Cometierra

Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a Cometierra le tocó uno que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio en donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres. En la persecución de la verdad, en el descubrimiento del amor, en el cuidado entre hermanos, Cometierra buscará su propio camino.

Primera obra de su autora Dolores Reyes que con un estilo directo, emocional, casi visceral y con un lenguaje sencillo poético en ocasiones que se turna con jerga callejera que le funciona muy bien, nos trae una historia que se mueve entre el realismo mágico y la realidad más dura.

Si bien la novela puede resultar perturbadora debido a su representación cruda de la violencia y el sufrimiento, es esta misma honestidad brutal la que la hace tan impactante y poderosa.

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Si no me escuchan, trago tierra.
Antes tragaba por mi, por la bronca, porque les molestaba y les daba vergüenza. Decían que la tierra es sucia, que se me iba a hinchar la panza como a un sapo.
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𝐃𝐞𝐬𝐩𝐮é𝐬 𝐞𝐦𝐩𝐞𝐜é 𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐫 𝐭𝐢𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐪𝐮𝐞𝐫í𝐚𝐧 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐫. 𝐎𝐭𝐫𝐨𝐬, 𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐚 𝐬𝐞 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐨𝐧."

Nuestra protagonista se comunica con la tierra. La tierra lee habla que aqufllos que la pisaron. A través de ella ve la verdad, sabe que pasó con los que ya no tienen voz, los que ya no están, los desaparecidos...
En una sociedad donde la violencia es parte del dia a día. La violencia gratuita contra mujeres, contra hijos, contra el débil... dónde se ha perdido el respeto a la vida ajena.
Cometierra es una luz para quien todavía busca a los que ya no están

De qué va?
Una joven vive en un barrio marginal, en el que impera la violencia, especialmente la que se ejerce contra las mujeres. Tras la muerte violenta de su madre a manos de su padre y este los abandonase, convive únicamente con su hermano Walter desde edad temprana. Dejó la escuela y sus días transitan sin que haga otra cosa mas que esperar que su hermano llegue del trabajo, jugar a la Playstation y beber cerveza.

Pero Cometierra tiene un don, si come de la tierra en la que hubieran pisado las personas desaparecidas puede saber qué les ha ocurrido. Por ello, cada día en el patio de su casa, aparecen botellas llenas de tierra. Su especial talento suscita temor y rechazo pero al mismo tiempo esperanza cuando recurren a ella para encontrar a sus seres queridos desaparecidos.

Opinión personal !
Cometierra nos adentra en el difícil y violento submundo de la periferia de los barrios Buenos Aires, donde impera la violencia y los feminicidios están a la orden del día. La utilización por parte de la autora de las expresiones y jergas propias del lenguaje allí utilizado, ayudan a adentrarse más en el entorno de la joven. Sí que, para quienes no estamos familiarizados con el mismo, nos puede costar un poco entenderlo pero creo que es un acierto para tener una visión completa de un mundo para muchos desconocido.

Es un libro que te acerca a una realidad que he leído con el alma encogida ante tanta crueldad y sufrimiento. Me ha estremecido que dos jóvenes solos, casi sin recursos, se queden abandonados a su suerte. La autora hace uso del realismo mágico tanto para mostrarnos ese continuo sufrimiento, ya que son demasiadas las botellas que recibe rellenas de tierra, cada con su trozo de historia; como para intentar enmendar la desidia de unas autoridades que miran para otro lado.

Aquí se conjugan el dolor, la violencia, el misticismo en un mismo libro que me ha sabido a poco porque quería seguir leyendo más.

Y si te lo preguntabas, este libro también me conquistó por su preciosa portada.

Dolores Reyes tiene ese talento congénito para crear una historia bellísima sobre unos cimientos de dolor y violencia. Como esa flor que sale en un terreno árido y sin vida. O como esos ramos, en forma de despedida, acomodados en la carretera tras un accidente. Esa delicadeza detrás del horror que, a su vez, es la responsable de hacernos germinar tras el desastre. Supongo que de eso va la vida, de ir brotando ante el dolor. de esta forma, vamos construyendo un terreno que nos pertenece y nos configura como personas únicas.

Es de este terreno del que se nutre nuestra protagonista, Cometierra. Tras la muerte de su madre descubre que puede conectar con las personas que murieron o incluso saber qué ocurrió únicamente comiendo tierra. Con esta premisa, que puede parecer que roza la paranoia, vamos descubriendo historias de violencia, desapariciones y secuestros a la vez que todos ellos van configurando la personalidad de nuestra protagonista. A veces repudiada y otras, venerada.

Pero Cometierra no es sólo un relato de ficción. Es una crítica a una sociedad mancillada por una violencia desmedida, un altavoz para los que ya no pueden gritar y un sostén para los que buscan y no encuentran.

Dolores Reyes consigue mostrar las costuras de lo que una vez se rompió pero no se recompuso.


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"Al principio la tierra es fría, pero en la mano y después en la boca entra en calor. Separé un poco y lo levanté. Me lo llevé a la boca. Tragué. Cerré los ojos, sintiendo cómo la tierra se calentaba, cómo me quemaba adentro, y volví a comer un poco más. La tierra es el veneno necesario para viajar hasta el cuerpo de María y yo tenía que llegar". Cometierra es una buena terapia de choque después de leer un troncho como Tan poca vida. La idea es muy buena y aunque el desarrollo no es el mejor, te deja buen sabor de boca. Cometierra y su hermano Walter han visto cómo su padre maltrataba a su madre. Cómo un skin ha matado a su amigo de infancia. Cómo la desgracia se ceba en los que menos tienen; pero es que además, Cometierra tiene poderes mágicos. Todo junto es demasiado para los dos hermanos y su reciente amiga, Miseria. Aquí no ha lugar a sutilezas, la gente no se llama Menchu, Borja ni Gonza. El mote te define en todo tu esplendor o bajeza. "Empezaba a ver que los que buscan a una persona tienen algo, una marca cerca de los ojos, de la boca, la mezcla del dolor, de bronca, de fuerza, de espera, hecha cuerpo. Algo roto, en donde vive el que no vuelve". Es genial que sea tan corto, no sé si esta historia habría salido airosa con más páginas. Es directo, coloquial y muy ágil. Ideal para un bloqueo lector.

Cometierra es sinceridad, ingenuidad, pasión, superstición, lealtad y ganas de algo mejor. Es una lectura diferente, que cuenta la realidad de los feminicidios, a veces de forma oculta y otras de manera explícita. Es una historia que hace daño, porque lo tiene que hacer, pero que cuenta con algún resquicio de luz a pesar de todo. Un libro poderosísimo.

"Acaricié la tierra que me daba ojos nuevos, visiones que solo veía yo. Sabía cuánto duele el aviso de los cuerpos robados".

Nada más cerrar este libro he sentido la necesidad de hablar de él. Normalmente dejo pasar unos días para reposar la historia, poner sentimientos en orden y hablar de ella lejos del ímpetu o desaliento que provoca el final. Pero con "Cometierra" tengo la necesidad de desahogarme; necesito alguna forma de quitar el peso que me ha dejado la historia.

Cometierra era una niña cuando quedó huerfana. En el cementerio la tierra la llamó, sintió el deseo de comer la tierra que cubría el cuerpo de su madre muerta. Ese trago le reveló el ases*nato de su madre a manos de su propio padre y el descubrimiento de un don envenenado: es capaz de ver lo que les sucede a las personas desaparecidas comiendo la tierra del lugar que pisaron por última vez.

Las botellas llenas de tierra se acumulan como montañas de basura en la casa de Cometierra, todas ellas depositadas por los familiares de los y las desaparecidas. Cientos de personas, la mayoría mujeres, que han sido secuestradas, que han sufrido todo tipo de violencia y que, en el peor de los casos, han sido ases*nadas. A través del día a día de CometierraDolores Reyes denuncia la lacra de los feminicidios, la inactividad policial, así como, la pobreza y el abandono de barrios en los que los jóvenes conviven con la violencia y con las consecuencias de esta; juventud precarizada sin estabilidad familiar, sin oportunidades ni motivaciones.

Un libro breve, sencillo e intenso al mismo tiempo. Un texto que se mueve entre el lirismo más bello y la jerga callejera, entre la magia y la realidad más cruda. "Cometierra" es un golpe seco y la puerta a una realidad terrorífica e invisible que sentimos muy lejana en tiempo y espacio, pero está sucediendo ahora.

Deseando leer "Miseria", la segunda parte de esta brutalidad.

El nacimiento de un héroe suele partir de una terrible tragedia y el de nuestra protagonista no es diferente: una pequeña asiste al entierro de su madre. Ante el dolor y tristeza de tener que despedirse de ella, desea con todas sus fuerzas guardar en su interior algo de esa mujer que va a ser enterrada sin féretro, tan solo envuelta en una tela y en contacto directo con la tierra. Es esa tierra la que parece llamar a la pequeña que, de pronto, traga un puñado de ella tras otro y, sin ser plenamente consciente de cómo ha sucedido, ante sus ojos aparecen las imágenes del asesinato de su madre a manos de su padre. Ese doble descubrimiento –la verdad de lo que sucedió y el don de la videncia– marca el inicio de esta historia y a la vez le otorga el nombre por el a partir de ahora será conocida esta niña: Cometierra. Pero este poder ¿será realmente un don o una maldición?
A partir de ese momento y durante los siguientes años donde la veremos convertirse en una adolescente, botellas llenas de tierra comienzan a acumularse junto a su puerta. Y es que todos en su barriada de las afueras de Buenos Aires saben de sus habilidades: “Empezaba a ver que los que buscan a una persona tienen algo, […]la mezcla de dolor, de bronca, de fuerza, de espera, hecha cuerpo. Algo roto, en donde vive el que no vuelve.”
Quienes acuden a “Cometierra” buscan a sus familiares, generalmente mujeres desaparecidas, violadas y agredidas que ella ayudará a encontrar a veces vivas, a veces muertas.
Esta historia, narrada en primera persona con una voz poderosísima, grita y denuncia la inacción de las autoridades argentinas respecto a las desapariciones de mujeres y los feminicidios que hay en Argentina, pero también por toda la violencia machista que afecta a Latinoamérica.
No puedo sino recomendaros esta novela que me ha volado la cabeza, que me ha parecido brillantísima en su planteamiento y desarrollo, que construye una protagonista asombrosa, y sobre la que #DoloresReyes tiene mucho aún que contarnos: “Miseria”, la segunda parte, ya me espera en la estantería.

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Una trama original e inquietante. Se sale de lo común e intuyo entre líneas una denuncia de lo que ocurre.

Seguramente la hubiera disfrutado más si estuviera acostumbrada a la forma de hablar de Argentina, igualmente, no le resta, aunque algunos párrafos se me han heho complicados de entender.

Se suele decir que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y supongo que es cierto. Cualquier puesto que implique toma de decisiones y afecte al flujo de un equipo, una habilidad especial a disposición de la comunidad... Como la de ‘Cometierra', que solo necesita, literalmente, comer tierra para tener visiones que le muestran lo que le ha pasado a las personas desaparecidas. Personas que, casi siempre, son mujeres.

Esta novela no es solo realismo mágico, no se basa en lo sobrenatural para ofrecer un relato fantasioso, no. Es una denuncia brutal de un sistema que normaliza tanto la violencia estructural contra las mujeres como el desamparo a los menos favorecidos.

La protagonista, que comienza siendo adolescente (aunque en menor medida, es también una novela de descubrimiento), vive con su hermano mayor después de que su tía los abandone. Por inmadurez, desgana, falta de referentes o una mezcla de todo (su situación socioeconómica tiene mucho que ver), tienen unos hábitos y rutinas no muy saludables que digamos.

Volviendo a la idea con la que comenzaba, lo que me llevo de esta historia es sin duda esa sensación agridulce de saber que tu poder tiene la capacidad de ayudar, pero aunque a veces todavía hay tiempo para que se pueda hacer justicia, lo más común es que se traduzca en malas noticias: constatar que ha sucedido lo peor y esa persona ya no volverá.

¿Imaginas tener esa capacidad pero que ejercerla te cause tanto dolor? ¿La doble sensación tan desagradable de ingerir la tierra y de las imágenes que esta te devuelve? ¿Hasta qué punto estarías dispuesto a sacrificar continuamente tu bienestar, y con qué derecho te podría recriminar alguien que no lo hagas, que necesites un respiro?

En resumen: una maravilla. Una vez más, las autoras latinoamericanas contemporáneas irrumpiendo con fuerza en el panorama literario, relatando la crudeza de sus realidades con gran belleza y carga política.