Emma trataba de saber lo que significaban justamente en la vida las palabras ; felicidad, pasión, embriaguez, que tan hermosas le habían parecido en los libros
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Emma trataba de saber lo que significaban justamente en la vida las palabras ; felicidad, pasión, embriaguez, que tan hermosas le habían parecido en los libros
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Necesitaba sacar de las cosas una especie de provecho personal; y rechazaba como inútil todo lo que no contribuía al consuelo inmediato de su corazón,
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El amor fue apagándose por la ausencia, la costumbre ahogó la añoranza; y aquel fulgor de incendio que teñía de púrpura su cielo pálido se cubrió de sombras y esfumó paulatinamente
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Era tal la indiferencia con que consideraba ahora cuanto había a su alrededor, y tenía a un mismo tiempo palabras tan afectuosas, miradas tan altivas y modales tan variados, que ya no era posible distinguir el egoísmo de la caridad, ni la corrupción de la virtud.
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En su deseo se confundían las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres con las delicadezas del sentimiento...
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Pero un infinito de pasiones cabe en un minuto, como una multitud en un espacio pequeño.
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Porque unos labios libertinos o venales le hubieran susurrado frases por el estilo, ahora apenas era capaz de apreciar el candor de las de Emma. Habría que erradicar, pensaba, los discursos exagerados que, a fin de cuentas, sólo sirven para encubrir afectos mediocres. Como si la plenitud del alma no se desbordara a veces en metáforas de lo más vanas, ya que nadie puede dar nunca la exacta medida de sus necesidades, conceptos o dolores, siendo como es la palabra humana semejante a un caldero cascado a cuyos sones hacemos bailar a los osos cuando pretendíamos conmover a las estrellas.
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La añoranza se asfixió bajo el hábito.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises