Las esperanzas las guardan las personas, pero el destino lo reparte el diablo.
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Las esperanzas las guardan las personas, pero el destino lo reparte el diablo.
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Uno solo se enamora de verdad cuando no se da cuenta de que lo está haciendo.
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En la literatura solo existía un tema de verdad: no lo que se narraba, sino el cómo se narraba.
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¿Quién quiere ser una buena chica por voluntad propia? Yo no.
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Los libros me enseñaron a pensar, a sentir y a vivir mil vidas.
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Nada asusta más a un cafre que una mujer que sabe leer, escribir, pensar y encima enseña las rodillas.
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El nivel de barbarie de una sociedad se mide por la distancia que intenta poner entre las mujeres y los libros.
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No me di cuenta de lo mucho que echaba de menos a mi madre hasta después de que muriera.
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Siempre le llevé la contraria a todo el mundo, a mis padres, a mis maestros y, cuando todos se cansaron ya de batallar conmigo, a mí misma.
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La enfermedad más difícil de curar es la costumbre.
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¿Quién es autor del libro?