El mentiroso

El mentiroso se está revelando como uno de los grandes libros de este año tan atípico y lleva desde su publicación en el mes de junio situado como uno de los más vendidos.

Y es que desde las primeras páginas Mikel Santiago te mete de lleno en una historia que comienza de manera sencilla y a la vez turbadora. Una historia en la que los secretos y las mentiras para mantenerlos ocultos son el equipaje con el que viajan casi todos sus personajes.

El inicio de esta trama ya es de lo suficientemente potente como para que el interés que despierta el primer capítulo nos lleve a seguir queriendo descubrir cómo ha llegado Alex, el protagonista, a despertarse en una nave junto a un cadáver al que parece haber dado muerte él mismo.

Será el propio protagonista quien inicie una investigación personal para tratar de recordar lo que la amnesia provocada por el golpe tras tener un accidente de coche mientras huía del lugar le ha borrado de su cabeza y deberá recomponer lo sucedido antes de que la policía tenga pruebas suficientes para situarlo en el lugar del crimen y acusarlo de asesinato.
Comienza así una carrera por esclarecer la verdad, pero va a ser un tanto difícil, ya que partiendo de que el propio Álex no es del todo transparente tampoco lo serán los personajes que lo rodean y que no se lo pondrán fácil.

Durante los días siguientes al accidente Álex irá descubriendo que está inmerso en una espiral de secretos y mentiras en la que él es el centro. A medida que avance en su personal investigación su vida y sus recuerdos se irán agrietando, al igual que la casa familiar donde vive con su abuelo y que amenaza por precipitarse al acantilado.

El mentiroso es un thriller con una trama interesante y que maneja bien los tiempos, con un ritmo ágil sin llegar a ser trepidante pero que mantiene a buen nivel el interés y que se lee de manera sencilla y amena. Escrito en primera persona, narrado por el propio Álex, donde el suspense, la sospecha sobre varios de los personajes y unos giros bien colocados para ir despistando al lector van a desembocar en un final que cierra bien la trama y al que no se llega con anticipación, o al menos yo no lo esperaba.

También es cierto que hay algunas cosas que están un poco cogidas con pinzas, como suele decirse, y es que hay algunas situaciones o acciones del protagonista que no terminan de ser creíbles y que por supuesto están así para el servicio de la novela.

Aún así El mentiroso se descubre como una novela con una trama interesante, una ambientación bien elaborada, donde el clima y el paisaje de la costa vasca aportan un plus y unos personajes llenos de luces y sombras que aportan el carisma necesario para que sea un libro con el que pasar un buen rato de lectura.
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Alex Garaikoa se despierta, de pronto, tumbado junto a un cadáver en una fábrica abandonada. Mientras va recuperando la consciencia, intenta recordar como ha llegado hasta allí, qué hace tirado en el suelo y, sobre todo, si ha asesinado al hombre que yace junto a él.
Este arranque magnético nos zambullé súbitamente en la trama, sumergiéndonos en un relato trepidante, en los que la mentira, los secretos familiares y las sorpresas llenan cada una de las casi 500 páginas de la novela, que desembarca en un final imprevisible.
Mikel Santiago maneja el timón narrativo con agilidad, ritmo y sosteniéndose, principalmente, en unos diálogos frescos y directos que permiten que devoremos las páginas a un ritmo frenético. Mikel es como esos boxeadores fajadores que van sumando puntos asalto a asalto y que, al final del combate, aunque no te haya tumbado en la lona, siempre levanta el brazo. Es uno de los campeones del superwalter del crimen europeo.

“No recuerdo por qué estoy allí. No logro encontrar ni un hilo del que tirar, nada que pueda explicarme esa situación” ~ El mentiroso de Mikel Santiago.

Alex, un joven que vive en un pueblo vasco tras vivir unos años en los Países Bajos, despierta en una nave industrial abandonada. Lo primero que ve es un cadáver de una persona que no conoce.

A partir de ahí, asustado y temeroso de haber sido él quien ha matado a ese hombre comienza una angustiante búsqueda de respuestas para esclarecer el quién y el por qué pero también para evitar que sea descubierto, mientras intenta mantener una vida normal. Claro que, en Alex, reina de todo menos la normalidad.

Primero leí La isla de las últimas voces y quedé inmediatamente prendida del estilo de Mikel Santiago. A partir de ahí fueron cayendo uno a uno sus libros hasta este último. El mentiroso me ha gustado. No voy a mentir. Pero sí he de decir que esperaba un poco más con relación al último (el de la Isla). Puede ser que yo tenga ese primer libro que leí en un punto más alto y que por eso esperaba más de El mentiroso. No lo niego.

Dejando a un lado la cruel comparación, El mentiroso es una trama entretenida que avanza por si misma entre la desesperación del lector por el protagonista, Alex, que se va metiendo él solito en todos los charcos. Reconozco que por momentos me ha sacado de mis casillas y que quizá por eso no he logrado empatizar con él. Sí lo he hecho con su abuelo; me ha ganado el corazón y refuerza mi idea de que los abuelos deberían ser eternos.

Si sólo habéis leído este libro de Mikel, os recomiendo el resto. El mal camino es una buena opción para seguir, pero también La última noche en Tremore Beach, La isla de las últimas voces y El extraño verano de Tom Harvey. Todos narrados con la misma voz: un protagonista joven, varón, que cuenta la historia en primera persona. Todos enganchan desde el primer párrafo y en todos el autor destila su amor por la música. Inconfundible.

Una historia bastante entretenida, con unos cuantos sospechosos y un final que no esperaba. Se lee muy rápido y engancha la historia del protagonista. Aunque a veces me ha parecido un pelín exagerada e inconsciente su forma de actuar.

A menudo, una mentira solo se puede tapar con otra mentira. Y luego esta con otra, y otra y otra hasta llegar a un punto en el que es imposible salir de ese espiral o incluso hasta llegar al momento en que uno no sabe distinguir su propia verdad de la que no lo es. Hay mentirosos que incluso se creen lo que inventan. Hay gente que miente por necesidad, otras por gusto, otras por comodidad. A veces es necesaria y otras vandálica. Normalmente son daniñas.

Sobre este concepto construye Mikel Santiago su última novela. Esta es la historia de un joven al que diversas circunstancias a usar la mentira como modo de supervivencia.

Álex es un joven que vive con su abuelo en un pequeño pueblo en la costa del País Vasco. Después de una temporada en Holanda ha decidido cambiar de aires. En Ilumbre tiene un modesto trabajo como jardinero y una novia con quien es muy feliz.

Sin embargo una noche se despierta desorientado en una fábrica abandonada. No sabe dónde está ni qué ha pasado. A su lado hay un hombre muerto al que no conoce de nada. Su primer impulso es huir y poco después tiene un accidente de tráfico. Álex no recuerda nada de lo que ha sucedido en las últimas veinticuatro horas.

El protagonista de esta historia será víctima (¿o verdugo?) de su propia mente. La ausencia de recuerdos le lleva a reaccionar de una forma muy particular, con miedo y estupefacción. Pero también a intentar por todos medios posibles averiguar por sí mismo qué ha pasado sin que nadie se entere de que tiene algo que ver con un hombre muerto. Y ante esto yo me planteo ¿Cómo reaccionaríamos cada uno de nosotros en una situación así? Si nos vemos implicados en algo que puede arruinar nuestra vida para siempre... ¿Mentiríamos?

Y eso que Álex ya tenía secretos que muy pocos conocían y que si vieran la luz podrían causarle muchos problemas.

Mikel Santiago consigue contagiarte y que experimentes, como hace el personaje, esa inquietud e intranquilidad que genera sentirse dentro de un bucle de acontecimientos que no puedes controlar ni arreglar. En este sentido me ha parecido un personaje muy humano. Y en muchas ocasiones un pobre diablo que no sabía por donde andaba ni por donde tirar. Debe ser complicado no tener un minuto de descanso cuando uno se ve inmerso en algo así. Cuando no es consciente de sus actos ni sabe lo que ha hecho. Su primer pálpito es ocultarlo todo. Pero ¿Que hacer con un cádaver? ¿Y si alguien lo descubre? Y una de las cosas más importante ¿Es él el asesino? Uno nunca es capaz de predecir sus límites hasta que no lo ponen a prueba.

Con los secundarios vemos como es el protagonista en el ámbito familiar, en el amoroso, etc. Personajes que no tienen mucho peso en la novela pero que aportan la parte que se necesita para completar la trama.

No tenía ninguna duda de que Alvira iba a lograr escribir otra novela que me atrapase en una vorágine de idas y venidas, de desconcierto, de verdades a medias y mentiras en las que perseguimos al protagonista en su odisea particular. Es el formato que suelen seguir sus novelas y que me encanta. Me encanta como lleva el suspense y la acción que hay en ellas. Son novelas que es imposible que te aburran porque no paran de suceder cosas. Y eso que tampoco podemos considerar que su ritmo sea frenético. No. La primera parte al menos tiene un ritmo sostenido. Va creando expectativas, intriga, ambiente...

La historia está situada en un pueblo costero ficticio del País Vasco al que ha llamado Ilumbe. Un entorno abierto físicamente pero cerrado socialmente. Un lugar en el que perderse en su oscuridad, en sus peligrosas carreteras o en sus peligrosos acantilados.

El libro está narrado de un forma ligera lo cual no hace que se prescinda de detalles, de descripciones que a mi parecer enriquecen la historia y son muy necesarios para crear clímax pero en su justa medida.

Para concluir diré que he disfrutado con El mentiroso. Una novela muy entretenida que gracias a su intriga me ha tenido expectante durante toda su extensión. Aunque esta vez en el desenlace, le he pillado... Será que, después de leer todas sus novelas, estoy cogiéndole el truco...


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En El mentiroso he encontrado un libro que me ha tenido pegada a sus páginas y que se ha consumido rápidamente. Estamos ante una historia que desde la primera línea crea suspense y que te va dejando miguitas de pan sin tener un ritmo vertiginoso.
Es de esas lecturas algo más pausadas que consiguen mantener tu interés y que hasta la última página no desvela el engaño, descubriendo así la última pieza un completa nuestro puzzle. Por el camino, estamos en esa obra que se deja leer, es más, que resulta amena aunque no esté plagada de acción.
El mentiroso, de Mikel Santiago, es una obra de esas que si fueran extranjeras tendríamos hasta en la sopa. Flaco favor hacen a veces con los nuestros sus propias editoriales.

Tenemos entre manos un thriller apto para todos los lectores, ya sean ávidos lectores de thrillers o para los que se inician en el género. Y es que mientras se van desarrollando los hechos nos sumerge en un escenario espectacular, donde la naturaleza toma su protagonismo.

La trama nos mantiene en vilo, dando tumbos creyendo en la culpabilidad de todos los personajes. Y es que aunque tengas experiencia en esto de los thrillers, me atrevería a decir que es complicado adivinar qué, quién y por qué. al menos yo no he sido capaz.

No se trata de una novela de acción, no cuenta con un ritmo trepidante, pero sí tiene lo suficiente para hacerte querer seguir leyendo y descubrir qué es lo que ha pasado. Te lleva a pensar diferentes hipótesis y por el camino estás enfrascado en la historia. Unas horas de entretenimiento aunque no se vaya a convertir en el thriller del año, sí garantiza buenos momentos.
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Un thriller correcto. Aunque previsible en algunas cosas está bien ejecutado. Mikel es un escritor que no defrauda. Escribe novelas sencillas, con un lenguaje de andar por casa, campechano, con intriga, misterio y ritmo. Así es él también, un hombre sencillo, educado, simpático, humilde, sin ningún tipo de egocentrismo de escritor como acostumbramos a ver últimamente. Me ha gustado especialmente porque vivo cerca de donde transcurre la historia y los veranos sucedieron, al igual que los de Mikel, allí mismo. Ha sido una pasada, por más que él lo haya disfrazado o dado otros nombres, reconocer personas y lugares. Eso ha sido un plus tremendo para mi lectura.

Te atrapa desde el principio y no puedes parar de leer hasta la despedida, en este caso de Alex, “el mentiroso”, un hombre que despierta en una fábrica con el cadáver de un hombre al lado y, seguidamente, sufre un accidente de coche que le borra la memoria de las últimas horas.
Uno de los puntos fuertes de esta novela es su ambientación, así como cada uno de sus personajes, bien perfilados, especialmente Alex, que se convierte en un amigo, un confidente, que te arrastra con él durante las dos semanas que dura su investigación para averiguar la verdad, una verdad que hará que te estrujes los sesos y que, hasta el final, no averigües prácticamente nada.
Entretenido, bien hilado, con buenos giros, secretos desvelados a tiempo, y un final tan perfecto como su inicio.

Alex Garaikoa se despierta en el hospital. Ha sufrido un accidente de tráfico, tiene un golpe en la cabeza y no recuerda nada de lo que ha hecho en los dos últimos días. Pero tiene, a modo de flashes, o sueños, no sabe bien qué, escenas en la cabeza en las que ve a un hombre muerto tirado en el suelo a su lado. El neurólogo le decreta amnesia y le dice que irá recuperando poco a poco la memoria. Pero lo que va recordando no le gusta nada. Y es que todo parece indicar que ha matado a un hombre.

Si algo sabe hacer Mikel Santiago es empezar sus libros. Os reto a leer los dos primeros capítulos de la novela –apenas tres hojas- y dejarlo ahí: ¡imposible! Querréis seguir leyendo, necesitaréis saber qué ha pasado. Las primeras escenas son impactantes e intrigantes y hacen que debas seguir leyendo. Y, como encima el autor lo pone fácil pues cada capítulo ocupa un par de hojas o poco más, pues lo sigues haciendo y ahí ya estás perdido.

Mikel Santiago se ha convertido en uno de mis autores preferidos de thrillers. Sabe como nadie enganchar al lector, con tramas más o menos enrevesadas, con giros inesperados y, sobre todo, con personajes tan normales que, a pesar de que la situación que viven es absolutamente excepcional, sientes que te puede pasar a ti también. Como Álex, un chico joven que más normal no puede ser. Huérfano de padres, vive con su anciano abuelo en una casa situada en el pueblo ficticio de Illumbe, Vizcaya. Viven en una casa situada en Punta Margúa, al borde de un acantilado. Tras haber vivido unos años en Amsterdam, ahora Alex se ha reconvertido en jardinero. Tiene novia y una vida, como digo, tan normal que parece imposible que se pueda ver envuelto en una situación como la que nos cuenta la novela.

Es Alex, en primera persona, quien nos va contando todo lo que le pasa. Lo que siente, lo que le pasa por la cabeza. Pero, ¿es Alex un narrador fiable? Ya el propio título parece que quiere dar una respuesta: “el mentiroso”. ¿Quién miente? ¿Alex? ¿U otras personas? ¿Nos mienten a los lectores o se mienten los personajes a sí mismos? Lo que está claro es que nosotros sólo tenemos la visión de Alex, que se acuerda de algunas cosas –que, por cierto, decide ocultar a la policía- y de otras no. Pero, como teme haber hecho algo tan horrible como matar a un hombre y él no es un asesino, todos sus esfuerzos irán a descubrir quién es ese hombre, por qué y cómo lo ha hecho y, por supuesto, evitar que la policía le descubra.

Con todo, siendo Alex un narrador poco fiable, quizás un mentiroso, no dudaremos en ponernos de su parte. Es un personaje que te atrapa y te lleva a su terreno. A pesar de que él lo crea, a tíino te parece que sea un asesino y te devanas los sesos para intentar encontrar una explicación a todo el asunto.

La estructura y el estilo es el típico de los thrillers. Muchos capítulos (no están numerados por lo que no os puedo decir cuántos), la mayoría cortos y algunos muy cortos. Narración en primera persona. Giros y sorpresas. Narración muy fluida en la que abunda el diálogo. Facilidad de lectura. Y un final sorprendente.

Conclusión final

Otra vez más, Mikel Santiago me ha conquistado con un thriller sumamente adictivo que he devorado.
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