Los libros siempre han sido mi refugio, los brazos en los que me escondía cuando todo iba mal. Sacar uno de la estantería, levantar la tapa y pasear la vista por la primera página, se asemeja a la emoción placentera de una bocanada de aire fresco después de una eternidad sin poder respirar. Son un antídoto contra la tristeza, la preocupación, el miedo, hasta para un corazón roto. Me atrevería a decir que lo curan todo si das con el texto adecuado.
|