Nuncanoche de Jay Kristoff
(...) sus ojos. Azules como el cielo quemado por los soles. Relucientes como estrellas en la quietud de la veroscuridad.
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Nuncanoche de Jay Kristoff
(...) sus ojos. Azules como el cielo quemado por los soles. Relucientes como estrellas en la quietud de la veroscuridad.
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