¡Voto al diablo, Santo Padre! Tenéis la fealdad más hermosa que he visto en mi vida. |
¡Voto al diablo, Santo Padre! Tenéis la fealdad más hermosa que he visto en mi vida. |
El éxito de las grandes empresas se debe a veces a la fortuna y a veces a la astucia.
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¡ Y yo que había venido a ver caras y solo he visto espaldas!
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¡Y yo que había venido a ver caras y solo he visto espaldas!
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La infeliz comprendió que todo dependía de su serenidad y con la muerte en el alma se echó a reír burlona. Las madres tienen fuerzas para hacer cosas así.
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¿Así que eres tú? ¡Por eso me saltaba el corazón cada vez que pasabas por aquí! ¡Y yo que creía que eso era odio!
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(…) no dando más signo de vida que algún sollozo que, de cuando en cuando, estremecía su cuerpo. La verdad es que estaba llorando a torrentes, en silencio, en aquella oscuridad como una lluvia de noche.
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Presiento que voy a derrumbarme si no tenéis compasión de mí y de vos. ¡No nos condenéis a los dos! ¡Si supierais cómo os amo! ¡Si supierais cómo es mi corazón! ¡Oh! ¡Qué deserción de todas las virtudes! ¡Qué abandono desesperado de mí mismo! Soy doctor y desprecio la ciencia; gentilhombre y mancillo mi apellido; sacerdote y convierto el misal en una almohada de lujuria. Escupo el rostro de mi Dios. ¡Y todo por ti, hechicera! ¡Para ser más digno de tu infierno!
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Aunque me arrancase del pecho, no palabras sino el corazón y las entrañas, para deciros que os amo, ¿todo sería inútil?
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(…) porque… en fin… no es culpa suya cuando un hombre se enamora de una mujer. (…) ¿No hay esperanza ninguna? ¡Ni siquiera me miráis! ¿Es posible que podáis pensar en otra cosa mientras que yo aquí, de pie, os estoy hablando y temblando en los límites mismos de nuestra eternidad?
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?