Nuncanoche

(...) podía hacer maravillas con una ceja enarcada. Expresar enojo. Curiosidad. Algo similar al entretenimiento.

Nunca permitas que tu cara revele un secreto que tus labios no deberían.

Ella debería preguntarse a qué está dispuesta a renunciar por las cosas que quiere. Y cuáles desea conservar. Pues cuando alimentamos con otra vida a las Fauces, estamos entregándoles también una parte de nosotros mismos. Y tarda poco en no quedar nada.

—El toque suave. La mirada que permanece. Los susurros de nada que lo significan todo. Esas son las armas que voy a entregarte.

—Tú ya entiendes lo que es anhelar, amor. Y muy pronto comprenderás cuánto poder otorga saber infundir ese anhelo en los demás.

Tantos libros y tan pocos siglos…

—¿Cómo lo haces para no desorientarte aquí dentro? —preguntó.
La mujer pasó un dedo por las tallas en espiral de las paredes.
—Naev lee.
Mia tocó la piedra helada.
—¿Esto son palabras?
—Más que eso. Son un poema. Una canción.
—¿De qué trata?
—De encontrar el camino en la oscuridad.
—Yo me conformo con encontrar la biblioteca. Mis ojos están a punto de irse a la cama sin mí.

—Un traidor es solo un patriota en el lado malo de la victoria.

—En este sitio hay secretos dentro de los secretos.

… mis disculpas, no había sido informado de que quedo relegado al papel de alivio cómico…