¡Y yo que había venido a ver caras y solo he visto espaldas!
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¡Y yo que había venido a ver caras y solo he visto espaldas!
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¡ Y yo que había venido a ver caras y solo he visto espaldas!
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¡Voto al diablo, Santo Padre! Tenéis la fealdad más hermosa que he visto en mi vida. |
El vino vuelve apóstatas incluso a los sabios.
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Existen, para todos nosotros, ciertos paralelismos entre nuestra inteligencia, nuestras costumbres y nuestro carácter, que se desarrollan sin interrupción y no se rompen más que en las grandes perturbaciones de la vida.
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El éxito de las grandes empresas se debe a veces a la fortuna y a veces a la astucia.
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El corazón humano (…) no puede aguantar más que un cierto grado de desesperación. Cuando la esponja está ya totalmente empapada, el mar puede cubrirla pero sin añadirle ni una lágrima más.
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Entre las grotescas figuras esculpidas en el muro, había una que él apreciaba muy particularmente y con la que parecía cambiar con frecuencia miradas fraternas. Una vez la egipcia le oyó decir. –¿Por qué no seré yo de piedra como tú? |
El exceso de dolor como el exceso de alegría es algo violento que dura poco. El corazón humano no puede permanecer demasiado tiempo en ninguno de esos extremos.
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La arquitectura ha sido hasta el siglo XV el registro principal de la humanidad; en ese intervalo no ha aparecido en todo el mundo el más mínimo pensamiento, por complicado que haya sido, que no se haya hecho piedra en un edificio; toda idea popular, como toda ley religiosa, ha tenido sus monumentos; en fin, que no ha existido pensamiento importante que no haya sido escrito en piedra. ¿Y por qué? Porque cualquier pensamiento, religioso o filosófico tiene interés en perpetuarse, porque cualquier idea que haya sido capaz de conmover a una generación, quiere arrastrar otras ideas y dejar su huella.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?