Pegaos, haceos picadillo, quemaos, cortaos en migajas por la puta ésa, que se abre de piernas a quien le da la gana.
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Pegaos, haceos picadillo, quemaos, cortaos en migajas por la puta ésa, que se abre de piernas a quien le da la gana.
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Hay dones que no se deben tomar si no se está en situación de dar a cambio algo que sea del mismo valor. En caso contrario el don se desliza por entre los dedos, se deshace como una esquirla de hielo que se aprieta con el puño. Y solo queda pena, un sentimiento de pérdida, una herida...
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Los hombres, para su reputación y su prestigio, preferían la edad de una madurez avanzada, para sugerir sabiduría y experiencia. Las mujeres se cuidaban menos del prestigio y más de su atractivo.
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A los hombres les gusta encontrarse con sus antiguas amantes, les gusta revivir los recuerdos. Les gusta imaginarse que los antiguos arrebatos amorosos les dan algo así como un derecho perpetuo de propiedad sobre la mujer.
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Una espada es una espada, Jaskier. Si se la desenvaina…
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No había pasado ni el tiempo que a un hombre bien entrenado le lleva desatarle el corsé a una dama, cuando el dragón empezó a soltar humo por delante y por detrás.
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En mis tiempos los brujos no apestaban a dinero sino a peal, se cargaban a lo que se les señalara, les daba igual que fuera un lobizón, un dragón, o un cobrador de impuestos. Lo único que importaba era si los cachitos eran lo suficientemente pequeños.
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Esto me gusta. Esto es de verdad a lo brujo. Directamente al grano, sin conversaciones innecesarias.
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Yo, gato, se engañarlos, tengo mil doscientas ochenta y seis mañas para los cazadores estos, así de astuto soy.
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Terrible. Sabes, Ciri, si a una persona le cortan la cabeza puede morir de ello.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?