Vamos a dejarte lista para una noche cualquiera de caminata por las calles y salgamos de aquí. Ah, puedes darme las gracias en cualquier momento por haberte preparado -dijo luchando por contener la sonrisa-. No protestaría si quieres darme un beso en la mejilla. Ya sabes, para devolverme el favor y todo eso.
— Si vuelves a intentar algo como eso otra vez, te apuñalaré en el pie, Thomas Cresswell.
— Ah. Hay algo en la forma en que pronuncias mi nombre que suena como una bendita maldición. Si pudieras conseguir un buen gesto con la mano para acompañar tus palabras, eso sería excepcional.
Arrojé una bota a través de la habitación, pero logró esquivarla y cerró la puerta antes que lo golpeara.