El papel pintado amarillo

3.5 estrellas.

Es atroz lo que le sucedió a la autora en su tiempo y cómo lo vuelca en este relato.

Las mujeres eramos legalmente personas incapaces, pasábamos de la tutela de nuestros padres a la de nuestros esposos. Teníamos el deber de fidelidad y no podíamos mover una moneda sin la palabra santa viril.

Se plasma bien esta situación en la historia, una mujer joven que sufre una alteración nerviosa y su marido médico le ordena una vida sin propósito, sin poder tomar decisiones como en qué habitación descansar o cuándo realizar ejercicio, negándole a escribir. Privada de todo, sumisa, se obsesiona con el tapiz amarillo del cuarto de los niños, en el cual ve algo diferente cada vez, según la luz que le de ¿Encontrará allí la clave de su liberación?

Se trata de un texto prácticamente autobiográfico en el que la autora aborda un tema como es la depresión postparto, aunque no llega a mencionarlo como tal. En la edición que me he leído hay una pequeña introducción en la que la autora explica por qué escribió esta obra y en resumidas cuentas tal y como ella misma enuncia “mi intención no era volver loca a la gente, sino evitar que volvieran loca a la gente y funcionó”.

¿Y por qué dice esto la autora? Pues porque en las líneas que nos ofrece, podemos ver claramente cómo ella era una simple marioneta a merced de la opinión de los hombres, no solo de su marido sino del médico que inicialmente la “trató”. Ella sentía que estar desocupada y tumbada, habiéndosele casi prohibido incluso escribir, no era la solución a su estado, no obstante el mensaje que recibía era el de que su criterio era erróneo y que ni ella misma ers consciente de sus necesidades.

Toda esta presión externa se materializa en una metáfora sobre una obsesión con un papel de pared amarillo en la que el lector no podrá llegar a discernir realmente qué es real y qué matices de ficción añadió la escritora. Acompañamos a la protagonista en este trayecto de su mente que está atrapada en un cuerpo que en definitiva y en muchos aspectos no es dominado por ella misma.

Una lectura interesante.

Ha sido una mini lectura conjunta de la Tribu. Un libro muy interesante donde se nos describe una mujer a la que le han prescrito reposo absoluto y nada de actividad intelectual. A través de un diario personal nos cuenta su experiencia, sus reflexiones.
“Encerrada” en una habitación se obsesiona con el papel de la habitación. Es una crítica al diagnóstico que hizo el médico (tengo que decir que algunas veces me ha parecido demasiado paternalista y quería que reaccionara). El final, para mí, es precipitado pero ha sido una lectura palpitante.
Es una lectura a la que puedes encontrar muchas interpretaciones, sutilezas. Un relato complejo que nos habla de la salud mental. al leer la biografía de la autora, entiendes que está retratando una depresión postparto (aunque en su momento el diagnóstico fuera otro) y que el doctor que le examinó no le entendió.

Se trata de un relato muy cortito y fácil de spoilear, pero la experiencia de leerlo no decae lo más mínimo por conocer la historia. La autora, basándose en su propia experiencia, te mete en la cabeza de una mujer que sufre de depresión post parto y es mal diagnosticada, como no, con un cuadro de histeria nerviosa (sepan les dioses lo que eso quiera significar).

Con esta sencilla e interesantisima premisa, Charlotte te muestra la progresión de la enfermedad en aproximadamente 10 páginas, de forma que, para cuando llegas al final, estas metido sin saber cómo en un relato angustioso y escalofriante.

Se trata de una lectura abierta a interpretaciones y llena de sutilezas que demuestran lo duro que es padecer una condición mental cuando nadie esta dispuesto a tomarla en serio. Charlotte se desquita así de aquellos médicos que la ignoraron, que la obligaron a seguir "tratamientos" que ella sabía que no estaban funcionando, y que empeoraron su situación tratándola como a una pobre criatura incapaz de cuidar de sí misma.

No lo puedo recomendar más fuerte, especialmente en esta edición bilingüe de la editorial Contrañesa, con una introducción maravillosa sobre la autora y su caso particular.

Charlotte Perkins Gilman fue una de las feministas norteamericanas más destacadas de finales del siglo XIX y principios del XX. Pese a su legado de varios libros, numerosos artículos y cuentos que publicó en prensa, es éste “El papel pintado amarillo” (1890) el relato por el que es más conocida. Si bien goza de gran calidad desde el punto de vista literario, tiene otras lecturas muy interesantes a nivel de retrato del papel de la mujer en el contexto de su época.

El relato comienza con la protagonista narrando la llegada a una casa señorial en verano junto a su marido llamado John y un bebé del que no podrá hacerse cargo y apenas mencionará a lo largo de las páginas. John es médico y ha decidido trasladar a su mujer a esta residencia para el reposo de su mujer y su posible recuperación de lo que se diagnosticaba por aquella época como una enfermedad de nervios. La protagonista escribirá a modo diario y a escondidas, el texto que llega al lector. Conforme va pasando el tiempo, la reclusión de ella le llevará a ver extrañas formas en el papel de la pared que le harán rozar la locura e imaginar cosas fuera de la realidad.

El primer punto sobre el que recae nuestra atención de este breve relato de treinta páginas es la reiteración de nombrar a su marido John cada vez que reflexiona la protagonista.Tal es el sometimiento de esta mujer que no llegamos a descubrir el nombre de ella, como si no importara, y solo contara el del varón como único referente a tener en cuenta. Ya desde la primera página, ella asume este papel con resignación, veamos una cita:

La supuesta terapia del marido médico consiste en mantenerla recluida en esta casa, en concreto, en una estancia donde se encuentra el papel de pared amarillo que da título a la obra.

La obsesión por el papel agravará su depresión y convertirá este objeto en una obsesión de sus desvaríos. En este relato no solo se muestra el escaso conocimiento que se tenía sobre las enfermedades mentales y sus tratamientos, sino como añadido el daño provocado por los médicos varones sobre sus pacientes mujeres por los síntomas propios de estas enfermedades. Una narración sobre la opresión ejercida sobre las mujeres que eran tratadas como objetos delicados, cercanas a la histeria y sin ningún tipo de posibilidad frente a ellos. de hecho, la propia autora confiesa en el posfacio que este relato fue en cierta medida autobiográfico, cuando un médico le prohibió la escritura debido a sus circunstancias personales como terapia para su recuperación. Ella, desobedeciendo esta orden, escribe esta obra como repulsa, protesta y reafirmación como mujer, y como crítica directa a todo ese sistema patriarcal del momento.

Resulta maravilloso como Gilman es capaz de conjugar con pocos elementos, una habitación y un papel de pared, ese ambiente claustrofóbico físico y mental a la que han condenado a la protagonista.

La edición de editorial contraseña es una maravilla que contiene un prólogo con datos acerca de la autora y una explicación en torno al relato. Si bien creo desvela demasiada información y casi que recomendaría su lectura, una vez leída la obra de Gilman. Esto es una apreciación personal. Por último, comentar que también han incluido la versión en su lengua de origen, en inglés. Por tanto, el libro es una edición bilingüe.

Recomendado.
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A pesar de ser un libro muy corto, esconde mucho entre sus líneas. A simple vista parece un relato corto sobre una mujer que se obsesiona con el papel amarillo de la pared de una habitación hasta que se vuelve loca. Pues bien, a parte de ser una historia con tintes biográficos basada en el diagnóstico que le hizo un médico a la autora sobre su depresión, la crítica al papel de la mujer en el matrimonio es brutal. A modo de resumen, ¿qué puedes encontrar en estas páginas? Las diferencias de roles en el matrimonio (mujer sumisa, dedicada a las tareas y completamente ignorante a ojos de todos), el rechazo a la enfermedad mental con "padeces de nervios, deja de ser tan histérica o triste y descansa", el hecho de que cada vez que vayas a expresarte o dar tu opinión te tomen por ignorante o tonta, lo que nos lleva al rechazo a la educación o cualquier actividad intelectual por parte de la mujer. Es que en serio, el tono irónico de la autora es genial. Ejemplo: "John se ríe de mí, claro, pero es lo que se espera del matrimonio" o "Menos mal que mi caso no es serio" (hablando de la depresión). En fin, leedlo. Yo seguiré en breves con otros relatos suyos.
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No creo que se pueda añadir mucho más a lo que ya se ha dicho de esta maravilla de relato. Cuenta y transmite tanto, en las poquísimas páginas que la componen que es imposible desviar la atención a nada desde que empiezas hasta que acabas. Me ha puesto los pelos de punta desde la primera palabra a la última. Maravilla.

El papel pintado amarillo es un libro ideal para todos aquellos lectores que tengan poco tiempo para sumergirse en las páginas de una historia. Pues se trata de un relato muy corto, que se puede acabar en menos de una hora y que vale realmente vale la pena. No obstante, cabe decir que a pesar de ser un libro con tan pocas páginas, de una lectura muy breve, el relato no es tan sencillo de entender. Recomiendo el Papel pintado de amarillo para todos aquellos aficionados a los géneros de psicología y feminismo entre otros. Tal y como dijo un médico de Boston al leer por primera vez El papel pintado amarillo, este relato no debería haberse escrito. Únicamente con leerlo podría volver loco a cualquiera. Y así es, ya que se trata de una historia maravillosa que trata la salud mental y en que se muestra además una visión machista de la época. Este libro fue escrito por Charlotte Perkins Gilmans, quien tras dar a luz a su hija Katherine entró en una depresión. Un famoso neurólogo de la época afirmó que se trataba de un agotamiento de los nervios y con el fin de tratarle le prescribió el descanso. Charlotte no debía realizar actividades intelectuales por más de dos horas y tampoco debía escribir. Desafortunadamente, este tratamiento agravó su depresión llegando incluso a causarle problemas mentales. Viendo los resultados, Charlotte decidió ignorar los consejos de su médico y retomar el trabajo, de este modo alcanzando su recuperación. En 1980 optó por escribir El papel pintado amarillo, un relato en que de una manera asombrosa y con un lenguaje espeluznante transmite una crítica al tratamiento que le fue prescrito. Dicho esto, espero haberos animado a leerlo. Finalmente, decir que es una de las historias que no se olvidan y que tras su lectura da para pensar y reflexionar.

Estamos ante una obra imprescindible. Era Charlotte una feminista en los tiempos en que serlo significaba riesgo, pasión, compromiso y CONOCIMIENTO. El papel pintado amarilllo -como ella explica en el por qué de escribir este relato- nace de su necesidad de impedir que otras mujeres sufrieran las consecuencias de las terapias erróneas contra la depresión que, por absoluta ignorancia, algunos médicos asociaban en la mujer al exceso de “trajín mental”, con lo cual no escribir, no leer y básicamente no pensar era el remedio para esta enfermedad; además de la luz, el aire fresco y el ejercicio (aquí estoy de acuerdo).
Supongo que estos médicos veían que los que menos le dan al tarro son más felices, lo que no veían es que cada uno viene con el tarro puesto de nacimiento y que apagarlo no es una elección, es más, que hacerlo te mata. La parte indecente es que esto sólo se aplicara a las mujeres, presuponiendo su debilidad mental. En cualquier caso, hay que ponerse en el momento histórico.
El relato es brillante, angustioso y de un simbolismo único elegido con gran inteligencia. El lenguaje, el diálogo interior, la estructura…todo es muy contemporáneo, hay frases cortas, idas y vueltas, metáforas, reflexiones…no parece un relato psicológico y terrorífico al uso decimonónico.
No quiero hablar de más (y no leáis el prólogo hasta terminar), pero atentos al tema del “arrastrarse” y el “colectivo femenino”, es demoledor.Fundamental el espíritu de la obra: no culpabiliza, no victimiza ni busca la confrontación de género, es constructivo e instructivo, y como tal consiguió que el médico en cuestión eliminara ese tipo de terapia. Ahí lo dejo.

Aparece el tema de la renuncia al proyecto de una misma por el sacrificio a la maternidad. La historia ha demostrado en ambos sexos que para el desarrollo del genio personal la exigencia de renuncia o abandono de la familia es algo real. Os animo a leer una maravillosa metáfora de la individualidad frente a la maternidad en “La novia del lobo” , de Aino Kallas, demasiado desconocida a pesar de su valor y belleza, editada por e ilustrada de forma inquietante por de la que hice publi hace un tiempo.

Por cierto, durante toda la lectura andaba preguntándome quien habrá diseñado en la película ese papel, que está descrito al detalle, pero tan vivo que parece imposible de dibujar. Y el olor.

Un relato angustioso que escenifica un estado nervioso y la angustia por salir de él. Como los objetos se vuelven dianas para poder encontrar una salida lo que, a veces, no es reconocido por los familiares, amigos y médicos. También como la escritura puede ser un revulsivo para las emociones, una salvación.
Charlotte Perkins Gilman vivió lo que describe en este relato,cuento corto, y deja una sensación de angustia y de soledad. Es impresionante como con unas pocas páginas, con una narración que acerca al lector a esa forma de escribir a escondidas, la autora logra recrear una situación de nervios, delirios, de soledad, de abatimiento,... pero también con mucha lucidez sobre su propio estado.
Maravilloso.