"Al mar con alegría, los estandartes de guerra al frente: no hay rey de Inglaterra, si no es rey de Francia" Leí esta obra de teatro luego de leer un libro de historia de la serie 50 minutos sobre la batalla de Azincourt que enfrentó a franceses e ingleses y terminó con una derrota catastrófica de los primeros. Siempre me llama la atención la enorme cantidad de personajes en las obras de Shakespeare aunque tratándose de una obra lineal en la cual los actos corresponden a diversos momentos e incluso locaciones es relativamente fácil seguir a los distintos personajes. Esta obra de Enrique V está diseñada para alabar las acciones del rey sobre todo del episodio de la batalla de Azincourt o Agincourt en la cual derrota al ejército francés. La acción empieza cuando el rey es convencido finalmente por el arzobispo de Canterbury y el obispo de Ely de su real derecho por la corona francesa. El delfín de Francia (Luis, que nunca llegó a ser rey) le manda una embajada injuriosa que ayuda aún más a justificar la actitud invasora del rey. Luego ya se entra de lleno en el conflicto empezando por la toma de Harfleur donde se destacó el Duque de Exeter, tío del rey y finalmente con la batalla de Azincourt. En el bando inglés destacan además del tío del rey los duques de Gloucester y Clarence (hermanos), los condes Salisbury, Westomoreland y Warwick. También los capitanes Gower, Fluellen quienes tienen un poco de importancia a la hora de las reflexiones del rey sobre la guerra. En el francés están el Condestable de Francia, los duques Borbón, Orleans, Berri y también posteriormente el Duque de Borgoña. Como es la guerra vista desde el punto de vista inglés se resalta la carencia y limitaciones del ejército inglés (que muchas fueron reales) contra la enorme superioridad francesa. Los comandantes como Borbón u Orleans son retratados como soberbios y bastante confiados en la victoria. Burlándose de los ingleses y de la paliza enorme que recibirían. Los ingleses en cambio muy aguerridos y liderados por Enrique V quien también se encomienda a Dios y va como para "el sacrificio" a la batalla presumiendo siempre de gran valor. "¡A los caballos, príncipes valientes, a los caballos enseguida! Bastará que miren a es pobre banda muerta de hambre para que el espléndido aspecto de ustedes les sirva el alma no dejando más que la cáscara y la corteza de los hombres" Me llamó la atención la presencia del coro al inicio de cada acto como presentando lo que venía o disculpándose de la manera de retratar eventos tan importantes. No me pareció algo beneficioso. La clase plebeya de Inglaterra está representada por Pistola, Nim y Bardolph quienes encarnan el oportunismo, la chabacanería y el pillaje de algunos soldados de clase baja. También se aprovecha Shakespeare de los sucesos históricos para burlarse de los prisioneros franceses o mostrar su gran perfidia. El final llega a ser "feliz" si se le quiere llamar de alguna manera e inviste al rey con todos los beneficios y títulos nuevos adquiridos gracias al Duque de Borgoña quien logra el pacto entre ambas facciones. Es una obra ordenada de los eventos históricos si bien es cierto resulta un poco corto la parte de la batalla y sus consecuencias o explicaciones. El autor aprovecha para tocar algunos temas que van más allá del mismo episodio histórico como es la responsabilidad del rey frente al sufrimiento del ejército, la camaradería del rey respecto a sus soldados (el hecho de que se rete con un soldados simple me pareció absurdo) y también las mentiras y jactancias de la clase villana que se aprovecha de las guerras para el pillaje y para contar hermosas historias de valor. Su inclinación hacia una versión de la historia también no me fue de mucho agrado. Pasando desde luego por la justificación de la matanza de prisioneros que desde luego debe tratarse al ser un hecho demasiado polémico. Ahora sí con todo esto leído y sabiendo que esta obra sirvió para la película "El rey" de Netflix la veré con todo gusto. "¿Donde está la lista de nuestros muertos ingleses? Eduardo duque de York, el conde de Suffolk, sir Ricardo Keighley y David Gam, escudero; nadie más de nombre ilustre, y de todos los demás solo veinticinco. Oh, Dios, tu brazo estuvo aquí" + Leer más |
A punto de cumplirse 10 años de la abdicación del rey emérito, las librerías se atiborran de libros sobre su auge y caída.
La vida del rey Juan Carlos sigue siendo una fuente inagotable de biografías, ensayos y análisis. ¿Por qué? La respuesta podría estar en las obras de William Shakespeare. Las hazañas y vilezas del rey emérito tienen los elementos de una tragedia shakesperiana, la fuerza de un drama isabelino que no nos cansamos de contar, de leer y de releer: un príncipe sin corona que sacrifica todo (incluido a su propio padre) para reinar y que, cegado por la codicia, termina perdiendo el trono y pasa sus últimos años de vida vagando por el desierto.
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