías, donde los niños jugaban a la pelota en la calle hasta que te llamaban para cenar, donde la maestra o el maestro eran los más respetados del pueblo, donde si no querías estudiar te ibas a trabajar, donde no se desperdiciaba nada y todo servía para algo, donde no había comodidades…

Pocas cosas me han tocado la fibra sensible como lo han hecho los personajes de este libro. La relación de David con su niñera, la famosa Emérita, es tan especial, bonita y tierna que te llega directamente al alma. Hay escenas de este libro que me produjeron un desasosiego… ¡qué ganas de llorar! No os miento si os digo que este libro me ha dejado mucha resaca. Y no, no es un libro especialmente triste, aunque sí te deja un sabor agridulce al final.

En definitiva, Los ingratos es un libro hermosamente escrito que rezuma nostalgia y ternura, invitándote a reflexionar sobre esas Emes que han pasado por nuestra vida o que siguen todavía en ella. Me ha recordado un poco a Las gratitudes de Delphine de Vigan. Aunque el argumento difiere mucho, puede llegar a transmitir las mismas sensaciones.