sangre y whisky corrían libremente por sus venas.
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sangre y whisky corrían libremente por sus venas.
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si en esos momentos él tenía mi vida en sus manos, yo tenía su alma y lo sabía.
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—Nada podrá hacerte daño mientras haya aliento en mi cuerpo, a nighean donn . Nada.
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No obstante, lo que sentía ahora no era lascivia, ni siquiera la necesidad de compañía anímica. Quería cubrirla con su cuerpo, poseerla, pues de ese modo podía fingir que ella estaba a salvo.
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Jamie no temía morir con ella, por fuego o de cualquier otra manera; lo que temía era vivir sin ella.
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Un escocés de las Tierras Altas era por sí solo un guerrero; pero el más poderoso de los hombres no pasaba de ser un hombre.
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Sin embargo, ella estaba una vez más en sus brazos, luz y sombras, escondida la cara, lustroso el cuerpo. En aquel entonces la había encontrado líquida y fundida, húmeda de verano. Ahora su piel estaba fría como el mármol, salvo donde él la tocaba… y aun así el verano perduraba en la palma de su mano, allí donde entraba en contacto con ella, dulce y untuosa, cargada con los secretos de una noche calurosa y oscura. Había sido lo adecuado, se dijo, que esos votos se hubieran pronunciado al aire libre, como los primeros: parte del viento y la tierra, del fuego y el agua.
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—Rendimos tributo a nuestras mujeres —dijo, alzando la taza sucesivamente hacia Brianna y Marsali y luego hacia mí. Una breve sonrisa le tocó los labios—. Pues ellas son nuestra fortaleza. Y nuestra venganza contra los enemigos será, al final, la venganza de la cuna. Slàinte!
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Y nunca me ha interesado mucho Aristóteles, sabiendo que, en su clasificación del mundo natural, situaba a las mujeres por debajo de los gusanos. —Seguro que no estaba casado. —La mano de Jamie descendió lentamente por mi espalda, palpando los nudos de la columna a través de la camisa—. De lo contrario, habría detectado los huesos. |
Jamie, como su nieto, también era una esponja, reflexioné al verlo ir de un lado a otro completamente desnudo y despreocupado. Lo absorbía todo, y parecía capaz de entenderse con cuanto le tocara en suerte, por extraño que fuera a su experiencia: Potros maniáticos, sacerdotes secuestrados, criadas casaderas, hijas tozudas y yernos paganos. Lo que no podía vencer, burlar o alterar, simplemente lo aceptaba, igual que la esponja aceptaba a su concha incrustada.
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Gregorio Samsa es un ...