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Críticas sobre Sapiens: De animales a dioses (31)
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Beababe30
 27 March 2024
Hacía un año que guardaba este libro y por fin pude dedicarle el tiempo que requería (es grande y con letra microscópica).
La única pega que le pondría es que algún capítulo lo alarga demasiado, pero el conjunto me gustó mucho. Primero muestra la línea temporal de la historia para darnos una idea general desde que se formó el planeta.
Se centra en explicar desde el tiempo en el que varias especies de humanos habitaban la Tierra hasta la actualidad. Como colonizamos territorios (Australia, América), la desaparición de la megafauna, sólo quedan los humanos sapiens (me interesan especialmente los Neandertales), la revolución agrícola (un tema que me gustó mucho), los asentamientos permanentes, la invención de la escritura, los primeros reinos, la complejidad de las religiones, la revolución científica...
Personalmente, lo alternaba con alguna lectura de ficción relajada.
Leeré más libros del autor, se puede aprender con él.




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Gww
 28 February 2024
Sapiens. de animales a dioses (Yuval Noah Harari, editorial Debate) es un libro provocador que ha merecido innumerables reconocimientos y halagos. Es difícil no haber leído previamente algún artículo o reseña que no nos haya puesto en contacto con las principales tesis defendidas por el autor pero, no por ello, se debe obviar la lectura directa del texto. No hay resumen que pueda suplir la riqueza del contenido del volumen, sus pequeñas anécdotas o su tono ligeramente irónico.


Entremos por tanto en materia. Partamos del nacimiento de la primera especie de homínido, mucho tiempo antes de que surgiera el primer Sapiens. Hablamos de un homo cuya principal diferencia respecto del resto de fauna sería su mayor cerebro, pero cuyas facultades físicas le ponían a merced de mamíferos mayores, más fuertes, hábiles y con sentidos más desarrollados para adaptarse a su entorno.


Pese a esa precaria posición, la familia homo se extiende en diversas especies (Neardental, Erectus, Floresiensis) para adaptarse a los diferentes entornos físicos en que vivían. Un millón y medio de años después, hace unos 350.000 años, surge una nueva especie de homo, al que llamamos inmodestamente Sapiens, en un rincón de África Oriental, que terminará tiempo después extendiéndose por todo el planeta e imponiéndose al resto de especies de su familia, llevándolas a su extinción, bien por superación biológica o por directo enfrentamiento.


Por tanto, frente a la falsa y extendida opinión de que los diferentes tipos de homínidos forman parte de una sucesión cronológica en la que cada especie es fruto de la anterior y mejora aquella, lo cierto es que las especies convivieron en el tiempo y bien podrían haber sobrevivido hasta la fecha, al igual que lo hacen los cocodrilos y los caimanes, las lombrices y los gusanos.


Pero en la familia de los homínidos tan solo el Sapiens sobrevivió y hay que dar una explicación de por qué esta especie, no mejor dotada físicamente que otras, pudo imponerse hasta el punto de superar su lugar dentro del reino animal y colocarse en la cúspide del mismo, llegando a tener la capacidad para influir en la vida del resto de formas de vida.


La explicación de Harari es lo que denomina la revolución cognitiva, o proceso por el que los Sapiens son capaces de elaborar ideas abstractas que comparten entre ellos convirtiéndolas en algo tan creíble y real como el mundo objetivo que les rodea y que les permite colaborar y superarse de un modo que ninguna otra especie es capaz.


Pongamos el ejemplo más sencillo para entender cómo este concepto ha impregnado hasta nuestros días la vida de los Sapiens y nos ha permitido ir mucho más allá que al resto de especies o de lo que nuestras capacidades naturales nos habrían permitido: el dinero.


El dinero es un concepto que no existe en la vida real, se trata de un mecanismo de intercambio de bienes y servicios basado en la confianza de que todo el mundo lo aceptará como método de valoración y medida. Si no hay confianza, el dinero no vale nada, que es lo que ocurre en los grandes procesos inflacionarios. Pero la creencia común en el valor del dinero permite el desarrollo de unas redes de comercio que potencian la riqueza de las naciones, favorecen el progreso material, científico, o artístico. Sin la creencia en el dinero viviríamos de lo que fuéramos capaces de producir o intercambiar con el fruto de nuestro trabajo en un pequeño y estrecho mercado local. La creencia común en el dinero nos hace más flexibles, nos permite acometer empresas mayores, nos aleja definitivamente del resto de la creación.


Sapiens es experto en crear estos conceptos, en desarrollar historias que sirven de cohesión para el grupo, que les lleva a imponerse frente a otros sapiens o a esmerarse para merecer una vida futura mejor. Todo lo que nos define hoy en día como humanos tiene su origen en esta idea. La religión, el derecho, las clases sociales, las ideologías, los nacionalismos, el imperialismo, el progreso científico como método y concepto, las grandes corporaciones mercantiles y tantas y tantas ideas que forman nuestro mundo y que son totalmente ajenas al resto de animales y que también lo habrían sido para nuestros hermanos homínidos hoy extinguidos.


Solo una especie en la que algunos de sus miembros sean capaces de creerse mejores que los demás en función del lugar en el que vivan, del tono de su piel o de la creencia en un determinado dios, podrá colaborar para lograr metas comunes que ni un chimpancé ni un Homo Erectus serían capaces de imaginar. Esos mitos y la capacidad para hacerlos tan creíbles como el suelo que pisamos son el principal motor de nuestra especie. No en vano, hoy la lucha por el relato es la principal actividad a la que se dedican nuestros políticos en la esperanza de que así se logrará una adhesión más fiel que la que resultaría de unas políticas que respondieran a las realidades verdaderas de los votantes.


Pero el tiempo histórico avanza y Sapiens, convertido ya en el único homo sobre la Tierra, crea el segundo gran cambio que le permitirá proyectarse hacia el futuro que hoy conocemos: la revolución agrícola. Es bien sabido cómo el hombre subsistía a base de la caza y recolección, desplazándose continuamente en busca de un entorno favorable para ambas actividades. Sin embargo, en algún momento, aproximadamente hace unos 10.000 años, los hombres de una zona concreta del Medio Oriente logran controlar el crecimiento de las primeras plantas sembradas por el propio hombre y no por el capricho del viento o la diseminación de los animales. En un proceso similar y de alguna manera interconectado, a la agricultura se le unirá la ganadería gracias a la domesticación de determinadas especies.


Como es bien sabido, la agricultura permite el asentamiento estable de poblaciones que ya no dependen de la abundancia de caza local sino que son capaces de generar excedentes suficientes para sus habitantes. Pero esto no trae necesariamente la felicidad para Sapiens. Los excedentes permiten la creación de oficios, castas y clases sociales para cubrir unas necesidades antes inexistentes y que no podían ser cubiertas. Igualmente, la mayor disponibilidad de alimentos permite un incremento del número de hijos por lo que el resultado global es que el agricultor neolítico trabaja denodadamente para apenas llegar a cubrir las necesidades de su familia, atenazado siempre por el miedo a las malas cosechas y las plagas.


Es interesante la perspectiva que adopta Harari. Por un lado, la fortaleza de Sapiens es su capacidad de interconexión, sus creencias comunes, su flexibilidad para organizar asociaciones que logren frutos espectaculares imposibles de otro modo. Pero esta fortaleza colectiva debe ser enfrentada con la realidad subjetiva del individuo. Según Harari, y esto es uno de los puntos más polémicos de la obra, el cazador recolector trabajaba menos horas para lograr su alimento que el agricultor mesopotámico, podía dedicar más tiempo a su familia o sus aficiones. Su vida era más variada, menos monótona que la del campesino, siempre sometido al mismo paisaje, atado a sus propias necesidades en un círculo infernal en el que se cuelan por primera vez en la historia los impuestos como forma de alimentar a las clases que surgen para organizar mejor la sociedad, sean soldados, sacerdotes, jueces o recaudadores.


Como especie, Sapiens garantiza su supervivencia. A nivel individual debemos fijarnos en si esto supone una ventaja para cada uno de los miembros de la especie. Igualmente, el autor nos interpela para preguntarnos si nuestro éxito como especie no merece también contemplar su cara oculta en forma de la extinción del resto de homínidos, la persecución a los grandes mamíferos con los que compartimos hábitat o la extinción de miles de otras especies animales y vegetales. Harari cree llegado el momento de establecer estudios históricos que no se centren en los hechos sino en las subjetividades, en la vida real de los hombres, en su felicidad y sentimiento.


¿Eran más felices los hombres sometidos a unas reglas claras de vida, aunque fueran difíciles, por el consuelo de alcanzar una vida en el más allá? ¿Es más feliz un hombre no sometido a las falacias y trampas de una religión? Solemos creer que las grandes religiones monoteístas son un avance para la civilización. No obstante, es un hecho histórico que una religión que admita varios dioses será más tolerante con los dioses de otra puesto que la proliferación de deidades forma parte de su fe. Sin embargo, una religión monoteísta, que solo admite un dios verdadero tenderá a rechazar cualquier otra creencia por falsa. Las guerras de religión que han sacudido el mundo, y aún hoy en día lo hacen, ponen de manifiesto esto. ¿Seríamos más felices viviendo en un mundo politeísta? ¿Acaso el progreso y la expansión del agnosticismo nos ha hecho vivir más satisfechos con nuestra realidad?


La interpelación de Harari es pertinente y permite cuestionarse muchos temas que solemos dar por ciertos. Acaso el nacionalismo lucha por defender los derechos de los individuos a utilizar su propia lengua, su cultura o sus costumbres. Pero, ¿son más felices los hombres que viven bajo un Estado-Nación que aquellos que han vivido bajo otras estructuras políticas?


Paradójicamente, Harari nos plantea que los Imperios, con toda su mala prensa, resultaban menos violentos que muchos de los regímenes a los que sojuzgaron y que sin olvidar todas sus sombras, llevaron hospitales, escuelas y alimentos a individuos que antes apenas podían aspirar a morir después de cumplir los treinta años.


Esta doble perspectiva, la colectiva (Sapiens como especie exitosa) y la subjetiva (cada uno de nosotros) sea tal vez la más relevante y útil de todo el libro puesto que podemos aplicarla sin límites a infinidad de ideas preconcebidas que manejamos. ¿Una sociedad feminista hará más felices a las mujeres?¿Los avances de la Ciencia nos convertirán en seres más completos, más felices?


El problema de este salto al vacío es que no nos ofrece herramientas para poder aventurar respuestas. El terreno de la subjetividad no es otra cosa que el terreno de lo opinable. Pero no tener respuestas no siempre implica que las preguntas no resulten pertinentes o certeras.


El camino de Sapiens avanza con desarrollos tecnológicos como la navegación, la escritura, la matemática y otros tantos permitiendo el desarrollo de organizaciones cada vez mayores. Así, el Imperio se convierte en un modo de dominación empujado por el éxito mercantil y económico de los países que los encabezan. Y así también se forma una tríada que se retroalimenta y refuerza. A mayor desarrollo económico, más fondos que pueden dedicarse a la innovación, a crear mejores armas, barcos mayores, arados más eficaces, todo lo que lleva a que el Estado sea más poderoso y logre expandirse más fácilmente y, por tanto, enriquecerse y seguir dando vueltas a la rueda. Así tenemos el imperio romano, pero también el español, e francés, el holandés o el británico.


Si bien nuestra visión de la Historia es muy europeísta, lo cierto es que hasta el siglo XV, Europa era una zona de escaso éxito, tanto a nivel económico, como humano. Por el contrario, Oriente puede ser considerado como más rico, más sofisticado, más desarrollado en muchos aspectos. Sin embargo, a partir de dicho siglo hay un hecho que determina el gran salto que está a punto de producirse: la revolución científica. Por alguna razón, el desarrollo científico arraiga de mejor manera en Europa que en otras partes del mundo y esto ofrece temporalmente una ventaja que los nacientes estados europeos van a saber tomar. Europa había desarrollado un carácter más racionalista y una vocación centrada en el hombre a partir del Renacimiento, con unas estructuras políticas más estables y flexibles para aprovechar el cambio.








Las sociedades que basan su conocimiento en la Ciencia tienen como punto de partida el hecho de que desconocemos gran parte de lo que nos rodea y, por tanto, tenemos que indagar y cuestionarnos todo para ir completando nuestro conocimiento. Pero si nuestro conocimiento deriva de una verdad revelada, poco más puede hacer el hombre. No existe laguna en nuestro conocimiento que merezca el esfuerzo de ser investigada.


La Ciencia permite ir sustituyendo los mitos y creencias, las supersticiones por certezas. No solo es que los europeos puedan crear máquinas para la guerra superiores o mejorar los telares. Es que su ansia de conocimiento de todo tipo lleva a los europeos a recorrer el mundo, a querer medirlo, catalogarlo, lo que favorece que luego pueda ser explotado. Los conocimientos cada vez mayores logran ese efecto multiplicador que dispara la innovación y, aún más importante, la confianza de estos occidentales no solo en Sapiens, sino en su propia raza. Somos mejores, más inteligentes, más ricos y esto tiene una causa que fundamos en una superioridad que se impone como una ley natural. Por consiguiente, estamos destinados a dominar a quienes no lo son tanto. Si la especie Sapiens nos hace a todos igual, el hombre occidental se cree parte de una subespecie superior, merecedora de administrar al resto.


Enfilando ya los últimos capítulos de la obra, Harari ve llegado el punto en el que la revolución científica nos ha permitido abrir ligeramente una puerta que supondrá una nueva revolución cuyo carácter y consecuencias no somos capaces aún de intuir. Los avances en genética, biomedicina o robótica permitirán elegir rasgos genéticos en nuestros descendientes, superar la muerte por enfermedades o el mero envejecimiento y también llevar a nuestro cuerpo más allá de sus capacidades naturales a través de implantes iónicos. ¿Estaremos ya ante Sapiens o ante otra especie que comenzará lentamente a evolucionar?¿Estaremos sembrando las semillas de nuestra propia extinción a manos de otros homínidos, tal y como nosotros hicimos con nuestros hermanos?


De ser unos animales similares al resto, a convertirnos en arquitectos de la vida, este es el fascinante viaje por el que nos ha llevado Harari. Con sus tesis cuestionables en algunos casos, sus contradicciones internas o sus fobias y creencias demasiado evidentes en ocasiones, pero con una lucidez y una capacidad para incomodarnos en nuestros prejuicios que ya hacen de por sí imprescindible su lectura. Tal vez al concluir la última página el lector habrá avanzado en el largo camino que nos lleva a merecer el nombre pretencioso que nos dimos.
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Prifort
 22 October 2023
Si hacemos caso al epígrafe que acompaña el título, "Breve historia de la humanidad", parecería que se trata de la historia contada cronológicamente, como lo haría un historiador, sin embargo, se trata de un despiece de la historia de la humanidad más bien contada como lo haría un psicólogo, yendo al porqué y a las consecuencias del comportamiento humano a lo largo de su existencia. Más que interesante.
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procestoc
 20 October 2023
Sapiens. En latín. Evocando a Linneo.
Comienza con el Big Bang. La física, la química, la biología y la historia aparecen en pié de igualdad completando una sucesión temporal. de la mano de la biología, comienza a recorrer el camino de nuestra especie hasta llegar a la primera de las revoluciones propuesta por el autor, la cognitiva. En ella, que según él podríamos resumir en la capacidad de crear una realidad imaginaria a través del lenguaje, imprudentemente se aleja poco a poco de la biología para apoyarse más en la historia. Algunos errores, malinterpretaciones, contradicciones y una inexplicable elección de fuentes tapizan este titubeante comienzo, en parte por la falta de datos concluyentes y en parte porque el autor no es biólogo.
Es cuando llegamos a la revolución agrícola cuando se produce el truco que, por arte de magia, otorga un hilo conductor al libro. Ya el título de su primer capítulo «El mayor fraude de la historia» tiene un curioso componente moral. Y es aquí donde el autor entra despreocupadamente en una vorágine de suposiciones infundadas y dota de consciencia, no al individuo humano, sino a la especie. «Los cazadores-recolectores pasaban el tiempo de maneras más estimulantes y variadas, y tenían menos peligro de padecer hambre y enfermedades.» dice.«¿Por qué hacer cualquier otra cosa cuando tu estilo de vida te da de comer en abundancia y sostiene un rico mundo de estructuras sociales, creencias religiosas y dinámicas políticas?» se pregunta. Y «¿Quién fue el responsable?». Otorga a Homo sapiens un poder decisorio en base a unas circunstancias concretas que, según el autor, compartían todos sus miembros. Y una vez que hemos dotado de consciencia a una especie ¿por qué no hacerlo con todas? Así que responsabilicemos al trigo de este gran fraude. «El trigo lo hizo manipulando a Homo sapiens para su conveniencia.»
Para llegar a estas conclusiones, mejor hubiese empezado con el Génesis en lugar de con el Big Bang. Así tendría al trigo como la serpiente del Árbol del Conocimiento que provocó la expulsión de Adán y Eva (Sapiens) del Paraíso Terrenal.
Al llegar aquí, todas las malinterpretaciones y errores de los primeros capítulos se transforman en los cimientos de la obra de Harari. Violentamente se deshace de cualquier atisbo de razonamiento y se lanza a estimular las emociones primarias del lector: «¿Qué es, pues, lo que el trigo ofrecía a los agriculturalistas, incluida esta niña china desnutrida? No ofrecía nada...»
Transformado ya en un dios justiciero, Harari deja de ocultarse tras la Ciencia y pasa a presentar su programa moral.«¿Por qué cometió la gente este error fatal? Por la misma razón que, a lo largo de la historia, esta ha hecho cálculos equivocados. La gente era incapaz de calibrar todas las consecuencias de sus decisiones.» Importantísimo ese pretérito, era.
A partir de aquí ya es muy difícil orientarse en el laberinto urdido por el autor. A base de buscar los ejemplos pertinentes todo parece encajar y, si no es así, se fuerza con proposiciones capciosas, como la usada para demostrar que el comunismo es una religión.
Mención aparte merece su disertación sobre el caos, en la que reformula la teoría. Ahí es nada.

No sé cómo terminar esta crítica, pues mire donde mire Harari sigue construyendo su infinito trampantojo, en el que disfrutamos de una narrativa coherente y asumible pero profundamente adulterada. Como muy bien dijo un historiador argentino, un libro analgésico. A pesar de que las falacias y los errores interpretativos (que achaco al desconocimiento de muchos temas de Harari) continúan hasta el final, de tal forma que habría que escribir otro Sapiens para desmontarlos, me gustaría añadir que el libro no carece de ideas interesantes pero el haberlas enterrado entre tanta paja las convierte en inservibles.
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Mel_
 30 May 2023
Dicen que es una breve historia de la humanidad pero yo la veo como una historia muy bien detallada y perfectamente explicada. ¿Se podría profundizar más? Por supuesto. Pero el autor te lleva tan firme desde los primeros humanos hasta los radicales y a veces devastadores avances, que para qué extenderse más si queda todo tan claro.

Algunas preguntas que se plantean durante el libro: ¿hemos ganado en felicidad a medida que ha avanzado la historia? ¿Seremos capaces de liberar alguna vez nuestra conducta de la herencia del pasado? ¿Podemos hacer algo para influir en los siglos futuros?

Te animo a leer esta historia, nuestra historia, porque nosotros formamos parte de esta breve historia de la humanidad.

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Ros
 23 February 2023
Un libro que tiene muchísimas reseñas hechas y casi todas ellas con valoraciones altísimas y comentarios extraordinarios. Sin embargo, yo no le voy a dar la máxima puntuación, aunque realmente es una buena nota la que he considerado que se merece, a pesar de que no ha sido lo que me esperaba.

Y no sólo por la consideración que se merecen los grandes lectores y compañeros con sus aportaciones, sus puntuaciones y comentarios, ni tampoco por la fama que adquirió en su momento.

Un libro que leí hace ya bastante tiempo e hice la reseña que a continuación expongo aquí.

Y voy a ello, lo leí y tengo que mostrar todo lo que he ido sintiendo en la medida que se iban sucediendo los capítulos.
También debo añadir que he encontrado grandes y excelentes pensamientos en determinados momentos de la gran historia que abarca. Así como interesantes y provocativas cuestiones.

Tiene un gran título, que ya nos indica que el libro consiste en un gran viaje desde el origen de la humanidad, y la evolución de los seres humanos hasta nuestros días.

Pues en realidad, de lo que se trata es de proponer una breve historia de la humanidad desde los primeros seres humanos hasta los avances más significativos que se han ido sucediendo en cada gran revolución humana. Con extensos comentarios y también reflexiones de interés.

Sapiens. de animales a dioses, aquí queda sintetizada la historia de un largo recorrido, para lograr convertirnos en dioses, con matices, por supuesto.

Pero es lo que, paso a paso, nos va analizando con detalle, con brillantes exposiciones y diversas teorías, con preguntas que se pueden responder de muchas formas pero que no hay una única respuesta convincente.
Por ello, mejor sin respuestas, con dibujos y fotografías explicativos, donde refleja las teorías que va tratando, con apelaciones al lector, y sí, todo ello con un alto grado de preparación.

También son muy interesantes los títulos y subtítulos de los apartados que componen la obra, curiosos comentarios, comparaciones inteligentes y divertidas, así como expresiones utilizadas que llegan a hacernos sonreír en muchos momentos.

Sí, todo muy didáctico, un buen razonamiento expositivo, ya que, son brillantes y satisfactorias clases universitarias de un buenísimo profesor, muy preparado y convincente, también divertido.

Pero para los jóvenes estudiantes con ganas de aprender. Por ello, no olvidamos en ningún momento de la lectura, que es un profesor de historia de una universidad hebrea de Jerusalén.

También utiliza la ironía y trata la gran multiplicidad de aspectos presentes en el libro, lleno de sugerencias, de interrogantes, que también nos ayudan a pensar, además de poner en cuestión muchas de las certezas que nos han llegado.

Para los principiantes y profanos en la materia puede resultar un aprendizaje novedoso y excitante . Pero, pero, pero… aquí llega el abucheo, ¿me tengo que resguardar?

A pesar de todo ello, hay muchos temas tratados que son absolutamente y plenamente sus opiniones, y además aspectos tratados muy conocidos, que no trata con rigor o profundidad. ( Véase el descubrimiento de América, por ejemplo).

Los interrogantes que atraviesan todo el libro, creo que, serán muy útiles, para los estudiosos y especialistas en el tema, que pueden, a través de estas preguntas, abrir nuevas vías de investigación.

Para mí, es un libro que tiene una lectura irregular con interesantes capítulos, sobre todo los de la primera parte, después aparecen otros en los que decae la atención, vuelve a subir más adelante y así hasta el final.

Atención, también me he divertido, y esto hay que tenerlo en cuenta.

Y sí, me ha gustado leerlo y conocerlo. Además un aspecto muy destacable de su lectura es que todo es cuestionable. Absolutamente de acuerdo.

¿Podemos estar seguros de que el autor cogió la antorcha encendida para desde la puerta de la caverna, mostrar a los prisioneros la salida a la luz? O, por el contrario ¿Habiendo otras puertas solo iluminó una de ellas?
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EmilianoPD
 10 October 2022
Hubo un tiempo en el que los graciosos de la clase eran humoristas al crecer. ¿Se convierten ahora en historiadores?
Antaño la editorial Debate era una casa sería; ahora te imprimen una cita de Risto Mejide en la sobrecubierta y se quedan tan contentos (no, yo no).

Tal vez sea porque leí este extenso panfleto concienzudamente, tomando notas y buscando un sentido, una estructura argumentativa para la lectura conjunta en nuestro (de los #addictxslcs) grupo de ensayo. Tal vez porque le exijo más a un libro de Historia , más que el mero interés del tema que sea riguroso, fiable; y, más probable aún, que esté agudizándose mi veta cascarrabias.

Este libro llegó a nuestras manos en alas de una campaña publicitaria con pocos precedentes en su género, como si de una nueva entrega de los Mola se tratase, con el añadido del (espúreo) barniz de seriedad que damos a literatura de no ficción. "Ambicioso", "fresco"... uh, sí... Como una lechuga.
Nos encontramos ante una clase de historiador, el historiador lechuga, que con un afán globalizador y omnicomprensivo no parará mientes en, llevado por su lema "no dejes que la realidad te arruine una buena teoría", ofrecernos destellante un espectáculo de tres pistas: atajos sorprendentes cual un Tunnel of love brillante de neón, conclusiones no ya apresuradas sino atletas plusmarquistas, y audaces sesgos cognitivos que figurarán en el próximo diccionario de autoridades como brillantes ejemplos de tergiversación de los datos.

Podéis reprocharme que mi inquina es debida a la envidia; no lo negaré. El monstruo verde me corroe viendo cómo la desfachatez es tan exitosa, cómo esta sagaz combinación de asombrosas generalizaciones (he de reconocer que le quedaron muy bonitas) curiosos datos y ejemplos (en los que he de destacar Las viudas escocesas y la burbuja del Mississippi) y visiones del futuro propias de un libro de autoayuda se convierte en un succès d'estime ¡y un asombroso best seller, también! En fin, el contenedor de papel para su reciclaje es el lugar que, a mi juicio, se merece.
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mariabv2012
 01 October 2022
Leí este libro en enero y me causó muy buena impresión. Nos muestra la historia de la humanidad haciendo hincapié en la evolución del ser humano hasta convertirse en lo que es hoy en día, tanto en el aspecto individual de especie como social.
Un apasionante viaje descrito de manera entendedora y amena a través de las diferentes etapas evolutivas por las que ha pasado la humanidad.
Me resultó muy interesante, lo leí con calma, poco a poco, para sacarle todo el jugo y que no me resultara pesado. Tengo pendiente el segundo libro del autor, continuación de éste.

¡Muy recomendable!
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mariabv2012
 06 September 2022
Leí este libro en enero y me causó muy buena impresión. Nos muestra la historia de la humanidad haciendo hincapié en la evolución del ser humano hasta convertirse en lo que es hoy en día, tanto en el aspecto individual de especie como social. Un apasionante viaje descrito de manera entendedora y amena a través de las diferentes etapas evolutivas por las que ha pasado la humanidad. Me resultó muy interesante, lo leí con calma, poco a poco, para sacarle todo el jugo y que no me resultara pesado. Tengo pendiente el segundo libro del autor, continuación de éste.

¡Muy recomendable!
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Lavidamurmura
 03 August 2022
Seguramente si no hubiera sido por el club de lectura de ensayos y no ficción que organiza Isa @culturaviejoven no me habría acercado a este libro. Y menos mal, porque (y creo que es el sentir general) de no compartir semanalmente nuestras opiniones sobre su avance, probablemente no hubiera podido terminarlo.

La propuesta de Harari es muy interesante, pero llega un momento en el que la forma se impone al contenido y acaba pesando la insistencia, las reformulaciones y todos aquellos párrafos en los que el autor se enrocaba intentando explicar una idea que ya había quedado clara en capítulos anteriores.

En parte no es de extrañar, si tenemos en cuenta su enfoque divulgativo y accesible a un público lector amplio, que lo único que quiere es aprender sobre la historia de la humanidad, desde la aparición de las primeras formas humanas hasta la inevitable espiral de autodestrucción que las brumas del futuro disfrazan de progreso.

Que destaque estos aspectos negativos no quita que el texto tenga ciertas partes y planteamientos verdaderamente cautivadoras, para mí especialmente esto es así en la primera parte, donde nos revela cómo un aparente “animal sin importancia” (sí, aunque a veces no queramos reconocerlo) conquistó y superó el vasto mundo conocido; apenas un terreno reducido para la perspectiva del momento.

Este Homo Sapiens descubrió toda una serie de posibilidades que aún en nuestros días, si nos paramos un minuto a revisarlas, nos dejan sin palabras; unas posibilidades quizá más fascinantes que todos los avances científicos y tecnológicos que algunos consideran nuestra única impronta en la existencia.

¿Que en lugar de casi quinientas páginas podría haberlas reducido a trescientas y ser igual de explicativo y sugerente? Sí, pero quizá es una característica del autor y del formato que quiero contrastar con la futura lectura de otros de sus títulos.

Temáticamente, nadie puede negar que es fascinante conocer cómo las acciones del pariente evolutivo más cercano al simio han conseguido todo lo que tenemos ante nosotros, tanto lo bueno como lo malo.

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