Y de repente necesité eso. Perderme para volver a encontrarme.
|
Y de repente necesité eso. Perderme para volver a encontrarme.
|
- A veces los fuertes se escudan en esa apariencia para no mostrar todos sus miedos y debilidades.
|
Años después entendí que hay sonrisas que esconden verdades. Que hay tardes cualquiera que se convierten en recuerdos importantes. Que los momentos determinantes ocurren cuando menos te lo esperas. Que el encanto de la vida reside en ese algo impredecible.
|
Lo que ocurre cuando te abres en canal delante de otra persona es eso, que después pasas a ser transparente a sus ojos. Y cuando lo das todo, te vacías por dentro.
|
Quizá no todas las historias estén destinadas a ser un "para siempre", pero no por ello el trayecto recorrido vale menos la pena
|
¿Cuántos latidos hacen falta para reconocer a una persona? En mi caso, fueron necesarios seis. Dos en los que estuve paralizada, ese instante en el que el mundo parece quedarse en un completo silencio de repente. Otros tres para decidirme a darme la vuelta, porque me daba terror hacerlo. Y uno…, solo uno para tropezarme con esos ojos azules que iban a perseguirme toda la vida.
|
No podemos cambiar lo que hemos sido, pero si decidir quienes queremos ser.
|
Hay heridas horribles, en carne viva, y hay otras peores, de esas que no sangran, esas que parecen que han cicatrizado, pero que, si las rozas, duelen como el primer día.
|
Quizás la vida sean momentos. Solo eso. Momentos. Y a veces llegas o no llegas en el instante apropiado.
|
Y simplemente son. Han dejado que ocurra - Estoy pensando en submarinos. - Nuestro submarino amarillo. |
Manolito ...