Los ritos del agua

Igual que el primero, me atrapó desde sus primeras páginas, peeero he de decir que este pierde la intensidad con el que el primero me mantuvo enganchadísima.
La historia entrelaza capítulos del pasado reciente de Asier con el presente, de tal forma que ambas historias paralelas te enganchan. El pasado contada en varias voces, y el presente siempre a través de la mirada de Unai.
Algo que destaco es que hay personajes del primer libro que parecen que cierran su historia pero siguen apareciendo en esta segunda parte. También la forma tan liviana que tiene de escribir la autora, describe a la perfección toda la escena sin caer en párrafos extremadamente descriptivos y con la acción necesaria para no levantar la vista del libro.
Sin duda, si habéis empezado con la primera parte, tenéis que leer ésta, y si no os animo a leer la trilogía al completo.
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En la línea del primero, esta trilogía no deja de sorprenderme.

La evolución de Unai como personaje en este segundo libro y su relación con sus amigos y su equipo me ha encantado. Además, profundiza un poco más en la vida de personajes como el abuelo y el hermano de Unai, y es una parte que me gusta mucho.

Me ha parecido muy interesante y muy bien trabajada la parte de la mitología celta y la relación con el caso, con Cantabria y el norte de España.



¡Tengo muchas ganas de leer la tercera parte y ver qué más les espera!

Tenía mis dudas sobre la continuación de la trilogía puesto que la consideraba cerrada tras el primer libro, pero de nuevo me he encontrado con una atractiva historia cargada de misterio y giros inesperados altamente recomendable.

Después de haber leído la primera parte de esta trilogía hace apenas una semana, éste me ha resultado un poco más simple:

Por un lado la historia que abarca esta historia me parece muy floja y simplista. No he conseguido engancharme tanto como en los crímenes del anterior volumen de la trilogía

Por otro lado, se han perdido las historias de los personajes, sus sentimientos, ambiciones, etc..

Al final, el único sentimiento latente que aparece en la novela, además de la resolución de los crímenes, es la maternidad y la paternidad.

En esta segunda entrega de las aventuras del inspector Unai López de Ayala, más conocido como Kraken, se suceden una serie de asesinatos rituales que se remontan a los tiempos celtas y que tiene como objetivos a quienes son o serán malos progenitores. Esto hará que el Kraken se vea envuelto en un misterio que se remonta a un verano de su juventud y a un poblado cántabro...

Esta novela mantiene el interés y la intriga desde el primer momento, puesto que el enigma de lo que sucede se muestra ya en el primer capítulo. Alterna la narración entre el presente y el pasado, con lo que nos acercamos a la cuadrilla de Unai y conocemos aspectos de su vida como el nacimiento de este apodo o el suceso que hace que se interese por la vida policial. Todo ello mientras trata de reponerse de lo sucedido en el libro anterior y busca encaminar su relación con la subinspectora Alba, que no estará exenta de problemas.

La autora sabe alternar los tiempos de tal forma que en todo momento deseamos saber lo que sucedió en su día en el pasado veraniego pero también comprender por qué suceden estos crímenes y quienes los perpetran. El desenlace de ello, tras un laberinto de explicaciones y sucesos, hace que el último tramo del libro sea del tirón, esperando que Unai y a quienes quiere se mantengan a salvo de todo.

Colibrí.

Era una relectura, el libro me había gustado la primera vez y me ha encantado esta segunda.
Kraken siendo Kraken, la que menos me sigue gustando es Alba. Golden Girl y Matu me encantan, y el abuelo ya ni os cuento. ♡ La trama me parece original - tanto la parte del pasado, como la del presente - y el ámbito mitológico también, hasta su resolución me pareció bien (casi me da un infartito en algún momento)...

Si os gusto el primer libro de esta trilogía os gustara sin duda este también, aunque para ser sinceros el primero me gusto un poquito mas.
Libro repleto de acción, suspense y como en el primero mucha mitología y leyendas.
Mi personaje preferido sin duda es el abuelo, me encanta.

Me encanto!!! Amo esta saga, Amo a Unai, me gusta cada libro un poco mas y me encanta como escribe la autora, como cuenta la historia, como va elaborándola de modo que no te queda otra que engancharte, me transportan los lugares que elige para contar la historia, en fin no puedo mas que decir que ya estoy deseando leer el tercer libro de esta saga.
El caso de este libro es tan o mas atractivo que el del libro anterior, es buenísimo como la trama te va enredando y llevando para todos lados haciendo 1000 hipótesis distintas por capítulo.
Explico porque no 5 estrellas: la relación Unai - Alba, me falta algo, quiero mas, sobre todo mas del lado de Alba, porque Unai es un divino total y también porque el epílogo me llegó muy rápido, como que el libro se me terminó de golpe.
Igualmente esto no me opaca todo lo que me gustó esta segunda parte de saga, la verdad que esta buenísima y los seguiré recomendando.

Tasio por fin fue liberado de la carga de ser el asesino serial. Con su nueva libertad y junto a su gemelo Ignacio pone rumbo a Los Ángeles, dispuesto a guionizar los asesinatos que encogieron a su ciudad y hacer una serie. Mientras tanto, Unai se entera de algo completamente inesperado: Alba está embarazada. El problema es que ninguno de los dos sabe quién es el padre. En el caso de ser Nancho (el verdadero asesino y ex marido de Alba), la hija que esperan quedará mancillada para siempre pues vivirá con el estigma de ser la hija de un terrible psicópata. Sin embargo, Unai decide que quiere ser su padre y cuidarla como si fuera biológica; desea formar una familia con Alba y esta no quiere hacerse pruebas de paternidad, pues la va a querer igual sin importar quién sea el padre.

En esta felicidad incierta, un nuevo e inquietante asesinato desata el caos. La dibujante de cómic Anabel Lee (Ana Belén Liaño) es descubierta colgando boca abajo de un árbol y con la cabeza sumergida en un caldero celta que ha sido robado de una exposición privada de un museo. Una vez más, el caso afecta personalmente a Kraken que, sin haber superado todavía la muerte de su cuñada Martina, ve a su familia de nuevo en peligro. Por lo que averiguan durante la investigación, ese caso está relacionado con una muerte similar en el pasado, la de Rebeca Tovar, que también estaba embarazada; por tanto, es probable que tanto él como Alba y el bebé en camino están en peligro.

No solo eso, sino que Unai y su cuadrilla, Lutxo, Asier y Jota, coincidieron con ambas víctimas en su adolescencia cuando acudieron a un campamento de verano sobre la historia celta, dirigido por Saúl Tovar, padre de la primera supuesta víctima. A partir de ese momento, Unai se verá involucrado de lleno en este caso que vuelve a tocarle de forma muy personal. Con una afasia aún sin superar debido al disparo en la cabeza que sufrió, su falta de habla le dificultará mucho la tarea, pero su mente de perfilador dará lo mejor de sí mismo para descubrir al culpable que, parece, tiene una relación directa con su pasado.


Mientras que la primera parte de esta trilogía me fascinó y le di una valoración de cinco estrellas sin dudarlo, sentí que esta continuación decayó un poco. Algo que me escamó desde el principio es que, en algunos aspectos, el modus operandi de la trama es igual que en El silencio de la ciudad blanca. Por ejemplo, una vez más está todo relacionado con hechos que pasaron hace veinte años y los crímenes volverán a poner en jaque a Unai y su familia, haciendo que todo lo que ocurra suceda alrededor de la figura protagonista y afectándole de un modo u otro directamente. Me recuerda un poco a la serie de Castle donde, de vez en cuando, los asesinatos que sucedían estaban relacionados con el pasado de la inspectora Beckett. Además, este afán de la autora por utilizar la vida personal de Unai como detonante de algún modo para los casos me parece demasiado surrealista. Puede que una vez funcione, pero dos ya son demasiadas casualidades. Si todo inspector de policía se viera inmerso en el ojo del huracán y sus investigaciones afectaran de una manera tan cruel a su familia, no habría inspectores de policía. La primera vez estuvo bien e interesante, pero usar eso otra vez me resultó un intento forzado por que los lectores tuviéramos empatía con Unai, algo que no hace falta porque es un personaje maravilloso por sí solo.

La pluma de la autora sigue siendo maravillosa y esta vez ha conseguido revolverme el estómago con ciertos pasajes asociados al pasado que han sido terribles. El personaje de Esti me sigue encantando pero le he cogido un poco de tirria a Alba, la verdad. El abuelo me encanta y creo que cuanto más leo de él, más me encariño de su senectud. Por otro lado, el asesino en esta ocasión tampoco me lo esperaba, aunque es cierto que, igual que pasó en el primer libro, en los últimos capítulos empiezas a intuir por dónde van los tiros y, la verdad, descubrir quién es me causó el mismo impacto que la primera vez. Eso es una cosa que me gusta mucho de esta trilogía y es que no te deja indiferente. También quiero destacar la estupenda documentación de esta novela y la manera de narrar, pues parece que estamos pisando las mismísimas calles de Álava y, la verdad, ahora tengo muchas ganas de ir allí de viaje.

Aunque es cierto que le quito un poco de nota por las cosas que he comentado antes, es un digno sucesor de El silencio de la ciudad blanca y, desde luego, deja con ganas de saber más y de cómo continúa la historia.
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Acabado. Un libro que me ha dejado sin palabras, de verdad. Fabuloso cómo escribe la autora @evagarciasaenz, te engancha, da giros increíbles, te cambia tu perspectiva de la historia y quién puede ser el asesin@, hay acontecimientos de la historia que no esperas para nada. A pesar de que puede parecer repetición de la primera novela, El silencio de la ciudad blanca, la verdad es que engancha muchísimo. de verdad que me ha encantado y lo recomiendo. Deseando leer la tercera parte.