Pero yo os amo. Os aseguro que es bien cierto. ¿Acaso no se manifiesta externamente nada de ese fuego que me abrasa el corazón? ¡Ay! Estar así noche y día; sí; noche y día, ¿no merece acaso un poco de compasión?
|
Pero yo os amo. Os aseguro que es bien cierto. ¿Acaso no se manifiesta externamente nada de ese fuego que me abrasa el corazón? ¡Ay! Estar así noche y día; sí; noche y día, ¿no merece acaso un poco de compasión?
|
Yo te amo. No me digas nada. No abras la boca si es para decirme que me odias pues estoy decidido a no oírlo.
|
Pues, aunque no se crea en nada, hay momentos en la vida en que uno siempre se acoge a la religión del templo que más a mano se tiene.
|
Soy poeta. Los de mi profesión paseamos nuestra melancolía por las calles, de noche y esta noche iba paseando por allí.
|
La clemencia es la más hermosa de las virtudes reales, que rompe las corrientes de la cólera.
|
El corazón humano (…) no puede aguantar más que un cierto grado de desesperación. Cuando la esponja está ya totalmente empapada, el mar puede cubrirla pero sin añadirle ni una lágrima más.
|
Pensaba en la miserable parte que le había reservado la providencia y cómo las mujeres el amor y el placer pasarían siempre de largo ante sus ojos y tendría que contentarse con ver la felicidad de los otros.
|
Entre las grotescas figuras esculpidas en el muro, había una que él apreciaba muy particularmente y con la que parecía cambiar con frecuencia miradas fraternas. Una vez la egipcia le oyó decir. –¿Por qué no seré yo de piedra como tú? |
Él se había quedado de rodillas, con las manos juntas, como rezando atento conteniendo la respiración, con su mirada fija en las pupilas brillantes de la gitana. Se habría dicho que oía la canción a través de sus ojos.
|
–Mi desgracia es que me parezco demasiado a un hombre; me gustaría ser animal del todo, como lo es esta cabra.
|
¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?