A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
Escuché un débil gemido que parecía provenir del otro lado del retrato. Parpadeé. Apoyé la oreja contra la pared y escuché con mayor atención. Solo percibí la quietud del silencio y de muchos secretos guardados. Tal vez estaba volviéndome loca. No era posible que las paredes hablaran.
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