Nadie muere en Wellington

NADIE MUERE EN WELLINGTON nos presenta a Emma una joven londinense que trabaja como técnico forense. Lleva una vida monótona, que vive en un pequeño apartamento junto a tía Margaret. Tras fallecer su tía y recibir una suma de dinero, decide dejarlo todo y emprender una nueva vida en la capital de Nueva Zelanda, Wellington.
En Wellington conocerá a David, un joven que regenta una cafetería en la playa, y la contratará como su ayudante.
Nos vamos a encontrar con personajes cercanos y reales. Personajes con sus claros y sombras, con sus miedos e incertidumbre.
Emma y David a pesar de trabajar juntos, no empiezan de forma cordial, es una relación correcta, pero, llena tiranteces debido a que David esta lleno de miedos y secretos. Veremos la evolución de su relación, así como van transformándose los personajes para adentrarse en una historia de amor con ciertas dificultades por el camino.
No descubriremos los secretos que esconde David, hasta casi las últimas páginas, algo que me ha desesperado en ciertos momentos.
El estilo de la autora es ágil, sencillo y ameno. No es la primera vez que leo a la autora y, me ha gustado encontrarla en esta nueva historia.
La novela esta estructura en cuarenta y seis capítulos y un epílogo final. Esta escrito en primera persona por la protagonista, Emma.
La ambientación nos sitúa primero en Londres para trasladarnos hasta Nueva Zelanda, donde la autora nos irá detallando sus costumbres y de la etnia maorí.
Una lectura rápida y sencilla para adentrarnos en una historia de amor que se va cociendo a fuego lento.
En definitiva NADIE MUERE EN WELLINGTON es una novela de segundas oportunidades y de superación. Una novela que nos hará viajar hasta Nueva Zelanda.

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Después de unos días asimilando esta historia y con las emociones más calmadas, vengo a intentar a hacer una reseña que esté a la altura de todo lo que me ha hecho sentir Carmen. Tenemos a Emma, una chica que decide empezar de cero, a David, un hombre con un pasado atormentado y a su alrededor, personajes que se convierten en más que imprescindibles, amigos y familia. Esta es una historia de amor preciosísima, me ha llegado al corazón completamente y ha sacado mi vena más romántica. Me he reído muchísimo, de esas risas que causan emoción, y sobre todo, he soñado hasta el final. Puede parecer pasteloso, pero que viva lo pasteloso de vez en cuando. Yo desde luego lo he vivido al 200%. Tiene todos los ingredientes del amor sencillo: una relación que se va tejiendo muy poco a poco y crecimiento, y, entre medias, misterio, secretos, tensión y ganas de que pasen y pasen cosas. Es un enganche brutal, con una narración estupenda, un ritmo que no se pausa en ningún momento y además, unos paisajes alucinantes, tan fáciles de imaginar que son otra de las claves para meterte de lleno en la historia y vivir los acontecimientos con los personajes. Recomendadísima.

Una completa sorpresa que me ha sacado del bloqueo lector que se ha instaurado estos días en mi vida y que me ha transportado a Nueva Zelanda sin salir de casa.

Lo empecé por un impulso, atraída por las buenas reseñas. Y aunque no haya sido perfecto para mi, poco le ha faltado. La primera mitad, me tenía living| y pensaba todo el tiempo en ponerle 5 estrellas. Pero después, todo se me ha hecho un poco repetitivo y se centra mucho en la relación amorosa. He sentido que la protagonista perdía un poco su protagonismo al centrarse solo en el amor, en David. No me malinterpreteis, me ha encantado la historia de Emma y David. Muy adictiva. Pero eso, llegado a cierto punto, todo se quedaba en descubrir el gran secreto del libro y solucionar de una vez por todas sus problemas, y parecía que la cosa no avanzaba. Creo que no era necesario enredar más las trama, se hubiera llegado igualmente al punto final que como lectora deseaba.

Pero dejando eso de lado, los personajes me han cautivado. Ay Kauri, quiero un libro suyo. David, muy atrayente, pero me ponía de los nervios con su actitud. Emma me llamó la atención desde el principio, una protagonista muy potente y valiente que decide empezar de cero y dejarlo todo atrás.

Y Nueva Zelanda de fondo, y que fondo ¡por favor! Necesito ir. Ya. Ahora mismo. Me he sentido completamente allí gracias a la autora.

Sin duda, echaré un vistazo a la bilogía que tiene publicada. Me ha gustado mucho su estilo y seguro que leo algo más suyo.

Con este libro viajé a Nueva Zelanda de una forma como hacía tiempo no viajaba con un libro y me encantó!!! Página tras página mas cerca del aeropuerto quería estar...
Mas allá de esto, la historia de Emma y David es muy tierna, dulce y a la vez dura por momentos, un encuentro de dos personas que necesitaban un nuevo comienzo, esperarse y animarse a mas.
Me encantó poder adentrarme en la cultura maorí, conocer un poco su filosofía de vida y quedar con ganas de querer saber mucho mas.
Con una pluma muy clara, simple y sencilla, de esas que te meten en la historia de una, la autora nos deja acompañar a Emma en su viaje, en su volver a empezar de una forma muy cálida y cercana, por lo tanto es de esos libros que te enganchan desde el inicio y te dan muchas ganas de leer hasta el final.

Vaya descubrimiento la pluma de Carmen. Me ha encandilado de principio a fin!
Emma y David son increíbles. Emma es fuerte, valiente, decidida... Admiro muchísimo su forma de ser. Y que decir de David, al principio es un capullo, pero acabas aprendiendo mucho de él, al menos yo si lo he hecho.
El miedo es una p... Mierda, que no nos deja avanzar.
Me han gustado muchísimo las referencias Maoríes y Neozelandesas.
Y por su puesto que decir de eses bagels

"Nadie muere en Wellington" es una historia preciosa que trata sobre la importancia de perdonarnos y querernos de una forma muy delicada y bonita. Aunque a priori pueda parecer una historia de amor, esta queda relegada a un segundo plano puesto que el proceso de sanación de su protagonista adquiere mayor importancia.
Por otro lado, se nota el gran trabajo que ha hecho su autora documentándose para que la ambientación de la novela sea lo más realista posible. He aprendido un montón sobre la cultura de Nueva Zelanda leyendo este libro.
El único fallo que he encontrado y por el que no le he dado las 5 estrellas ha sido porque el tiempo a veces se me hacía extraño. Tenía la sensación de que habían pasado meses cuando tan solo habían pasado días.
Una novela 100% recomendable.

Sinopsis- "Con él aprendí que el amor no se mide en tiempo, sino en intensidad."
Noviembre de 1999, Londres. Emma lleva una existencia triste y anodina desde la muerte de sus padres, pero cuando la tragedia la golpea de nuevo, decide dar un giro a su vida y empezar de cero en Wellington, la ciudad más feliz del planeta. Allí conoce a David, el misterioso dueño de una pequeña cafetería que la ayudará a instalarse, aunque también esconde muchas cicatrices que lo atormentan.
¿Serán capaces Emma y David de dejar atrás los fantasmas del pasado y concederse una segunda oportunidad?

Reseña – Una historia muy bonita sobre como superar las adversidades que te plantea la vida sin que puedas apenas elegir. Me ha encantado la historia completa, y sobre todo, su protagonista. Una mujer fuerte, valiente y decidida, que decide emprender un viaje por su cuenta para encontrarse a sí misma, y en el que la vida, le brinda nuevas oportunidades. Fue una historia preciosa y ligera, que recomiendo por seguro.

Con su obra titulada «Nadie muere en Wellington» nos va a llevar a tierras neozelandesas para descubrir una historia que habla de buscar nuestro sitio y romper con lo que no nos hace felices. Una novela de la que había escuchado buenas críticas y a las que tengo que dar la razón.
Esta historia no es solo una historia de romance, que también, sino que va más allá. de la mano de Emma descubriremos la necesidad de quererse uno mismo y para ello, ser conscientes de donde nos encontramos y lo que buscamos en la vida. Romper con lo que no nos gusta y que se vuelve rutina, en definitiva, aventurarnos y no quedarnos anclados en algo que no nos satisface.

Y es en esto donde irán surgiendo nuevas amistades, la atracción, la pasión, el amor. Pero tampoco dejará a un lado hablar del dolor y la pérdida. La forma de llegar y desarrollar estas cuestiones que os menciono, van a hacerte despertar más de una emoción, y así nos hará sufrir y disfrutar a partes iguales.

Una obra donde no existe el camino de rosas y es ahí donde Carmen juega su baza y consigue sumergirte dentro de la novela para saber qué pasará con Emma y David. Y es que los toques dramáticos no se sienten como elegidos al azar o puestos porque sí para darle un toque diferente a la obra, sino que están ahí porque tienen que estar y encajan de forma espectacular con el resto de la novela. Es así como se da forma a Nadie muere en Wellington dando como resultado una novela con drama y con esperanza que te cautiva tanto por la historia como por la forma de escribir de la autora.
Una pluma, la de Carmen Sereno, que seduce y que te envuelve haciendo que no quieras salir de Wellington. Con su forma de escribir no solo consigue darle un halo mágico a la historia sino que también consigue transmitir emociones. Por si fuera poco, con sus descripciones te transporta al lugar y te hace desear conocer el escenario donde transcurre la historia (aunque sea a través de Google, ¡qué remedio!).Para acabar la reseña de «Nadie muere en Wellington» no puedo más que decir que ha sido una novela romántica que me ha cautivado. Momentos intensos se entremezclan con otros más casuales, cotidianos y divertidos para hacer de «Nadie muere en Wellington» una novela romántica muy a tener en cuenta, tanto si eres lector habitual del género como si lo pisas en ocasiones más contadas.
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Lo primero que me llamó la atención de este libro fue la portada, los colores y toda la simbologia que nos encontramos en ella. En este libro nos encontramos con la historia de Emma, una chica que está un poco acomodada en su vida, en la que no tiene emoción ninguna. Sucede algo que hace que Emma reaccione y decida irse de Londres a Wellintong, la elección de este destino es muy original. Allí conocerá a David, que algún quebradero de cabeza le va a dar. Los dos tienen un pasado y tendrán que aprender a aceptarlo y a vivir con él. Es una historia muy bonita, en donde nos encontraremos amistad, amor, un escenario que es Wellingont que es un personaje más. Es cierto que al principio se me hizo un poco pesado, pero después de hablar con la autora en una LC, entendí que tenía que tener ese ritmo. Es el primer libro que leo de esta autora, pero estoy segura que no va a ser el último.

La historia está contada por Emma, nuestra protagonista, vive en Londres, es ayudante del forense, vive con su tía porque su padres murieron cuando era una niña y tiene una relación que sabe que algo falla. Emma está llena de apatía, tiene una vida con la que no está muy contenta, no le gusta nada donde vive, su trabajo le deja apática, una relación que no le llena y una lúgubre nube negra esta encima de su corazón.
Así que cuando la vida le proporciona un nuevo golpe decide cortar con todo y marcharse de Londres para siempre y empezar una nueva vida en un lugar donde pueda ser feliz.
Y el destino al que viaja es Wellington, un lugar donde dicen que la gente es feliz y que el índice de mortalidad es bajo.
Al poco de estar en Wellington conoce a David que la contratará en su cafetería para que le ayude porque él no llega a todo. David es un hombre que no se deja conocer mucho, que esconde un dolor muy grande pero que es el mejor que hace los bagels de la zona.



Los personajes principales son Emma y David, dos personajes trabajados a la perfección y de los que no se puede poner un pero, incluso en sus sombras son dos protagonistas con sus porqués, sus miedos y lo que han hecho muy bien hilados. En mi caso, tengo que reconocer, que mi debilidad es David, he conectado con su dolor y su forma de ser, desde el principio viendo sus ojos atormentados ya me atrape con él, que también en más de una ocasión me apeteció zarandearlo para que entrara en razón. Pero ver su pasado y su presente, sus remordimientos y sus sombras y ver como a evolucionado a lo largo de la novela ha sido una de las mejores cosas de la historia, vamos que para nada se nota que me gusta este personajes. En cambio con Emma me ha costado un poco más conectar, no es que el personaje está mal construido o sea malo, es que en mi caso, con las protagonistas femeninas me cuesta más conectar pero Emma es una protagonista que nos hará vivir la historia como si fuera la nuestra propia. de los personajes secundarios no tendremos muchos pero sin duda alguna me quedo con Kauri, un personaje que se vuelve prescindible en la historia y que a su vez nos hará conocer la cultura Maorí. Kauri es un personaje dulce, cariñoso, que nos enseñará lo que significa para él la palabra amistad y familia.



El romance en la historia es lento y adictivo, son pequeños momentos a los largo de la historia, momento emotivos que vemos como poco a poco se van acercando uno al otro. Este romance me ha gustado mucho y me ha enamorado, porque no es lo principal, en esta historia lo principal es encontrarse a uno mismo, tu felicidad y para ello primero tiene que poner en orden tu pasado. Una historia que habla del dolor y la perdida y que a veces nos hace tomar decisiones equivocadas que tiempo después es difícil saber cómo dar marcha atrás en esto.



La forma de narra de la autora es tan bonita y dura en ciertos momentos, pero es como lo pide la historia, que te hace sentirlo en la piel, porque Carmen habla de sentimientos que en algún momento todos hemos vivido, los describe también, aunque las situaciones sean diferentes, sabes lo que es sentir cierto dolor, nos trasladas a la piel de los personajes.
Pero no solo eso, nos traslada a Nueva Zelanda en un parpadeo, nos hace ver sus playas, sus calles, conocer a su gente y nos enseña algo de la cultura maorí, es tan sencillo con ella sentirte un Neozelandés mas.





Nadie muere en Wellington es una historia que habla sobre empezar de cero, donde volver a encontrarte a ti mismo y en la que hay heridas que son difíciles de cerrar, que el tiempo a veces no ayuda y que solo lo podrás conseguir si te perdonas a ti mismo y te reconcilias con el pasado.