Recuerdos de otra vida

Este libro tiene más un componente psicológico que de suspense, con esto no quiero decir que el suspense no está ahí, que lo está, pero realmente no hace verdaderamente su aparición hasta muy hacia el final puesto que desde el principio sabemos que Gregg no es el asesino aunque no tenemos ninguna pista que nos pueda llevar hasta el verdadero culpable.

Digo que tiene un fuerte componente psicológico porque vemos como se siente la protagonista mientras hace su trabajo de fiscal como se extenúa y lucha, como el caso le pasa factura, y también vemos el dolor de la hija de Gregg y nos ponemos en la piel de este último enfrentándose a una vida entre rejas por un crimen que no cometió.

Sin embargo, definitivamente el personaje más logrado es el de Zach, con su mente de perturbado y su lógica fría y retorcida que mantuvo hasta el final.

Por otro lado, la autora ha tratado, aunque superficialmente, el tema de la memoria celular algo sobre lo que la comunidad científica sigue sin ponerse de acuerdo sobre si realmente existe o es sólo producto de la imaginación hiperdesarrollada de quienes pasan por el trauma que supone someterse a un transplante. Por eso, la forma de tratarlo, haciendolo ver de pasada pero sin profundizar mucho en el tema me ha parecido acertado, hace ver que está pero lo deja ahí.

En general, me ha gustado porque tengo debilidad sobre los libros de abogados, especialmente si la protagonista es abogada, pero reconozco que no es lo mejor que he leído de la autora. Se centra demasiado en el juicio, hasta el punto de que descuida un poco la parte de suspense. Soy consciente de que el personaje de Zach palia eso un poco, pero sobre lo que realmente quería saber era sobre el caso principal.

Aún así el libro entretiene, se lee rápido y en ningún momento se hace pesado. Además, al comenzar a leerlo me he dado cuenta de que ya lo había leído, mucho tiempo atrás, y he seguido leyéndolo y si aún siendo un libro de suspense (que pierden la gracia cuando recuerdas buena parte de la trama) ha conseguido que lo vuelva a leer es que no es malo.

Me ha encantado. Ha conseguido atraparme de principio a fin.

Se trata de una novela jurídico-criminal en la que desde el inicio se nos presenta un asesinato. La autora nos relata los hechos siguiendo la dinámica de un juicio en el que, por lo tanto, cada parte da su versión de los hechos y aporta sus pruebas y testigos.

En cuanto a la trama, me ha parecido que está muy bien hilada. Aunque hacia el final he podido intuir alguna parte del desenlace, este hecho ha quedado disipado por el propio desarrollo de la historia.
De todos los personajes, sin duda mi favorita es la fiscal Emily Wallace. He conseguido empatizar con ella y sentir sus miedos e inseguridades, pero también su valentía para afrontar todo lo que va sucediendo. Creo que la voy a echar de menos durante un tiempo.

En esta novela Mary Higgins Clark utiliza un estilo que me ha hecho encadenar un capítulo tras otro y que, si no he acabado antes de leerla, ha sido porque la estaba disfrutando tanto que no quería llegar al final. A su favor también diré que se estructura en 84 capítulos muy breves, que oscilan, aproximadamente, entre una y cinco páginas. Aunque no me parece que haya ningún capítulo que sobre, en los últimos el ritmo se vuelve vertiginoso y no he podido dejar de leer.

En definitiva, de todas las novelas que he leído de la autora, para mí esta es la mejor. El hecho de que sea una novela negra ya es claramente un punto a su favor, pero la vertiente jurídica la ha coronado.

Gregg Aldrich es el principal sospechoso de la muerte de Natalie, una actriz muy famosa que fue asesinada dos años atrás. Emily es la abogada que tendrá que conseguir encerrar a Aldrich en la cárcel, pero algo le dice que está cometiendo un error y pondrá en peligro su carrera para descubrir la verdad.

Me ha gustado mucho la estructura, la manera de contarlo y que los capítulos son muy cortitos, de manera que es una lectura muy ágil. Se mantiene la intriga hasta el final. Es genial.