La caja de los deseos de Sylvia Plath
Siempre escucho queriendo oír pasos que suban las escaleras, y los odio cuando no suben a por mí. Por qué, por qué no puedo ser asceta una temporada, en vez de vacilar siempre entre querer una soledad completa para trabajar y leer, y ansiar tanto, tanto los gestos de las manos y las palabras de otros seres humanos.
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