—Cuando los ángeles se vuelven malos, Richard, son los peores. No olvides que Lucifer también era un ángel.
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—Cuando los ángeles se vuelven malos, Richard, son los peores. No olvides que Lucifer también era un ángel.
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¿Alguna vez ha tenido todo lo que siempre deseó? ¿Para después descubrir que no era eso lo que deseaba en absoluto?
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Tienes buen corazón. A veces eso es suficiente para mantenerte a salvo allá donde vayas. Pero por lo general no.
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El Marqués siempre había sabido qué clase de persona no deseaba ser, desde pequeño. Bajo ningún concepto habría querido ser Peregrino. No quería parecerse a nadie en absoluto. Él quería ser elegante, escurridizo, brillante y, por encima de todo, lo que quería era ser único. Exactamente igual que Peregrino. |
Siempre me ha parecido que la violencia es el último recurso de los incompetentes, y las amenazas vacuas el último santuario de los ineptos terminales.
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—¿En qué puedo ayudarles? —dijo el lacayo. A Richard lo habían mandado a tomar por culo con más amabilidad y buen humor.
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No digo que vaya a sucederle nada malo, ¿eh? Pero siempre es mejor prevenir que, ya sabe, morir.
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Creí que quería una vida tranquila y normal. No sé, a lo mejor estoy loco. No sé, puede ser. Pero si esto es todo lo que hay, entonces no quiero estar cuerdo.
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La belleza está en el ojo del que mira.
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El niño habló con la colosal arrogancia que solo poseen los mayores genios del arte y todos los niños de nueve años.
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Cuando su padre envió a Coraline a contar los objetos azules, las puertas y las ventanas, ¿Cuantas contó de cada una?