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La escritura o la vida. El caleidoscopio de sensaciones que podemos encontrar en esta caja literaria de anhelos y autocríticas consigue perfilar con trazos aún más fuertes el contorno de admiración que desde hace años dibujo sobre Plath. La obsesión por describir la realidad no se entiende cuando el genio late en la intimidad de sí misma, ella es la tinta de las palabras, la sangre de todos los cuerpos. al final la perfección sobre el lenguaje consigue explotar, sembrando finales abiertos como pétalos petrificados de una flor que era más fértil cuando ya fue arrancada. En esta recopilación de relatos puede que se escondan los cuatro puntos cardinales desde los que es posible observar a Sylvia, la lírica del dolor añorado, aún no comprendido, pero dispuesto de tal manera que en sus personajes y en ella misma hay un oscuro secreto que es revelado. No es que en toda lo que escriba exista una parte de la autora, es que la autora misma es su escritura, una escritura donde nada es suficiente, una vida parcial, puesto que el resto aún está por escribirse. El frío, la luna, el paisaje se repite en su multiplicidad, el deseo de trascender por y para la palabra. La obstinación por el detalle. La pérdida del horizonte, siempre el mar que impide ensanchar los límites de la imaginación, el don que teme ser arrebatado por los demás. El punto medio, situarse entre la soledad y el amor, soledad y palabra o amor y gesto. Este es quizá el deseo más sencillo pero el que fue más importante para Plath: tener a alguien a quien querer y escribir para que alguien la quiera. «Siempre escucho queriendo oír pasos que suban las escaleras, y los odio cuando no suben a por mí». Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
Programa transmitido el 17 de noviembre de 2019.
Albert Camus dijo que existía un único problema filosófico serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no la pena de ser vivida es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Hoy hablaremos de aquellos escritores que han recurrido al suicidio, el escape último, la única salida, la opción desesperada. ¿Usted ha pensado alguna vez en el suicidio? ¿Le parece que es un acto de cobardía o de valentía? ¿Qué tormento puede ser tan insoportable que lleve al suicidio? Quédese conmigo, hablaremos de algunos artistas suicidas: Virginia Wolf, Ernest Hemingway, Cesare Pavese, Horacio Quiroga, Sándor Marai, Yukio Mishima, Jack London, Alejandra Pizarnick, Sylvia Plath. Todos ellos se asomaron al abismo. Todos ellos saltaron al vacío.