Del montón.
El presunto thriller de
Carlos Montero, tiene la capacidad de engancharme con el timo de la estampita.
Trama aparentemente interesante que deviene en cromos del coyote. El alquimista inverso.
Para ello sustenta la novela en Raquel, profesora interina con la bendita virtud de cagarla una y otra vez. Quizás de pequeña, cayera en una marmita de laxante.
Nuestra histérica protagonista pasará la maldita novela acusando sin pruebas a todo bicho viviente, menos, como no, al culpable.
Ella y lo ilógico forman un matrimonio perfecto, sus acciones lejos de generarme empatía, sacan lo peor de mí, hasta desesperarme.
De prosa más que discutible, el autor arma un argumento con fuerza donde tres adorables adolescentes ( a alguno lo pondría yo a limpiar establos) se dedican a hacerle la vida imposible a la anterior profesora hasta ( presuntamente) llevarla al suicidio.
Raquelita la chillona, parece recibir idéntico trato y comienza a investigar con la misma sagacidad que un topo en un bidet.
El problema es la evolución y resolución del misterio, que una cosa es dar un par de giros y otra, cambiar completamente la temática del libro.
Los personajes que rodean a la mentirosa prota ( es que no tiene ni una sola virtud la jodia) tampoco acompañan. Sin profundidad y con tantos defectos que da pena verlos. ( leerlos más)
Salvo al perro, lo único interpretado decentemente por el autor.
El ritmo " trepidante " que arroja el texto, se debe al continuo estado de nervios de una Raquel idiotizada en el mejor de los casos.
Y aun así he devorado el libro, me ha durado un amén. No encuentro razonamientos a semejante proeza, pero debe ser por el mismo influjo que te mantiene inquieto en el sofá, cuando zozobras por una mala película de terror.
No seré yo quien vea la serie, con la versión escrita he tenido más que suficiente.
Siento que me han dado gato por pollo con almendras. Más ruido que nueces.
Como digo al inicio, y tantas veces oí decir a mujeres de mí, ...del montón.
Aunque la belleza siempre está en los ojos de quién mira.