Tess de los d'Urberville

La forma en que Hardy retrata la tristeza de la protagonista es tan sublime en esta obra. Describió la caída en desgracia de una mujer de su época tan detalladamente, que a pesar de los años y gracias a sus descripciones llegues a entender cómo funcionaba la moralidad de esos ayeres y entiendas (aunque no compartas) toda la situación. Tess ha sido el personaje más desgraciado que he leído en el último año, he odiado tanto a Alec y me he desencantado un poco de Ángel, aunque siempre me pongo en el contexto de la época no dejo de sentirme con un malestar por lo que las mujeres tenían que pasar.

Cuando el genial Polanski (que es lo que es, pero yo sé distinguir entre el bailarín y el baile) estrenó su Tess todos nos quedamos boquiabiertos, maravillados ante la profunda Belleza de esta tragedia con tintes telúricos, esta cruenta batalla entre la pureza y la maldición. Fue entonces cuando descubrí a este autor que posee un mundo propio, terrible y admirable dentro de su coherencia y una voz propia, sabia y brava, para señalarnos qué nos espera si nos apartamos de la populosa y concurrida vía.


Vuelvo ahora tantos años después a este libro, y aún lo encuentro más valorable, más verdadero.
De la Fiesta de Mayo hasta Stonehenge, entre Alec D'Uberville y Angel Clare, por barrancos, montes y caminos acompañamos a la que quiso ser maestra mas la necedad que la rodea la arroja como una moneda en el tapete verde del juego cruel que lidian los prejuicios y convenciones de una sociedad convulsa y estremecida por los cambios de la industrialización y el éxodo de los campesinos libres a la ciudad, y las fuerzas inexorables de la madrastra naturaleza, que nos ilumina, nos eleva, y nos deja caer después, como a Tess, atisbando la bóveda y reposando exhausta en el lecho de fría roca.

Ay Tess, menuda montaña rusa de emociones me ha supuesto leer tu historia. Una de las más conocidas novelas de Hardy, que cogí ansiosa ya que según todas las sinopsis proclamaban, nos hallábamos ante una historia que era un canto a la mujer rural y al feminismo, con una protagonista fuerte y rompedora que había alzado todas las voces censoras en su publicación en 1891.

Sin embargo, mis emociones se fueron desdibujando desde el principio al igual que la figura de Tess, lo que me encontré fue una mujer sometida a las convenciones sociales y la religión, marcada por una desgracia de la cual no es culpable, se pasa todo el libro flagelándose y sufriendo por ello, aceptando su destino cruel de mujer maltratada. Y yo leía y me decía, ¿dónde está la figura rompedora? No encontraba más que sumisión, culpa, unas figuras masculinas con comportamientos déspotas y prepotentes y una doble moral que hacía a Tess más pequeñita a cada página.

La novela tenía pinta de hacer agua por todos lados, no entendía los comportamientos de los protagonistas, ni hacia dónde tiraba la historia, pero… llegó el final… un final tan sorprendente que logró que Tess resurgiese como una diosa. Un final glorioso, lleno de simbolismo y lirismo, un broche perfecto a una historia que sólo supe valorar en conjunto. La clase de historia que reposas, que meditas y que aflora con toda su fuerza y esplendor. Tess, la nuestra ha sido una relación complicada, pero me has acabado enamorando.

¿Y qué decir de Hardy? Que sea cual sea la historia que me cuente, me atrape la trama y sus personajes o no, Hardy es éxito asegurado. Compone las historias y las ambienta con tal belleza de descripciones, que te atrapan totalmente, transportándote a los más maravillosos paisajes con sus palabras. Y es que con Hardy, el paisaje rural, el campo, la naturaleza, se transforma en uno más de los personajes, dando fuerza a la historia y ambientándola de forma magistral. ¿Es posible leer diez páginas seguidas donde lo único que ocurre es que ordeñan vacas en un prado, y que la escena te resulte sensual, te deje maravillada y deseosa de poder recorrer esos escenarios? Es posible, pero sólo con Hardy.

En esta novela no hay rastro del tono amable, irónico e incluso humorístico que encontré en "Lejos del mundanal ruido". "Tess de los D'urberville" es una novela mucho más oscura, pero igual o incluso más fascinante que la anterior.
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Tess Duberfield es una adolescente, hija de granjeros y la mayor de una familia numerosa que vive continuamente en la frontera de la miseria. Un buen día, los Duberfield descubren, de forma casi fortuita, que provienen de una familia de abolengo ya extinguida. Pronto verán en esta noticia la puerta a una vida mejor y utilizarán a Tess para conseguirlo. A partir de ese momento, la vida de Tess se convierte en un ir y venir de calamidades que marcarán su futuro para siempre.
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En esta novela Thomas Hardy cuestiona y rebate la rígida moral victoriana y lo hace a través de la figura de Tess, una víctima de los prejuicios sociales. Tess es objeto de las mayores atrocidades por parte de los hombres, sin embargo la juzgada y la condenada es ella porque es lo más fácil, porque su atractivo es una provocación y porque querer ser independiente es terreno vedado para la mujer. A través de una crítica brillante, minuciosa y explícita el autor el trata por todos los medios de salvar a Tess del ojo acusador de la sociedad del s.XIX, algo que le costó mas de una crítica e incluso la censura de algunos capítulos de la novela.
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Por otra parte, la tragedia vivida por Tess contrasta con las bellísimas descripciones de la naturaleza que Hardy nos regala a lo largo de la novela. Hardy nos da un respiro a través de fértiles valles, ríos que reflejan la luna y paisajes teñidos de blanco por la nieve. Hardy es un genio describiendo y, tanto en este libro como en "Lejos del mundanal ruido", encontrarse con sus descripciones es un regalo.
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"Tess de los D'urberville" me ha dejado poso. La lectura fue dura, empatizar con Tess fue tan tierno como destructivo. Necesité parar en algunos momentos para coger aire, porque la historia de la protagonista asfixia, hiere y enfada. Leer esta novela es un ejercicio intenso y emocional, pero también muy bonito.

¡Qué creación de la naturaleza tan lozana y virginal es esa lechera!», pensó Clare. Y le pareció entonces discernir algún rasgo familiar en ella, algo que lo transportaba a un pasado alegre y libre de preocupaciones, a un tiempo anterior a que la necesidad de reflexionar nublase su cielo. Llegó a la conclusión de que la había visto antes, aunque no sabía decir dónde. Había sido seguramente un encuentro casual en alguna de sus caminatas por el campo, y no sintió demasiada curiosidad por establecer cuándo. Aun así, esta circunstancia fue suficiente para que desde ese momento prefiriese a Tess entre las demás lecheras guapas cuando tenía ganas de contemplar a las mujeres que le rodeaban.

cuando de amores trágicos, dolor y sufrimiento se trata, Hardy es un experto en el tema.
Técnicamente no es un spoiler, es una advertencia, si alguna vez decides leerlo, preparate para sumergirte en sus historias de amor oscuras, dolor insoportable y lágrimas eternas.
En sus libros todo es posible, y en éste en particular, ni los ángeles perdonan. No hay un final feliz, ni un felices para siempre para sus protagonistas, y eso es lo que ha hecho que este clásico se convierta en una de las historias más trágicas de la literatura inglesa.

Está novela se publicó por primera vez en 1891 obteniendo una fuerte crítica por desafiar las costumbres sexuales de la época. Tess sufre una vida trágica al ver frustradas sus aspiraciones de una vida mejor social y económicamente hablando después de cometer el mayor error de su vida, la pobre se ve abocada a trabajar de cualquier cosa para llevarse algo de comer a la boca y demostrar a su familia que ella puede ser una mujer fuerte e independiente que no necesita de ningún hombre para salir adelante. La pobre Tess vive como una desgraciada durante toda la historia y en ningún momento parece salir de ese pozo oscuro en el que está metida. Es una novela bastante deprimente pero que tiene sus toques irónicos y cómicos. No está nada mal.

Thomas Hardy escribe maravillosamente bien. Gracias a ebiblio y a editorial Alba con la traducción de Catalina Martínez Muñoz, ha sido una delicia poder disfrutar de su prosa, de sus detalladas descripciones y de un punto de ironía en la caracterización de algunos personajes que ameniza aún más la lectura. La novela que narra la vida de Tess tuvo, en su origen, el subtítulo de "una mujer pura fielmente presentada" y es ahí, en la conjunción de ese sustantivo y adjetivo, donde se encuentra el núcleo de la historia, con respecto a la cual hemos de hacer un pequeño esfuerzo para contemplar desde el prisma de 1890 y no el nuestro, para llegar a la conclusión de que muchas de las ideas que plasmó el autor eran verdaderamente novedosas o, incluso, revolucionarias.
La lectura lenta que hemos llevado a cabo en el grupo de Mayte, ratita de biblio, nos ha generado cierta ansiedad y la pobre Tess, que es un poco pánfila, no ha salido muy bien parada en nuestros comentarios. Es una campesina, una lechera bella pero sin cultura, nacida en una familia humilde y con unos padres desastrosos, a los que tiene que sacar las castañas del fuego constantemente, para echar una mano y que sus hermanos no mueran de hambre. La muchacha lo intenta y todo le sale mal.
Ahí es donde el autor es capaz de adentrarse en el alma de esta chica y describir de una manera fabulosa su tristeza y desesperación, desde una inocencia a veces exasperante y una resignación que agota un poco la paciencia del lector.
En la novela hay amor, amistad, relaciones familiares, clases sociales, religión...muchos temas expuestos y casi todos resueltos ¿bien o mal? eso ya va en el gusto de cada uno. Me ha gustado mucho la estructura en partes y capítulos y la contundencia de los títulos de las partes (aunque hacen spoiler).
Y por fin llegamos a un desenlace que podía haber sido horrible, pero que sin embargo, consigue sorprender, es inesperado y mejora el valor total de la obra.

Tess, la de los D'urberville, es un libro delicado. Me adentré en él esperando encontrar una historia de época más, idílica y pastoril, y aunque reconozco que en parte tiene esta esencia (porque la pluma de Thomas Hardy es una delicia), Tess es sobre todo un libro amargo.

Injusticia tras injusticia nuestra protagonista intenta hacerse un hueco en un mundo que es completamente hostil para ella. Todo lo que la rodea está corrompido, podrido y esconde maldad. Poco a poco iba creciendo en mi el deseo de arroparla y llorar con ella sus penas por lo tremendamente impotente que te hacen sentir las situaciones que nos cuenta.
Hay en la novela una gran crítica hacia la sociedad machista de la época, lo cual me ha sorprendido muchísimo; no hay en la vida de Tess ni un solo hombre bueno (su padre, sus enamorados, sus jefes...). Vemos cómo los mismos actos no se juzgan de la misma manera si los comete un hombre, y también he notado gran rechazo hacia la religión, algo lógico ya que la sumisión como la pureza van de la mano en este caso.

La trama, como en casi todos los clásicos similares a este, no es rápida ni muy compleja, pero sí que tiene cambios de ritmo que no me esperaba y me han gustado mucho.

Si habéis leído "La casa de la alegría" o "Indiana" os recomiendo sin duda leer a Tess, la inocente niña que es tachada y apartada de la sociedad sin merecerlo, un libro que os hará sufrir y os enseñará lo realmente duro que era ser mujer no hace tanto tiempo.

PD: en destacados tenéis algunas frases del libro, y hay una mini serie de la BBC que me está encantando.

Hay personas con un alto sentido de la moral. Para ellas, hay cosas que están muy mal y cosas que están muy bien, y las personas que las hacen son, respectivamente, muy malas o muy buenas. Si una persona hasta entonces buena comete un error, estas personas con tal altos valores morales dirán que ya son malas para siempre. Los puntos intermedios no existen, y de nada vale pedirles que miren caso por caso antes de opinar. Pensando en este tipo de personas, pero de la época victoriana, escribió Thomas Hardy una magnífica obra. Esta no es otra que Tess de los d'Urberville, la novela de la que os hablo a continuación.
La vida de John Durbeyfield, conocido holgazán y alcohólico de la aldea de Marlott, cambia para siempre el día que descubre que su apellido es una deformación de d'Urberville. Supuestamente, John desciende de un noble y viejo linaje que se extinguió hace años, al igual que sus riquezas. Convencido de que se puede sacar algo provechoso de este descubrimiento, John y su esposa animan a la mayor de sus numerosos hijos, la joven Tess, a visitar a unos parientes lejanos que viven a unos kilómetros de su casa. Los parientes, en realidad, no son tales, pues el rico dueño de las tierras y la casa a la que llega Tess, ya fallecido, acuñó el apellido como propio no mucho tiempo atrás. En la casa, Tess se encontrará con un puesto de trabajo relativamente sencillo de desempeñar, una viuda ciega obsesionada con las aves y su hijo, Alec, un joven seductor que no tardará en echarle el ojo a la hija mayor de John. Aquello que le ocurre a Tess mientras trabaja para los falsos d'Uberville marcará para siempre su vida, convirtiéndola en una auténtica pesadilla.
Tess, la hija mayor de John Durbeyfield es una chica trabajadora e inteligente, aunque también muy inocente, dispuesta a hacer cualquier cosa por ayudar a sus padres y sus hermanos. Prácticamente empujada por sus progenitores, viajará hasta la casa de unos supuestos familiares lejanos. Allí se verá acosada por Alec, el hijo de la viuda dueña del lugar. Demasiado joven para conocer el mundo, Tess acabará siendo víctima del primo lejano, lo que, sin lugar a duda, dejará una mancha muy negra en su expediente moral. Pero aunque Tess está dispuesta a quedarse soltera, pronto el amor se cruza en su camino. ¿Será posible que la joven pueda por fin ser feliz con el hombre al que quiere?
El narrador de esta historia no es una voz cualquiera: es la de alguien que conoce la moral de su época y los claros prejuicios que la gente de su tiempo tiene a la hora de juzgar a los demás. Intentando remover las conciencias de sus semejantes, gracias a un experimento tan literario como sociológico, esta voz nos cuenta la historia de una muchacha desgraciada. Esta muchacha, pobre pero inteligente, voluntariosa pero inocente, comete lo que a la vista de todos podría ser una falta grave. El narrador intentará que reflexionemos sobre su posición en cada momento, de lo que hace y lo que no hace, de si acaso podría una chica como ella hacer algo para impedir que ese hecho oscuro tuviera lugar en su vida. Asimismo, nos hace preguntarnos, con consternación, si a un hombre en su misma situación, en su época, se la juzgaría de la misma manera.
Tess de los d'Urberville es, sin lugar a dudas, una gran novela, tanto por su prosa, que nos transporta fácilmente a los valles ingleses de la época victoriana para conocer sus paisajes, sus gentes y sus costumbres, como por la perfectamente construida historia feminista de Tess, esa mujer que ha de cargar con la duda, el miedo, la tristeza, la preocupación y la vergüenza durante buena parte de su vida. Es desesperanzador comprobar, por cierto, que lo que le pasa a la chica protagonista de esta novela le está pasando continuamente en el mundo a muchas otras. Incluso que si le preguntáramos por su caso a muchas de esas personas del mundo más desarrollado con altas premisas morales, dirían que la mancha negra del expediente de Tess habría de perdurar. Avanzamos tanto en unas cosas, y tan poco en otras. Es por eso que debemos leer historias que nos entretengan, pero que también nos hagan reflexionar, replantearnos cosas continuamente. Como Tess de los d'Urberville, diría yo. En serio: no dejéis escapar esta lectura. Pero preparaos: es imposible salir indemne de este libro. Ni para todos sus personajes ni para nosotros, los lectores.

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