Un thriller correcto. Aunque previsible en algunas cosas está bien ejecutado. Mikel es un escritor que no defrauda. Escribe novelas sencillas, con un lenguaje de andar por casa, campechano, con intriga, misterio y ritmo. Así es él también, un hombre sencillo, educado, simpático, humilde, sin ningún tipo de egocentrismo de escritor como acostumbramos a ver últimamente. Me ha gustado especialmente porque vivo cerca de donde transcurre la historia y los veranos sucedieron, al igual que los de Mikel, allí mismo. Ha sido una pasada, por más que él lo haya disfrazado o dado otros nombres, reconocer personas y lugares. Eso ha sido un plus tremendo para mi lectura.
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