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Calificación promedio: 5 (sobre 81 calificaciones)
/Como todos nuestras novelas, esta es efectivamente una historia oscura y negra, pero nosotros seguimos pensando que escribimos libros optimistas, que empiezan con acontecimientos espantosos pero también tienen personajes como Joona Linna y Saga Bauer quienes nunca se rinden. En esta novela see pasa del caso al orden, de la injusticia a la justica . Nos preocupamos un poco de nuestros propios miedos, los gestionamos a través de la historias pero nos gusta pensar que al final todo irá bien aunque no se trate de historias idílicas.
En Lazarus conocemos mucho más de cerca a Joona, es la primera vez que está totalmente en el centro de la acción; pero en realidad nos interesan todos los personajes, sean o no protagonistas. Por otro lado como escribimos en presente vivimos con ellos, nos encontramos con Joona y Sara cada día, durante 12 años, somos amigos o miembros de una familia, les seguimos haciendo preguntas, les acompañamos en nuevas aventuras y situaciones.
Como escritor tienes la necesidad y la obligación de dar vida a cada personaje, de darle una lógica interna aunque sea un asesino. Necesitamos empatizar con nuestros personajes, no se trata de que nos guste la violencia, de hecho la rechazamos, pero por ejemplo en esta historia, un personaje que tiene como lógica el asesinato, ser un asesino en serie es un trastorno psicológico y si es algo psicológico es posible de entender. Es como un rompecabezas que vas resolviendo, es un proceso muy interesante el imaginar estos elementos tan oscuros, usar nuestros propios miedos o pesadillas, las historias que conocemos de violencia, también investigamos mucho, hablamos con expertos: psicólogos, psiquiatras, oficiales de policía y tratamos de explorar y comprender para poder presentar al personaje en toda su complejidad, no simplemente como un monstruo.
Efectivamente, el tiempo, el clima, la nieve, la oscuridad forman parte de nuestra vida real y también es el entorno natural que funciona y que nos permite construir historias. En algunos libros hay un poco de luz pero claro, vivimos prácticamente en el polo norte, y cuando brilla el sol, al igual que la luz en las novelas, tenemos la sensación de que dios está nos acompaña porque no estamos acostumbrados a ello.
De libro a libro nuestro proceso de escritura se ha ido definiendo, se ha vuelto más sencillo, conocemos bien nuestros temperamentos y formas de trabajar. Partimos de una idea que a ambos nos convence y elaboramos el argumento, esto nos puede llevar meses. Todas las escenas las vamos describiendo para construir la historia poco a poco, escribimos notas, vamos cartografiando, investigamos mucho aspectos legales y psicológicos. Nos sentamos uno al lado del otro pero cada quien en su ordenador y nos enviamos textos constantemente por correo electrónico, los revisamos, nos respondemos, intercambiamos textos hasta que perdemos el control y no sabemos quién ha escrito qué. Disfrutamos mucho el proceso porque escribir es un trabajo muy solitario y estamos muy felices de poder hacerlo juntos. A veces nos sorprendemos el uno al otro.
Tenemos 3 hijas que necesitan nuestra atención, tenemos una manera natural de decir basta, por ejemplo cuando tenemos que cocinar para cenar, pero muchas veces también hablamos de la historia mientras estamos en la cocina. Es bastante caótico en casa, todo se mezcla. Nuestras hijas de todas maneras ya son algo grandes y no se asustan de nuestras historias, podemos hablar de ellas, antes no lo hacíamos. Como se trata de una colaboración constante es difícil parar, convivimos en una burbuja extraña. Hay veces que hay una secuencia de una historia que te lleva un mes y te hace parar o tenemos demasiada hambre para pensar y paramos, cuando estás metido en la historia te despiertas a media noche con alguna idea, en cierto modo nunca paras pero evidentemente tenemos nuestras pausas, las que nos pide el libro.
El miedo nos acompaña cuando escribimos pero tal vez lo que nos asusta es lo que la gente se hace entre sí en la vida real, las guerras, los genocidios…
Es imposible decirlo, pero para los dos, las bibliotecas públicas han sido muy importantes. Solemos decir que las bibliotecas nos salvaron la vida. Los libros son mágicos. Quizás el mejor invento de todos los tiempos.
Nadie. No funciona así. Los grandes autores son, por el contrario, muy inspiradores. Todos tenemos diferentes formas de escribir y diferentes gustos. Cada escritor es único. No es posible que alguien tome tu voz o tus historias si tienes ganas de escribir.
Alexandra: Franz Kafka
Alexander: Fiódor Dostoyevski.
Alexandra: De hecho, vuelvo a la poesía. Emily Dickinson, Rainer Maria Rilke o Fernando Pessoa.
Alexander: Depende de mi estado de ánimo, es como la música, suelo volver a Chopin y Bach ya veces a Public Enemy y Led Zeppelin. Entonces, tal vez Sartre, Camus, pero también El exorcista deWilliam Peter Blatty.
Alexandra: Bueno, lo siento mucho pero no he leído Don Quijote de la Mancha de Cervantes. Lo haré, lo prometo.
Alexander: No se trata de vergüenza, no se pueden leer todos los libros, ni siquiera todos los clásicos, pero todavía no he tenido tiempo de leer a James Joyce.
Los momentos de gloria de los clásicos de la literatura cambian de vez en cuando. El concepto «clásico» es muy complejo y siempre está en movimiento. de repente, un libro olvidado puede decirnos algo muy importante, y lo contrario, por supuesto.
Hemos descubierto a Donna Tartt recientemente, creemos que sus libros son fantásticos, brillantes.
Tenemos un club de lectura muy pequeño. de hecho, los únicos miembros son Alexandra y Alexander. Acabamos de empezar a leer el quinto libro de nuestro club: Shuggie Bain de Douglas Stewart.
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En la mente del hipnotista de Lars Kepler
-¿Puede un ciego tener miedo a la oscuridad ? pregunta el. -En la oscuridad, el ciego es el rey- responde ella |
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En la mente del hipnotista de Lars Kepler
La más mínima elección cierra mil puertas y abre otras mil
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En qué año fue publicada esta novela