La felicidad, o lo más cercano a ella a que puede aspirar cualquier criatura pensante, la paz de espíritu, es aquello que se evapora por el camino que lleva del creer al saber.
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La felicidad, o lo más cercano a ella a que puede aspirar cualquier criatura pensante, la paz de espíritu, es aquello que se evapora por el camino que lleva del creer al saber.
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La alocuencia de una exposición es directamente proporcional a la inteligencia de quien la formula, del mismo modo que su credibilidad lo es a la estupidez de quien la recibe.
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Martín, que podía beberse una bañera de licor y no perder la lucidez, me dijo aquella noche una cosa que nunca he olvidado. Se bebe para recordar, y se escribe para olvidar.
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En el sueño, el extraño no tenía rostro. Describía una silueta negra que parecía haberse desprendido de las sombras líquidas que goteaban del techo de la habitación.
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Una leyenda es una mentira pergeñada para explicar una verdad universal.
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Ese lugar, el último refugio, es un pequeño anexo del almaal que, cuando el mundo naufraga en su absurda comedia, uno siempre puede correr a encerrarse y extraviar la llave.
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Un halo de claridad grisácea flotaba en el aire. Cielos de plomo y lágrimas de lluvia sellaban los ventanales.
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Los músculos de Fermín se fundieron en gelatina y sus pupilas se dilataron, haciendo del mundo una acuarela que se deshacía bajo el agua.
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A veces es mejor poner al cerebro a trabajar y agotarlo que dejarlo en reposo para que, cuando se aburra, le empiece a devorar a uno vivo.
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Existimos mientras alguien nos recuerda.
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¿Quién es autor del libro?