Es que el amor es como un árbol, un árbol que crece por sí mismo, que echa profundamente sus raíces por todo nuestro ser y con frecuencia sigue aún reverdeciendo incluso en un corazón destrozado. Y lo que es más inexplicable es que, cuanto más ciega es la pasión, con más tenacidad se mantiene. Nunca es más sólida que cuando no tiene en qué apoyarse. |