-Me gusta como me miras. -¿Como si fueras una gota de agua en el desierto y yo tuviera mucha, mucha sed? |
-Me gusta como me miras. -¿Como si fueras una gota de agua en el desierto y yo tuviera mucha, mucha sed? |
Las mejores cosas de la vida no son cosas, son momentos, gestos, caricias, miradas... La suya me decía que cuando mi mundo se derrumbara, podía ir al suyo.
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En el mundo hacen falta más personas que de verdad sientan las cosas que dicen. El tiempo que perdemos buscando explicaciones a la vida cuando, simplemente, se trata solo de vivirla. Que es un error confiar solo en lo que ves y oyes. En querer que las cosas se mantengan igual cuando tú ya no eres el mismo. Que el tiempo pasa, pero no el dolor; aunque es posible sentirlo un poco menos si dejamos de pensar en él.
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-El amor no debería doler, pero duele. -No siempre duele, Harper. Lo que duele no es el amor, sino aquello que lo rodea y lo asfixia. |
Era increíble cómo podía cambiar tu forma de ver el mundo después de conocer cómo lo percibían otras personas.
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El miedo es un sentimiento natural que te mantiene despierto, te empuja a luchar, a sobrevivir. El problema es cuando ese miedo se transforma en pánico. El pánico es como un ser rabioso, capaz de detectar el más ligero indicio de fragilidad y después devorarte porque sabe que eres débil y que no harás nada para salvarte. Es fácil dejarse arrastrar por la corriente, pero todos sabemos que luchar contra ella puede ser lo único que evite que nos ahoguemos.
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Es curiosa nuestra capacidad para sentir al mismo tiempo dolor y felicidad, y con la misma intensidad, tanta que lo que en realidad cuesta ver es dónde acaba una sensación y empieza la otra.
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La gente suele decir que el tiempo lo cura todo. No es cierto. El tiempo funciona como la marea. En ocasiones es baja, suave y calmada. Otras sube de golpe, con fuerza, e inunda lo que encuentra a su paso.
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Me sentí más sola que nunca, consciente de que la vida seguía, las personas iban y venían, tomaban desvíos y se distanciaban, mientras yo solo esperaba. ¿Y a qué esperaba? Lo más triste de todo el asunto es que no lo sabía.
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Escoger, decidir, tomar la iniciativa se convertía en una ventana abierta a un precipicio aterrador. Dividida entre mis propios anhelos y los deseos de los demás. Temiendo defraudar a aquellos que me importan y, al mismo tiempo, traicionarme a mí misma.
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La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto de terror y romanticismo, se desarrolla en los alrededores de...