Todo lo que somos juntos (Deja que ocurra 2 )

Hay heridas horribles, en carne viva, y hay otras peores, de esas que no sangran, esas que parece que han cicatrizado, pero que, si las rozas, duelen como el primer día. Axel era mi herida.

en algún lugar leí una frase que decía que a veces hace falta caer porque el mundo se ve diferente desde el suelo. Y cuando estás ahí supongo que, si quieres moverte, solo te queda la opción de levantarte. No siempre hay desencadenante concreto que te haga reaccionar, pero a veces el golpe provoca que abras los ojos. Y el velo con el que caminabas desaparece. Empiezas a ver. A ver de una manera diferente. Los colores que antes estaban apagados cobran fuerza y vibran. Te desentumeces. Tomas impulso. Y te levantas.
Y de algún modo, vuelves a sentirte tu mismo.

El recuerdo de las personas permanece en detalles que parecen poca cosa, pero que terminan siendo los que de verdad importan.

Años después entendí que hay sonrisas que esconden verdades. Que hay tardes cualquiera que se convierten en recuerdos importantes. Que los momentos determinantes ocurren cuando menos te lo esperas. Que el encanto de la vida reside en ese algo impredecible.

Todos vivimos en un submarino amarillo

Saqué la caracola que había comprado, la pegué mi oreja y escuché el sonido del mar con los ojos cerrados. Lo escuché a él.

" Años después entendí que hay sonrisas que esconden verdades. Que hay tardes cualquiera que se convierten en recuerdos importantes. Que los momentos determinantes ocurren cuando menos los esperas. Que el encanto de la vida reside en ese algo impredecible."

" Quizás la vida sean momentos. Sólo eso. Momentos. Y a veces llegas o no llegas en el instante apropiado. A veces un segundo lo cambia todo. A veces el tiempo es determinante. A veces, cuando tu quieres hablar, la otra persona ya no está dispuesta a escucharte. Supongo que son cosas que pasan."

Me di cuenta de que hay palabras que son besos y hay miradas que son palabras. Con Axel siempre era así. A veces me hablaba y lo sentía en la piel, a veces me miraba y casi podía oír lo que estaba pensando, y a veces... me besaba sin besarme.

Años después, entendí que hay sonrisas que esconden verdades. Que hay tardes cualesquiera que se convierten en recuerdos importantes. Que los momentos determinantes ocurren cuando menos te lo esperas. Que el encanto de la vida reside en ese algo impredecible.