El chico que dibujaba constelaciones

No es tan fácil dejar algo a la intemperie durante años y luego regresar y buscar los pedazos para ir uniéndolos.

Yo te quería. Siempre te he querido.
Incluso en los peores momentos.

Bajé al desván de mi alma y encontré una cajita cubierta de polvo donde guardaba todos esos sueños y retos que seguían esperándome. Había llegado la hora de ir a por ellos.

La vida es, al final, un puñado aleatorio de escenas inconexas de la película que empezamos a rodar desde el día en que llegamos al mundo hasta que alguien grita "corten".

A veces hasta los mejores cambios implican sacrificios y riesgos.

Y, en algún momento, supongo que me di cuenta de que estaba en paz conmigo misma.

No hacia falta que hablásemos para entendernos.

Porque el amor es libre y no entiende nada sobre las reglas sociales.

No pensaba que fuese justo para ti ni tampoco para mí. Estaba cansada de agachar la cabeza y de tener que obedecer una ristra de normas ridículas.

—Una estrella por cada instante importante. Una marca que solo tú y yo sepamos descifrar. Serán las constelaciones de nuestra vida.