Esta es una segunda entrega que tenía muchas ganas de leer, porque la primera me dejó con muchísimas dudas, que se nos contaban cosas a medias y no nos dejó nada claro, y cuando digo nada, es nada.
Los siete círculos del infierno destaca por su ambientación, porque por fin conocemos ese infierno del que tanto nos hablan en el libro anterior, donde gobiernan los Malditos y están las siete casas del pecado. El infierno de estos libros es completamente diferente al que nos podemos imaginar, y es que, en lugar de ser caluroso y tener lugares llenos de ardiente lava, lo característico es lo helado que es, un lugar frío y oscuro. Me encantó poder visitar las diferentes casas, que no conocemos todas, pero sí unas cuantas, y conocer mejor las costumbres de los demonios y los juegos de poder que se traen entre manos los príncipes. En especial, he de mencionar la casa de la Ira, donde nos adentramos en la corte de Wrath y vemos cómo él interactúa con su gente e impone el debido respeto para mantener todo en orden. Me ha gustado ver su vena justa, pero también su letalidad, la cual percibimos cuando algún miembro de su corte se decide a desafiarlo y faltarle el respeto. Parece contradictorio, pero, pese a que actúa con mano dura, es capaz de controlar su propia ira, sin dejarse llevar hasta un punto irracional. También me encantó conocer la casa de la Gula, y a su príncipe, Gluttony, la cual visitamos porque asistimos a un evento que se celebra ahí. Dicha fiesta fue una de mis partes preferidas de la lectura, porque se ve el pecado en sí mismo, la gula, no solo en la comida, sino en todos los aspectos, era libertinaje en todo su esplendor, lo que podía incluso hacer difuso el límite entre la lujuria y la gula en algunas escenas. Aparte de gustarme porque fue un momento en el que era palpable que todo era para portarse mal, incitaba a caer en cualquier tentación posible, gracias a las magníficas descripciones que nos trasladaban al escenario completamente, es el evento donde por fin vemos a los siete príncipes del infierno juntos.
En este libro conocemos a Pride, el cual es un personaje que me intriga mucho, bueno, en realidad todos los príncipes del infierno son muy interesantes, cada uno de sus poros grita que son un misterio y eso nos hace querer saberlo todo de ellos. El caso es que Pride esconde cosas, eso se ve a la legua, y no parece un mal tipo de primeras, aunque su orgullo le juegue en contra en muchas ocasiones, al ser su pecado. Otro príncipe que me encantó fue Gluttony, porque siempre está en el momento oportuno para ayudar a Emilia, cosa que por otro lado, me hace desconfiar, pero está para darle el empujón que necesita. de los que ya conocíamos, es necesario destacar a Envy, que en este libro lo vemos muy pasivo agresivo, no le encuentro el punto, manteniendo su aura de villano. No le veo sentido a que Emilia vaya a verlo, teniendo en cuenta las barbaridades que hizo él en el libro anterior, la relación de estos dos es como la persecución de el gato y el ratón, y lo siento, Emilia, pero todos sabemos quién es el gato.
Algo que ha mejorado en este libro es que ya no tenemos las interminables descripciones sobre los platos de comida de Emilia, ya que no nos encontramos en el restaurante de su familia. Hay escenas relacionadas con la comida, pero me han gustado, porque son como el bálsamo de Emilia, la cocina la tranquiliza y le sirve para canalizar emociones, me ha gustado cómo lo han reflejado en esta entrega.
He tenido problemas con esta lectura, no os voy a engañar. Hay demasiadas escenas de sexo, en mi opinión, entiendo que algunas sean necesarias para mostrarnos las fuerte tensión sexual existente entre los protagonistas, pero es que es un no parar, todo el rato están pensando en lo mismo, en tentarse el uno al otro. Un par de ellas están bien, pero luego ya se hacen muy repetitivas y nos alejan de lo que nos importa, el saber quién estaba detrás de los asesinatos y resolver todas las preguntas que continúan en el aire. Diría que la escena que más me gustó entre Wrath y Emilia fue una en la que se abrazan, porque en el resto es siempre lo mismo, los dos jugando a ver quién puede más en calentar al otro, pero en esta escena hay algo más, y hay otras partes donde se aprecia también que ese vínculo puede no contener solo atracción física. Ya lo veíamos en Wrath, con su actitud protectora. Aprovecho para comentaros que me ha gustado mucho saber más sobre él, sobre su pasado, que nos ayuda a comprender algunas cosas y saber más de él, aunque quede mucho por hacer. Emilia sigue siendo una pava, de verdad, no la soporto. No para de decir frases del estilo "reduciré la casa de la Ira a cenizas", por ejemplo, y es que siempre la tienen que estar salvando, toma decisiones estúpidas y no es capaz ni de controlar bien sus poderes. Me parece una fantasma, va de que puede con todo y es muy poderosa y al final solo ocasiona problemas con su impulsividad y es la que menos hace ahí, y encima a veces trata a la gente de manera déspota sin motivo alguno. En fin, que no puedo con ella.
Además, el libro es muy repetitivo, le sobran páginas, porque no paran de repetirse los mismos pensamientos, aunque se expresen de manera diferente, usando sinónimos. Básicamente, durante toda la lectura Emilia piensa en que Wrath es lo peor, que es un traidor y no tiene corazón, para luego proceder a pensar en la tentación que supone, para volver a acordarse del daño que le ha hecho, para luego decidir que lo quiere para sí, etc. Se dan vueltas a lo mismo durante toda la lectura y resulta algo cansino. Por culpa de esto y de las escenas de sexo, el tema de los asesinatos está parado hasta casi el final del libro, y vuelve a ser muy predecible todo lo que ocurre con respecto a determinadas identidades y acuerdos; lo único que me sorprendió fue un giro final, y menos mal. Asimismo, el desenlace me pareció algo precipitado y las reacciones de los personajes no me parecieron muy realistas, sobre todo de Emilia, que asume todo demasiado rápido, teniendo en cuenta el gran descubrimiento que se hace al final del libro.
En fin, ha sido una continuación que destaca por la ambientación y por la intriga que generan los propios príncipes del infierno, pero que, por otro lado, cojea en muchas otras cosas. Esta saga no está siendo lo que esperaba, pero tengo fe en que la tercera parte remonte.
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