—No todo lo muerto muere de verdad.
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—No todo lo muerto muere de verdad.
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(...) cuanto más brillante es la luz, más profundas son las sombras…
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Los nombres dicen tanto de quien los pone como de lo que lo recibe.
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Pero esta es la verdad, gentiles amigos, tenga la cantidad de soles que tenga vuestro cielo. En el fondo, en este mundo o en cualquier otro, solo viven dos tipos de personas: los que huyen y los que pelean.
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La embargó un escalofrío. No por la idea de morir, ojo, porque en realidad ningún niño se cree menos que inmortal.
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Algo la había seguido desde aquel lugar. Desde el lugar que estaba encima de la música, donde había muerto su padre. Algo hambriento. Una larva ciega de conciencia que soñaba con hombros coronados por alas traslúcidas.
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Los ojos se le llenaron de lágrimas que emborronaron el mundo hasta dejarlo sin forma.
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(...) sus ojos. Azules como el cielo quemado por los soles. Relucientes como estrellas en la quietud de la veroscuridad.
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Ya es bastante intenso ver cómo una persona resbala desde el potencial de la vida y cae a la finalidad de la muerte, pero lo es muchísimo más ser quien la empuja.
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Ella lo miró el tiempo justo para tomarle la medida y luego volvió aquellos ojos negros como el carbón de nuevo hacia el mar.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?