-Trey, no te ofendas, pero si tuviera que elegir entre mi biblioteca y tú… no las tendría todas contigo.
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-Trey, no te ofendas, pero si tuviera que elegir entre mi biblioteca y tú… no las tendría todas contigo.
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-Porque te mira como si le asustara perderte de vista. Y tú a él.
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Para él solo había un pozo negro lleno de nada. Para mí un cráter, como de que una bomba abre en el suelo tras su explosión, y mis pies aún vibraban con el eco.
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Los libros siempre han sido mi refugio, los brazos en los que me escondía cuando todo iba mal. Sacar uno de la estantería, levantar la tapa y pasear la vista por la primera página, se asemeja a la emoción placentera de una bocanada de aire fresco después de una eternidad sin poder respirar. Son un antídoto contra la tristeza, la preocupación, el miedo, hasta para un corazón roto. Me atrevería a decir que lo curan todo si das con el texto adecuado.
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Si debes arrepentirte, que sea de no haber dicho o hecho lo que sentías.
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Deberían existir mapas para no perderse con las personas. Deberíamos nacer con un manual de instrucciones y un plano que ayude a los demás a tratar con nosotros. Todos sería mucho más fácil.
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Qué amante de la lectura tradicional no querría un suavizante para ropa con fragancia a libro nuevo. Una loción con notas a tinta y papel reciclado. Un ambientador con aroma a texto antiguo. Esencia de primera edición. Desodorante con olor a biblioteca...
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—¿Y ahora qué? —susurré. —Tú decides —respondió, mirándome a los ojos. Vi el reto en los suyos y noté que se me secaba la boca. Decidir. Esa palabra era una pesadilla para mí. Respiré hondo. Todo lo que quería estaba delante de mí. Ahora que me había encontrado, que ya sabía quién era. Aceptándome con todos mis defectos. —Tú y yo. Juntos. Para siempre. Aquí o en cualquier otra parte del mundo. |
—¿No puedes tomar la decisión correcta de una maldita vez sin probar primero todas las equivocadas? Su voz me hizo frenar. Mi corazón iba tres veces más rápido de lo normal mientras unía una a una las palabras de esa pregunta. Me volví y tragué saliva. Él me miraba con una expresión entre angustiado y enfadado. —¿Qué decisión correcta? —Quedarte. |
Los libros son porciones de felicidad, incluso los más tristes o los más aterradores pueden prestarte recuerdos que dibujarán una sonrisa en tu rostro.
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La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto de terror y romanticismo, se desarrolla en los alrededores de...