Sed de Neal Shusterman y Jarrod Shusterman parte de la siguiente premisa: ¿qué harías si un día te levantases y hubieran cortado el agua? ¿Hasta dónde llegarías para conseguir la última gota de agua? Y es que el escenario que plantean se da en California, un territorio similar en tamaño al de España y con el mismo clima por lo que me ha resultado demasiado conocido las cosas que se cuentan: períodos de sequía cada vez más largos, incendios forestales muy virulentos, restricciones de agua durante el día, leyes para evitar el despilfarro de agua en cosas superfluas como el riego de césped o el llenado de piscinas, etc. Es decir, EVENTOS que en mí país ya suceden. Y eso me ha generado bastante desasosiego porque cuando la situación estalla finalmente en el libro la necesidad de hidratarse degenera rápidamente en situaciones de violencia y anarquía que parecen imposibles. Pero ¿es imposible? Los protagonistas de la novela son como cualquier ciudadano de pie, confían en su gobierno pensando que la restricción total de agua será algo puntual y que rápidamente se solucionará con trasvases desde ríos más caudalosos al norte del país y con la instalación de desaladoras. Pero cuando eso no sucede se instala la ley del más fuerte con el único objetivo de obtener una gota de agua más. Como digo, no es una idea realmente original pero plantea un escenario que nos negamos a creer que pueda pasar, pero no es tan difícil imaginar en un país como el mío donde cada año los embalses tienen menos agua y les cuesta más llenarse. No sé, genera inquietud cuanto menos. Más allá de eso, debo decir que aunque la idea es buena, el desarrollo de la historia me ha parecido un poco light (no sé porque en mi cabeza me esperaba siempre reacciones más a lo Stephen King, es decir, más sangre) y el final ha sido un poco flojo y demasiado optimista. No obstante, creo que es una historia interesante en cuanto a qué plantea si realmente conocemos el valor de tener agua al alcance de un movimiento de la mano. + Leer más |