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Juana I de Castilla, ¿loca o la volvieron? La hija de sus católicas majestades y esposa del hermoso Felipe, ni está, ni se le espera en este relato, pero sin embargo sería la forma más sencilla de explicar que sucedió, o más bien como evolucionó su presunta locura ( para mí, depresión) La protagonista de esta historia es una abnegada esposa enferma de "nervios" y recluida en una habitación, por su ilustre marido; Médico y poseedor de la única verdad irrefutable, este aplicará un dudoso tratamiento basado más en su ego profesional que en las verdaderas necesidades de la enferma. La mujer tachada de ignorante frente al macho alfa dominante, bajo su piel de cordero. Su particular cárcel, decorada con viejo mobiliario tiene en sus paredes un papel amarillo ( no hay color más afixiante) de formas aburridas y repetitivas que poco a poco irán cambiando y cobrando vida a ojos de la prisionera hasta la obsesión. Escrita en forma de diario y a escondidas ( tenía prohibido papel y pluma para facilitar su descanso) la sencillez es su mejor arma, tanto que se convierte en un elemento aterrador. Claridad en las ideas y sucesos bien plasmados renunciando a cualquier tipo de alarde literario en beneficio de una tensión que sentirás como propia. Siempre y en este caso imprescindible no conocer absolutamente nada de la vida, obra, y milagros de la autora, hasta finalizar el texto. Nada de prólogos, epílogos ni pollos en vinagre. El conocimiento de estos datos orientarían al lector, haciendo que la narración pierda incertidumbre, que es precisamente su mejor virtud. Cuento opresivo con un fantástico in crescendo del que es mejor conocer poco más, una vez reposado el texto, y saboreadas las sensaciones, investiga sobre la autora, o lee las notas finales. Hablando de terror...es lunes. Queda toda la semana por delante y tu cuerpo lo sabe. Desde el cariño, eh... + Leer más |