Ocurres tú. Que te he conocido.
|
Ocurres tú. Que te he conocido.
|
Mientras se ofuscan en todo esto pierden ese valioso tiempo que tanto anhelan. No hay mayor riqueza que ser dueño de tu tiempo y, en consecuencia, de tu vida. ¿Cuánto hace que no te sientes dueña de tu vida?
|
¿Por qué no nos pasa con los animales que llamamos de granja?
|
El abuelo siempre dice que debo aceptar que hay corazones inalcanzables.
|
Porque nadie le ha abierto los ojos y sigue participando de manera inconsciente en todo esto sí que podría considerarse bondadosa, pero una vez que se desvela todo el entresijo de mentiras que hay detrás de la industria cárnica, si eres bondadoso de verdad, no puedes quedarte indiferente como si nada.
|
¿Cómo puede la gente atreverse a pensar que no sienten, que no sufren? Los animales son capaces de experimentar el dolor, el miedo, el hambre, el frío o el placer igual que nosotros. Si les haces daño chillan, si se asustan corren, si hace frío buscan el calor. Eso demuestra que son capaces de sentir, y a mí me da igual que sean capaces de razonar o no. Lo único que me importa es que sienten.
|
Esta vaca vivirá libre y feliz toda su vida. Es afortunada: podrá ver crecer a sus hijos mientras juega con ellos, y no tendrá que sufrir la experiencia de que se los arrebaten para vender su leche y hacer hamburguesas con ellos. Esta vaca sabe lo que es tumbarse al sol, sobre la hierba mojada, y dar largos paseos sin la necesidad de volver al establo, pero también sabe lo que es estar encerrada en una pocilga de tres metros cuadrados, tumbada día tras día sobre sus propias heces y ser continuamente explotada para parir y luego robarle a sus crías. Ella jamás tuvo el calor de su madre ni pudo jugar con sus hermanos.
|
Ambas estáis vivas, ambas queréis vivir, ambas tenéis el mismo derecho a hacerlo. Ella no debería estar condenada a morir desangrada por su carne o explotada por su leche simplemente por haber nacido vaca.
|
—¡Exacto! Sientes la vida. Bien. Ahora, dime.—Aleja mi mano de su pecho con delicadeza, sin dejar de mirarme a los ojos, y la coloca en el pecho de la vaca, que deja de atender a sus cachorros—. Dime, ¿qué sientes ahora?
|
Más bien es culpa de la cultura y la tradición. Creo que todo el mundo es inocente mientras es ignorante, como tú ahora. No te ofendas. Pero una vez que saben la verdad y descubren la gran mentira, no logro entender cómo algunos pueden seguir con sus costumbres en vez de actuar de la manera más coherente, y por supuesto, hacer algo para cambiar esa terrible agonía que sufren miles de millones de animales.
|
¿En qué año se publicó?