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Las mejores frases de Nuestra Señora de París (109)

Diem
Diem 07 August 2022
(…) ya que su maldad no era seguramente innata en él. Ya desde sus primeros contactos con los hombres, se había sentido y luego visto abucheado, insultado, rechazado. Las palabras humanas siempre eran para él crítica o burla y, al crecer, sólo odio había visto hacia él. Y también él lo cogió; había contraído el mal general; había recogido el arma con que le habían herido.
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Diem
Diem 07 August 2022
(…) y así la única puerta de comunicación con el mundo que le había sido concedida por la naturaleza se le había cerrado bruscamente para siempre; y al cerrarse, se interceptó el único rayo de luz y de alegría que habría podido aún iluminar el alma de Quasimodo. Su alma se abismó en una noche profunda y la melancolía de aquel desgraciado se hizo incurable y total como su deformidad.
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Diem
Diem 07 August 2022
Además daba la impresión de que no sólo era su cuerpo el que se había amoldado a la catedral, sino también su espíritu, pero resultaría muy difícil determinar en qué estado se encontraba aquel alma, qué pliegues había adquirido, qué forma había adoptado bajo aquella envoltura nudosa, en aquella vida salvaje (…)
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Diem
Diem 06 August 2022
Se dio cuenta (…); de que el hombre necesita afectos, de que la vida sin ternura y sin amor es un engranaje seco y chirriante y llegó a figurarse, sólo a figurarse, pues estaba aún en esa edad en la que las ilusiones sólo son reemplazadas por otras ilusiones, que los vínculos de la sangre y de la familia eran los únicos indispensables (…)
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Diem
Diem 06 August 2022
Entonces, lleno de piedad, se consagró apasionadamente a su hermano; circunstancia extraña y dulce esta de los afectos humanitarios en alguien que, como él, sólo se había hasta entonces preocupado por los libros.
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Diem
Diem 06 August 2022
(…) y además de vez en cuando este conglomerado de ruidos sublimes se entreabre para dar paso a la fuga del Ave María que estalla y burbujea como un penacho de estrellas. Por debajo, en lo más profundo del concierto, se puede distinguir confusamente el canto interior de las iglesias que transpira a través de los poros vibrantes de sus bóvedas. Todo esto es, de verdad, una ópera que merece la pena ser oída. Normalmente los ruidos que de París se oyen durante el día, son como el habla de la ciudad y por la noche son su respiración, pero, en este caso, es la ciudad que canta. Aprestad el oído a ese tutti de campanarios, desparramad por el conjunto el murmullo de medio millón de hombres, la queja eterna del río, el aliento infinito del viento, el cuarteto grave y lejano de los cuatro bosques, emplazados en las colinas del horizonte cual inmensas cajas de órgano; eliminad como en una media tinta todo lo que el carillón tenga de excesivamente agudo y bajo y decid si habéis visto a oído en el mundo algo tan rico, tan alegre, tan dorado, tan deslumbrante como este tumultuoso repique de campanas, como ese ardiente brasero de música, como esas diez mil voces de bronce cantando juntas en flautas de piedra de trescientos pies de altura, como esa ciudad que es una orquesta toda ella, o como esa sinfonía comparable al ruido de la tempestad.
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Diem
Diem 05 August 2022
(…) subid a cualquier punto elevado de donde podáis dominar la capital entera y asistid al despertar de todos los carillones y ved, a una señal venida del cielo –pues es el sol quien la da– cómo sus mil iglesias se estremecen al tiempo; primero son tintineos aislados que van de una iglesia a otra, como cuando los músicos advierten que se va a comenzar y después, de pronto, contemplad, pues parece que en algunos momentos los oídos tengan ojos también, contemplad cómo se eleva al mismo tiempo de cada campanario algo así como una columna de ruido o como una humareda de armonía.
Primero la vibración de cada columna sube recta, pura y, por así decirlo, aislada de las demás, hacia el cielo esplendoroso de la mañana y después, poco a poco, se funden acrecentándose, mezclándose y borrándose unas en otras; se amalgaman en un magnífico concierto. Ya es únicamente una masa de vibraciones sonoras, desprendida sin cesar de los innumerables campanarios, que va flotando, que se ondula, que salta y que gira sobre la ciudad conduciendo hasta más allá del horizonte el círculo ensordecedor de sus oscilaciones.
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Diem
Diem 05 August 2022
La mirada se perdía durante mucho tiempo en la profundidad de aquel laberinto, en donde todo tenía su originalidad, su razón, su genio, su gracia, su belleza; en donde todo tenía contactos con el arte, desde la más pequeña casita encalada y esculpida con vigas exteriores, puerta rebajada y pisos salientes, hasta el Louvre real que tenía por entonces toda una hilera de torres.
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Diem
Diem 05 August 2022
Los grandes edificios como las grandes montañas son obra de los siglos. Con frecuencia el arte se transforma cuando ellos están en plena construcción (…) y continúan tranquilamente siguiendo las normas de la nueva moda. El nuevo arte toma el monumento como lo encuentra, se incrusta en él, lo asimila, lo desarrolla según su fantasía y lo termina si puede hacerlo; pero todo ello sin molestias, sin esfuerzos, sin reacciones, siguiendo una ley natural y tranquila; es como un injerto que se hace, una savia nueva que circula, una vegetación que renace. Es verdad que, en las sucesivas soldaduras de dos artes, en las diferentes plantas de un mismo edificio, existe materia suficiente para buen número de gruesos volúmenes e incluso para una historia natural de la humanidad. El hombre, el artista, el individuo desaparecen por completo ante esas grandes masas sin nombre de autor en las que la inteligencia humana toda queda resumida y simplificada; es como si el tiempo fuese el arquitecto y el pueblo el albañil.
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Diem
Diem 05 August 2022
Debemos repetir otra vez que estas construcciones híbridas son muy interesantes tanto para el artista como para el historiador o para el amante del arte. Hacen sentir hasta qué punto la arquitectura es algo primitivo, al demostrar, (…) que las más grandes construcciones arquitectónicas no son tanto productos individuales como auténticas obras sociales; que son más bien la creación del pueblo con su trabajo que el genio de un solo hombre; el sedimento que deja un país, la acumulación que van formando los siglos, el poso de las evaporaciones sucesivas de la sociedad humana; en una palabra: especies en formación. Cada oleada en el tiempo deposita su aluvión, cada raza superpone una capa en el monumento, cada individuo aporta su grano de arena. Así lo hacen los castores, así las abejas y así lo hace el hombre. Babel, el gran símbolo de la arquitectura, es una gran colmena.
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